Cuidar al niño todas las Navidades por 180 euros: el auge de las guarderías encubiertas
Proliferan las salas de celebración de fiestas que amplían sus servicios al cuidado de niños durante todo el día. Algunos centros no cumplen con la normativa de sus comunidades
Allan y Sara son una pareja de colombianos que llegó a España en 2011. Él trabaja en una conserjería en el sur de Madrid, ella ciuda a un anciano en un pueblo del norte. A las 9 de la mañana, cuando arranca la jornada laboral de ambos, están a más de 80 kilómetros de distancia. En medio, Aurora, la hija de dos años de la pareja. No tienen familiares en la ciudad con los que dejarla y tampoco el dinero suficiente para pagar una guardería.
Como muchas otras parejas de los barrios humildes de las ciudades, han encontrado la solución en las salas de fiestas para niños. No son guarderías ni ludotecas, sino unos locales que surgieron hace una década para celebrar cumpleaños y que han ido degenerando en locales para aparcar a los más pequeños. Por las mañanas, Sara deja a Aurora en un local de Puente de Vallecas que cuenta con piscina de bolas, teatro de marionetas y paredes acolchadas.
Es un bajo comercial, de no más de 100 m2, con las paredes pintadas en rosa y verde pistacho. Allí dan de comer a la niña, le dejan dormir la siesta y la mantienen entretenida hasta que a Allan va a buscarla a las 9 de la noche. De su colegio, dice Allan, van casi todos los niños. "Al principio creíamos que era de los mismos dueños que el cole, pero luego vimos que no. Da igual, ella está encantada de pasar aquí las vacaciones".
A esa hora se congregan, cada día, decenas de padres en la puerta de la sala. Son en su mayoría trabajadores de origen latino que aparcan sus furgonetas en la puerta. Ante las preguntas de la prensa a los responsables, la versión oficial es que se trata de un cumpleaños; la realidad es que, como Aurora, decenas de niños se pasan las vacaciones en estos locales, que cobran un tercio de lo que costaría una guardería. La que llevan a Aurora, por ejemplo, les pide solo 180 euros por tener a la niña todas las navidades. "No podemos pagar los 500 ó 600 euros que cuesta una guardería, si no estuviese este local, tendríamos que dejar a la niña con unos amigos", dice Allan a este periódico.
Según la normativa, para que Aurora estuviese en esa sala, tendría que estar uno de sus padres presentes todo el tiempo. A diferencia de las guarderías, estos espacios no están pensados para menores de cuatro años, edad a partir de la que podrían estar solos. Es solo un elemento en torno al descontrol que existe en torno a estos negocios, que evitan el término ludoteca, lo que en realidad son, porque eso les obligaría a cumplir con una normativa más exigente.
Las ludotecas intentaron sustituir a las guarderías y ahora los parques de fiestas lo hacen con las ludotecas
Este periódico se ha hecho pasar por un padre interesado en estos espacios para encontrar un panorama desolador, desde sótanos sin luz natural a locales en los que la mitad del recinto está dedicado a una barra para que los padres tomen algo mientras esperan, sin licencia de hostelería. Se sirve comida basura, en muchos exclusivamente, y en otros se juntan cumpleaños con niños sueltos que no están integrados en el juego.
En un parque infantil en Carabanchel, varios niños de menos de 5 años juegan solos en una sala decorada con personajes de Disney. Se les puede ver desde la calle, a través de las rejas del bajo, y cualquier viandante podría acercarse e interaccionar con ellos. Dentro, hay otras tres salas, con más niños, todas ellas controladas por una sola persona. Ante nuestras preguntas, indica que es posible alargar la hora de cierre el tiempo que sea necesario, e incluso el niño puede pernoctar en su casa si surge algún problema. "Lo hacen muchos... ya sabes, la gente acaba de trabajar, se toma un par de tragos y se olvida de la hora", dice.
La mayoría de las visitadas no tienen a ninguna persona licenciada en el ámbito de la educación, contraviniendo la normativa de Madrid: "El personal destinado al cuidado de los niños en los centros regulados en este libro, contará con la titulación de técnico superior en educación infantil o grado equivalente, o monitor de tiempo libre educativo infantil o equivalente en centros de recreo y esparcimiento infantil".
Ante estas circunstancias, muchos parques infantiles han optado por eliminar sus páginas web para esconder su oferta. La única forma de conocer las tarifas y el local es personarse o llamar a los teléfonos móviles que muestran en sus fachadas. Otra práctica habitual consiste en borrar reseñas en las redes sociales en los que se apremia a dejar a los niños todos los días, porque rompen la ilusión de lugar destinado a celebraciones.
Desde hace décadas la demanda de guarderías supera la oferta, especialmente en las grandes ciudades. A principios de siglo surgieron las ludotecas, que no se regularon hasta que en 2008 un bebé perdió la vida por una imprudencia del personal de una ludoteca en Barcelona. Poco a poco, comunidades autónomas y municipios fueron imponiendo requisitos a este tipo de negocios hasta acercarlos a los de las guarderías. Para evitar la regulación han ido surgiendo los parques infantiles, que en principio solo deberían usarse para celebraciones, bajo la vigilancia de los padres y el personal.
Desde la Asociación Mundial de Educadores Infantiles AMEI-WAECE recuerdan que el lugar ideal para el cuidado de un niño de menos de 4 años sigue siendo las guarderías al "al ser el lugar adecuado para niños de 0 a 3, ya que estará expresamente pensado para este menester, y atendido por los profesionales con la debida formación. Por otra parte, al tener que pasar inspecciones educativas, nos garantizan un correcto funcionamiento".
Allan y Sara son una pareja de colombianos que llegó a España en 2011. Él trabaja en una conserjería en el sur de Madrid, ella ciuda a un anciano en un pueblo del norte. A las 9 de la mañana, cuando arranca la jornada laboral de ambos, están a más de 80 kilómetros de distancia. En medio, Aurora, la hija de dos años de la pareja. No tienen familiares en la ciudad con los que dejarla y tampoco el dinero suficiente para pagar una guardería.