Más que un Starlink europeo: la UE lanza un programa espacial histórico por 10.000 millones
Iris2 aspira a ir más allá. Será la primera línea de defensa del bloque y un paso decisivo en la construcción de una plena autonomía estratégica que obliga, irónicamente, a empezar la casa por el tejado
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La Unión Europea lanzó oficialmente este mes de diciembre Iris2, uno de los programas espaciales más ambiciosos en la historia del bloque. El proyecto prevé poner en órbita una constelación de 260 satélites para dotar a ejércitos, gobiernos y empresas de comunicaciones seguras de grado militar. Aunque muchos lo han simplificado como una suerte de Starlink europeo. Pero el sistema, valorado en más de 10.000 millones de euros, aspira a ir más allá y convertirse en un pilar clave de la autonomía estratégica europea. Uno que obliga, irónicamente, a empezar la casa por el tejado.
El consorcio SpaceRise, en el que participan la española Hispasat y su filial de defensa Hisdesat, coordina este proyecto faraónico para diseñar y explotar la red de satélites durante los próximos 12 años. El plan contará con unos 6.550 millones de euros de fondos públicos, mientras que las compañías tendrán que aportar los 4.000 millones de euros restantes. Hispasat informó que su contribución podría ascender a cerca de 600 millones de euros. La francesa Eutelsat será el mayor inversor privado del proyecto con 2.000 millones, mientras que otros socios son la multinacional europea Airbus, la alemana Deutsche Telekom, la italiana Telespazio y la francesa Thales.
"Hoy no solo estamos lanzando un proyecto de satélites. Estamos lanzando una visión. La visión de una Europa más fuerte, más conectada y más resiliente", dijo el nuevo comisario de Defensa y Espacio, Andrius Kubilius, en el acto de presentación. "Iris2 demuestra la determinación y el compromiso de la Unión para reforzar la posición global de Europa en el espacio, tanto en términos de seguridad como de competitividad, en beneficio de nuestros gobiernos, empresas y ciudadanos", añadió el ex primer ministro lituano en una de sus primeras apariciones públicas tras la confirmación del ejecutivo de Ursula von der Leyen.
La constelación Iris2 (siglas de Infraestructura de Resiliencia, Interconectividad y Seguridad por Satélite) estaría operativa para principios de 2030. La idea de tener una infraestructura satelital estratégica común llevaba años debatiéndose en el seno del bloque, sin llegar a concretarse por las clásicas desavenencias entre las capitales, con prioridades militares, industriales y políticas muy dispares. De hecho, Iris2 llevó dos años de debates y duras negociaciones antes de recibir luz verde.
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Por eso, una de las críticas más repetidas es la de que el sistema llega demasiado tarde (y demasiado caro) frente a la competencia privada de Elon Musk. Además, muchos analistas temen que la participación de tantas compañías (en total son 11 de ocho países) aumente el riesgo de sobrecostes y retrasos. Incluso han proliferado los memes y chistes en redes sobre el desfase entre ambos, ya que el lanzamiento de la iniciativa europea coincidió con el récord de Starlink, que ya cuenta con más de 7.000 satélites en órbita y lleva tres años ofreciendo cobertura global (más de 100 naciones y territorios).
Los defensores del proyecto insisten en que Iris2 y Starlink son sistemas muy distintos; empezando porque una red es público-privada orientada a la soberanía y seguridad regional frente a una compañía propiedad de un individuo, con foco en ofrecer internet comercial. También se basan en diferentes infraestructuras, ya que Iris2 es una constelación híbrida, combinando satélites de órbita baja (LEO), media (MEO) y geoestacionaria (GEO); mientras que la estadounidense está compuesta en su totalidad por satélites de baja órbita.
Espacio militar en tiempos de guerra
El diseño europeo ambiciona, además, incorporar encriptación cuántica para comunicaciones ultraseguras en defensa y seguridad. SpaceX, también encriptado, prioriza la alta velocidad y una baja latencia para el uso comercial de redes. Hay que apuntar a que el sistema de Musk, magnate de origen sudafricano y canadiense, ha sido utilizado en escenarios de guerra, como en Ucrania, donde ha sido vital para enfrentar la invasión rusa.
Expertos apuntan a que, con estas diferencias sustanciales, los cálculos que se han difundido en redes sobre el "costo por satélite" es engañoso y que una comparación más apropiada sería Starshield. Esta será la versión militar de Starlink en la que el Pentágono, espoleado por el lanzamiento la constelación china, tiene planes de invertir más de 13.000 millones de dólares para potenciar y blindar sus comunicaciones satélite.
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En los últimos años, la cooperación entre SpaceX y el sector militar se ha incrementado sustancialmente. En 2021, la firma recibió un contrato de 1.800 millones de dólares de la Oficina Nacional de Reconocimiento para desarrollar sistemas satelitales de inteligencia y vigilancia de última generación. Además, Starlink provee servicios de comunicaciones seguras a la Fuerza Aérea estadounidense desde 2023 (a un coste de 70 millones de dólares anuales).
Este programa, de hecho, supone un balón de oxígeno para la atribulada industria espacial europea, que está sufriendo en la transición de enormes satélites de comunicaciones en órbita geoestacionaria (a una altitud de 36.000 km) a las constelaciones de pequeños aparatos a baja órbita (a una altitud de unos 2.000 km). Tanto Airbus como Thales han anunciado despidos y recortes en sus divisiones de satélites ante el declive del negocio e incluso ha habido fuertes rumores de fusión.
En su ya célebre informe, el ex primer ministro italiano Mario Draghi, resaltó cómo la banda ancha por satélite de Musk era un elemento "disruptor para los operadores y fabricantes (satelitales) europeos", cuyas ventas y exportaciones están en mínimos de 15 años.
'Satélites tractores'
Desde la Comisión Europea valoran que el proyecto generará un efecto tractor sobre el sector espacial europeo a varios niveles. "Este es un paso importante hacia la soberanía y la conectividad segura de Europa", celebró la Comisión Europea. "Esta colaboración pone de relieve el compromiso con la competitividad y la innovación, garantizando que las pequeñas y medianas empresas y los nuevos participantes en el mercado tengan oportunidades dentro de la cadena de suministro", defendió el Ejecutivo comunitario este lunes.
Los socios industriales han celebrado también que en este proyecto se esté contando con el sector privado desde el primer momento, siguiendo así el ejemplo de Estados Unidos y la NASA. Hasta ahora, el Ejecutivo comunitario mantuvo a la industria en un segundo lugar en sus anteriores proyectos satelitales, como Galileo (el sistema de navegación) y Copernicus (la mayor red de observación satelital del mundo), centrándose en que se tratara de un servicio público. Iris2 viene a completar este trípode espacial al abordar la conectividad y seguridad del bloque.
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Por eso, una de las particularidades del proyecto es que las adjudicaciones de los numerosos contratos que generará Iris2 serán licitadas buscando la oferta más competitiva, en vez de asignarse a compañías de los países que más financiación aporten. "Me encantaría tener una gran carga de trabajo en Francia, pero eso no está garantizado. Si Thales o Airbus quieren una gran carga, tendrán que presentar ofertas muy buenas y muy competitivas", aseguró Philippe Baptiste, presidente de la agencia espacial francesa CNES, al Financial Times.
La Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés), que tendrá un papel central en el plan, ha destacado el objetivo de lograr un “acceso ininterrumpido a servicios seguros de conectividad gubernamental que prestará servicios comerciales de alta gama”, mostrando que desde el espacio público también se busca la viabilidad económica a largo plazo del sistema.
"Es un proyecto para poner a Europa en la vanguardia de las tecnologías de comunicación por satélite", aseguró el presidente de Hispasat, Pedro Duque, en una entrevista con Radio Nacional. "Hay que entender que tener comunicaciones de alta velocidad y bajo retardo en cualquier parte del mundo puede suponer un factor decisivo en seguridad, defensa y emergencias", agregó.
La Unión Europea lanzó oficialmente este mes de diciembre Iris2, uno de los programas espaciales más ambiciosos en la historia del bloque. El proyecto prevé poner en órbita una constelación de 260 satélites para dotar a ejércitos, gobiernos y empresas de comunicaciones seguras de grado militar. Aunque muchos lo han simplificado como una suerte de Starlink europeo. Pero el sistema, valorado en más de 10.000 millones de euros, aspira a ir más allá y convertirse en un pilar clave de la autonomía estratégica europea. Uno que obliga, irónicamente, a empezar la casa por el tejado.