La paradoja Muface: por qué puede cuadrar a Asisa lo que arruinaría a DKV y Adeslas
Asisa valora estar en el concierto y estudia soluciones con el Gobierno. Adeslas y DKV ya han anunciado su renuncia porque no les salen los números
Los ejecutivos y técnicos de las tres aseguradoras que aún están en Muface han hecho números contrarreloj, y los resultados no son homogéneos. Adeslas y DKV han considerado que la mutualidad de 1,5 millones de funcionarios y familiares es una ruina pese a la subida del 33,5% en la remuneración para los próximos tres años, mientras que Asisa apura su análisis y busca fórmulas con el Gobierno para poder mantenerse y salvar Muface, tal y como publicó este medio ayer.
Los números son muy diferentes. Para Adeslas y para DKV, las estimaciones abocan a pérdidas millonarias que no están dispuestos a soportar. Asisa, por su parte, aún no tiene claro si puede sostener por sí sola Muface y, además, si podría limitar de algún modo los números rojos que también sufriría. A cambio de asumir esas pérdidas, dispararía de forma sustancial su cartera de asegurados.
Hay que tener en cuenta que Asisa es propiedad de Lavinia, una cooperativa sanitaria cuyos dueños en última instancia son 10.000 médicos. Asisa trabaja con un cuadro médico y hospitales concertados, compartidos en la mayoría de casos con el resto de aseguradoras, pero también tiene su propia red hospitalaria, el Grupo HLA, con 18 hospitales y 49 centros médicos.
En última instancia, la cartera de asegurados de Asisa garantiza trabajo a los médicos que son dueños de la entidad. Como cooperativa, el objetivo no es maximizar beneficio y repartir dividendos, sino crecer o, cuanto menos, mantener el nivel de trabajo para los cooperativistas. Asisa generó el año pasado primas por 1.488 millones, un 4% más que el año anterior, con tres millones de asegurados, pero con esas cifras el beneficio se limitó a siete millones de euros.
Sin embargo, Muface ha sido deficitario para Asisa, que ha podido compensar los números rojos de 113 millones en los dos últimos años con los beneficios generados con el resto de los asegurados. Por eso, la entidad debe hilar fino en los próximos días antes de tomar una decisión sobre su continuidad en Muface, que se espera que se produzca a última hora, al borde de que expire el plazo el próximo 15 de enero.
Asisa está haciendo cálculos sobre la viabilidad financiera con el asesoramiento de McKinsey, por una parte, y sobre las capacidades, por otra, para triplicar el número de personas asistidas a través de Muface. Actualmente, cuenta con una cuota cercana al 35%, en torno a 500.000 personas de la mutualidad. Si sigue en solitario, triplicaría esta cifra y aumentaría en un 33% su número total de personas aseguradas, desde tres millones hasta cuatro millones.
Para la parte de capacidades, según fuentes al tanto de las interacciones entre el ministerio de Función Pública y el sector asegurador, está habiendo conversaciones para resolver dudas crecientes y para buscar fórmulas para garantizar la continuidad de Muface con una única aseguradora, Asisa. Estas apuntarían a un cambio en el perímetro de funcionarios atendidos, incentivando una reducción del número de funcionarios en Muface, o un periodo de transición. La parte financiera es también complicada. Asisa aumentaría su capacidad de negociación con los proveedores, aunque como muchos son sus propios cooperativistas, no es una aseguradora especialmente agresiva en los contratos. Por otro lado, no es lo mismo afrontar pérdidas sobre una cartera de 500.000 personas que sobre otra de 1,5 millones de personas.
La aseguradora de los cooperativistas tiene ahora que ver qué números rojos proyecta el próximo concierto y si puede asumirlos con el triple de asegurados. Aunque Asisa no tiene un objetivo de maximizar beneficios, tampoco puede asumir pérdidas cuantiosas y repetidas en el tiempo. Aun así, las cuentas podrían salir. Además, su cartera de usuarios de Muface tiene una edad mayor, lo que provoca mayor coste por más siniestralidad. Esto es, más uso. Pero el ajuste del nuevo concierto de Muface se focaliza en tramos de edad, haciendo hincapié en mejorar la retribución por personas más mayores.
La nueva licitación es de 4.134 millones entre el 1 de abril de 2025 y el 31 de diciembre de 2027 para los funcionarios en territorio nacional, y 71,6 millones para los mutualistas en el exterior. Se pagarán primas que van desde los 42,86 euros mensuales en el tramo de 15 a 44 años de edad hasta los 260,96 euros para los mayores de 74 años en el primer año, creciendo un 4,3% durante los tres años del concierto.
El nuevo pliego aumenta el pago a las aseguradoras en un 33,5% respecto al concierto actual, frente al 17% propuesto en octubre, cuando las tres entidades lo dejaron desierto. No obstante, ahora el ministerio dirigido por Óscar López optó por hacerlo para tres años, en vez de dos años, lo que no ha gustado a ninguna aseguradora porque añade incertidumbre sobre la evolución de los costes y porque aumenta el envejecimiento de la cartera, aumentando también por esta vía los gastos por mayor siniestralidad esperada.
Estos números no han cuadrado ni a DKV ni a Adeslas, a las que además se aplica la normativa contable IFRS17, que obliga a imputar las pérdidas previstas de un contrato en su inicio. DKV comunicó este jueves su renuncia, algo que era un secreto a voces. La aseguradora de Munich RE, con una cuota en torno al 20% en Muface, había pedido un aumento del 40% desde hace meses, y la propuesta de Función Pública está muy lejos.
La aseguradora critica que sufrió pérdidas de 70 millones en el anterior concierto, y que en el nuevo, con la normativa contable IFRS17, tendría que asumir números rojos de entre 70 y 100 millones. En octubre, con el pliego anterior, dijo que las pérdidas estimadas eran de 74 millones. El hecho de que apenas haya cambios en la propuesta de Muface reduce el impacto de la mejora en DKV, ya que esta aseguradora tiene una cartera más joven que el resto, y como la nueva licitación centra la mejora en los mayores, apenas supone cambio para la compañía.
En el caso de Adeslas, comunicó antes del final del año su renuncia, después de haber perdido 256 millones en los tres últimos años, estimación auditada por Deloitte. Adeslas estimó que sufriría pérdidas de 250 millones en los próximos tres años.
La aseguradora es propiedad de Mutua Madrileña y de CaixaBank, y su objetivo sí es maximizar el beneficio, lo que impide seguir en Muface. Para la entidad ha sido un problema que el nuevo concierto sea de tres años, en vez de dos, y considera insuficiente la mejora. Adeslas, con más del 45% de usuarios de Muface, es líder en la mutualidad.
Los ejecutivos y técnicos de las tres aseguradoras que aún están en Muface han hecho números contrarreloj, y los resultados no son homogéneos. Adeslas y DKV han considerado que la mutualidad de 1,5 millones de funcionarios y familiares es una ruina pese a la subida del 33,5% en la remuneración para los próximos tres años, mientras que Asisa apura su análisis y busca fórmulas con el Gobierno para poder mantenerse y salvar Muface, tal y como publicó este medio ayer.