La pasta es harina y agua: por qué cada vez compramos más la que viene de Italia
España ha duplicado las compras de pasta a Italia. Si en 2013 las importaciones se situaban en las 34.200 toneladas, en 2023 ascendieron hasta las 71.000 toneladas
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Harina, agua y, en ocasiones, huevo. Estos son los tres ingredientes que se necesitan para elaborar la pasta. Son productos fáciles de conseguir en un país con clima mediterráneo como España, pero cada vez importamos más macarrones o espaguetis desde Italia, que es con diferencia el principal productor del mundo. Su histórica reputación tiene mucho que ver, aunque también entran en juego otros factores geopolíticos y los cambios en los hábitos de consumo.
En la última década, España ha duplicado las compras de pasta a Italia. Si en 2013 las importaciones se situaban ligeramente por encima de las 34.200 toneladas, en 2023 ascendieron hasta las 71.000 toneladas, según los últimos datos de comercio exterior del Ministerio de Economía, Comercio y Empresa, que incluyen pasta seca, rellena y cuscús. Se trata de una industria que hace diez años movía 62,5 millones de euros y que ahora supone 173 millones.
Este incremento exponencial de las compras a Italia convive con un aumento progresivo de la producción nacional. De hecho, España es el segundo país de la Unión Europea en elaboración de pasta, con casi medio millón de toneladas fabricadas el año pasado, de acuerdo con los datos de Eurostat. Aunque lo cierto es que apenas supone el 8% de la producción de todo el bloque comunitario, mientras que Italia representa el 68% con 4,2 millones de toneladas.
La cuestión es que, aunque se elabore de la misma manera, "la pasta es italiana por definición", como explica el profesor colaborador del Departamento de Dirección General y Estrategia de Esade, Joan Riera. Es decir, que el consumidor prefiere comprar los tortellinis fabricados en territorio transalpino que en España, a pesar de que la etiqueta muestre ingredientes idénticos, porque "hay un elemento de autenticidad".
Riera destaca que los italianos "han trabajado muy bien su posicionamiento como marcas premium". No solo porque cuenten con varias Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP), como la pasta de Gragnano, sino que han sido capaces de diferenciarse para que se elaboren sus productos allí. En cambio, España está más especializada en el posicionamiento masivo para nutrir a las marcas blancas de algunas de las principales cadenas de supermercados.
Así se explica que, entre otros ejemplos, Ebro Foods, el mayor grupo alimentario de España que tiene al Gobierno entre sus principales accionistas, adquiriese en 2018 el 70% de Bertagni, una empresa italiana con la marca de pasta rellena más antigua. O que Cerealto Siro Foods también cuente con una filial allí para producir la pasta que luego comercializa en España, en su caso trabajando para la marca blanca de algunas cadenas como Carrefour. Además, las marcas italianas han sabido establecer alianzas estratégicas con los distribuidores españoles, como La Molisana, facilitando su presencia en los estantes.
Joan Riera destaca que los italianos "han trabajado muy bien su posicionamiento como marcas 'premium"
El alza de las importaciones desde Italia también está directamente relacionado con un aumento del consumo de pasta en España. "Se ha incrementado porque es relativamente cómoda de preparar y es dieta mediterránea, lo que da una percepción de saludable", explica el profesor. Y así lo reflejan también los datos del Ministerio de Agricultura, que apuntan a que cada persona va a comer una media de 4,14 kilos de pasta durante este año, lo que supone un incremento del 2,8%.
La forma más sencilla de cubrir ese aumento de la demanda es acudir a Italia, que "cuenta con muchas más fábricas de producción que operan con economías de escala", como apunta el socio de Bain & Company, André Carvalho. Ese contexto les permite conseguir una significativa reducción de los costes, aunque luego tengan que pagar los gastos de transporte.
Sin embargo, España no se queda atrás. "Cada vez más empresas locales están produciendo a gran escala con alta eficiencia, y los avances en las variedades de trigo duro cultivadas aquí han mejorado notablemente la calidad del producto nacional", remarca Carvalho. No obstante, es cierto que las persistentes sequías han dificultado la producción de trigo en nuestro país, creando desafíos para los productores internos.
El alza de las importaciones desde Italia también está directamente relacionado con un aumento del consumo de pasta en España
Italia, en cambio, ha logrado mantener la producción gracias a su histórica dependencia del trigo duro importado. "Este enfoque permite a los productores italianos mantener altos volúmenes de producción y satisfacer la demanda internacional", apunta el experto. Además, muchas marcas italianas utilizan trigo importado de Canadá y Estados Unidos para complementar su producción, lo que relativiza la aparente exclusividad de sus materias primas.
Harina, agua y, en ocasiones, huevo. Estos son los tres ingredientes que se necesitan para elaborar la pasta. Son productos fáciles de conseguir en un país con clima mediterráneo como España, pero cada vez importamos más macarrones o espaguetis desde Italia, que es con diferencia el principal productor del mundo. Su histórica reputación tiene mucho que ver, aunque también entran en juego otros factores geopolíticos y los cambios en los hábitos de consumo.