Más líos en el SkyBar del Madrid: el 'Buitre', una empresaria anónima y aroma de reventa

Florentino Pérez ha dado orden a Manuel Redondo, el jefe de Presidencia del Real Madrid y persona de absoluta confianza, de solucionar antes de acabar el año el escándalo del SkyBar del Santiago Bernabéu, el superpalco VIP con 200 butacas de lujo del nuevo estadio y que tantos dolores de cabeza le está dando al club. Especialmente porque los más allegados de Florentino han descubierto una presunta trama de tráfico de butacas, a 40.000 euros por asiento, todo incluido, de los administradores a los que el club le dio la licencia del local.

Según documentación a la que ha tenido acceso El Confidencial, Anastia Gourmet Hostelería, la empresa a la que el Real Madrid dio la explotación del SkyBar, vendió a principios de agosto de este año 50 Experiencias de Palco VIP para todos los partidos de la temporada 2024-2025 a una empresa denominada Offbeat Investments por un millón de euros. En el contrato se establece que el coste de cada butaca asciende a 20.000 euros (IVA incluido).

Dado que se estima que se jugarán unos 25 partidos en la campaña, estamos hablando de 800 euros por disfrutar del Real Madrid en el Sky Bar, en lo que el club denomina "la joya de la corona" del nuevo Bernabéu. Un importe que permite al cliente acceder 90 minutos antes del silbido inicial, "con copa de bienvenida, catering de alta cocina con maridaje, regalos exclusivos y acceso a Le Club hasta una hora después de cada partido". Eso es lo que pagó Offbeat Investments, empresa cuyo apoderado es Fernando López Herrero, pero cuya dueña real sería una empresaria de etnia gitana de nombre Jennifer, con presuntamente negocios de venta de coches de lujo.

Así lo aseguran fuentes conocedoras de esa negociación, por la que Offbeat Investments adelantó 200.000 euros en agosto y acordó abonar otros 300.000 euros el 5 de septiembre. Los 500.000 restantes, en febrero de 2025. Pero, al no poder disfrutar de sus asientos VIP al estar el Sky Bar cerrado a cal y canto, la señora, asesorada por Marcos García Montes, abogado habitual de muchos famosos, ha reclamado la devolución del dinero ante el incumplimiento de Anastia, que en el momento de la firma del acuerdo estaba administrada por Julio Mañas y Javier Utande.

Antes, en abril, Mañas y Utande le habían vendido cuatro experiencias VIP similares, llamadas Diamond, a Occulus Eyes Solutions, una pequeña empresa de 12 millones de ventas. Occulus acordó pagar 160.000 euros más IVA por la temporada, a 40.000 euros por cabeza, más del doble de lo que había acordado la sociedad de la tal Jennifer. Una diferencia —1.600 euros por partido, frente a los 800 de Offbeat— que ha llevado a los dueños de Occulus a considerar que han sido estafados y demandar a Anastia, según ha confirmado Javier Coterillo, uno de los socios.

El abogado de Coterillo es Roberto Gayoso, amigo personal de Emilio Butragueño, el responsable de las Relaciones Institucionales del Real Madrid, al que comunicó esta presunta irregularidad. Gayoso es un reconocido especialista en derecho penal y deportivo, que ha resuelto conflictos en todas las instancias deportivas de federaciones nacionales, UEFA, Cámara de Resolución de Disputas FIFA y TAS (Tribunal Arbitral du Sport). Y sobre todo, muy cercano a José Manuel Otero Lastres, uno de los directivos del Real Madrid más próximos a Florentino.

En los contratos con Sky Bar se especificaba con claridad que quedaba "prohibida" la "reventa sin previa autorización"

Tras ser informado, Butragueño avisó rápidamente a los servicios jurídicos del club, que ya han tomado cartas en el asunto con el objetivo de determinar si están ante una posible actividad ilícita tan vieja como el fútbol: la reventa. Pero esta vez, de la superexclusiva: la VIP. En los contratos con Sky Bar se especificaba con claridad que quedaba "prohibida" la "reventa sin previa autorización". Más aún, se subraya que "la denuncia por parte del Real Madrid de la constatación de este hecho lleva consigo la cancelación automática del contrato, perdiendo el cliente las experiencias sobre los partidos restantes y sin derecho de devolución del pago de las que pierda".

Sin embargo, ni Butragueño, ni Otero Lastras, ni Manuel Redondo han sido capaces de solucionar todavía un embrollo que también afecta a un vicepresidente del club, Eduardo Fernández de Blas, otro gran amigo de Florentino, que sí ingresaba de Anastia, según las facturas a las que ha tenido acceso este periódico.

Pero como ocurre con la Superliga y la Champions, el Balón de Oro de Vinicius, la Liga de Javier Tebas, los conciertos o el parking, la versión oficial es que la culpa siempre es de los enemigos del Real Madrid, la institución deportiva más laureada del mundo. Nunca del presidente, ni de su banquero de confianza, Anas Laghari, que ya ha contratado a algún familiar del presidente en su firma de inversión, Key Capital.