La banca pone el foco en la rentabilidad para avivar su cruzada contra el impuesto
Las entidades asumen que tributarán en 2025, pero quieren iniciar ya la pelea para evitar que, después, siga adelante y que sea permanente
Los bancos quieren evitar dejar en stand by sus quejas sobre el impuesto y encontrarse con sorpresas negativas, como ha ocurrido este año, reaccionando tarde ante un nuevo tributo previsto para los próximos tres años. Además, los bancos y las patronales AEB y CECA estudian recurrir el tributo, como ya hicieron con el anterior. La impugnación sigue pendiente en el Constitucional.
La banca quiere mantener viva la crítica en todo momento, con una cruzada para intentar no tributar durante los tres ejercicios o, al menos, evitar que se convierta en permanente. El PSOE pactó con los grupos de izquierda y con las formaciones nacionalistas un nuevo impuesto, diferente al anterior, que grava los ingresos en España por la suma del margen de intereses neto y las comisiones netas.
El sector ha puesto el foco en la rentabilidad para criticar el impuesto. Los beneficios de los bancos españoles han alcanzado niveles récord en los últimos trimestres, gracias a las subidas de tipos de interés de 2022 y 2023. Ahora esperan mantener un aumento de las ganancias con crecimiento, aunque el BCE haya iniciado una etapa de recortes de tipos, y la curva del euríbor apunte a un 2% el próximo año.
El argumento de los bancos es que los beneficios se han conseguido porque se han ampliado los perímetros a raíz de las fusiones de los últimos 15 años, pero la rentabilidad está lejos de máximos históricos. El retorno sobre fondos propios (ROE) es del 14% en la banca española, frente al 18% del Ibex.
El diferencial podría ampliarse el próximo año con las bajadas de tipos. También se observa esta brecha en la rentabilidad sobre el activo (ROA), que en la banca oscila entre el 0,75% y el 1%, mientras que en las empresas no financieras está por encima del 5%. Precisamente, los bancos usan esta diferencia para explicar que necesitan gestionar mucho más activo que otras empresas para obtener beneficios. Por ello, las entidades cuentan con un mayor tamaño medio que en otros sectores, lo que hace que las ganancias sean más elevadas.
Los bancos quieren avivar su cruzada contra el impuesto y mantenerla viva en todo momento, a la espera de encontrar un resquicio en el Congreso para que se tumbe el nuevo impuesto o, al menos, que no se prolongue después de los tres ejercicios previstos.
Hacienda incrementará su recaudación en 2025 respecto a este año en casi 200 millones con el nuevo impuesto a la banca, según los primeros cálculos. CaixaBank será el banco más perjudicado. De hecho, según un análisis de Barclays, restará un 2% más de su beneficio por acción que con el anterior impuesto.
Precisamente, los bancos se escudan en que ganan mucho dinero porque trabajan con un tamaño elevado respecto a la media de otros sectores empresariales. Pero el nuevo impuesto penaliza ganar escala. CaixaBank será el más castigado. Después, Santander y BBVA. En el caso de BBVA, se disparará la factura fiscal si integra al Sabadell.
El nuevo gravamen es para todos los bancos que facturen más de 100 millones, lo que es una novedad respecto al diseño anterior, que tenía un tipo del 4,8% fijo para los bancos que ingresaran más de 850 millones en España. Luego, aplica tasas progresivas: 1% hasta 750 millones, 3,5% hasta 1.500 millones, 4,8% hasta 3.000 millones, 6% hasta 5.000 millones y 7% a partir de este umbral. Se deducirá el 25% de la cuota tributada por sociedades.
El impuesto se aprobó in extremis tras una jornada de caos en el Congreso en la que quedó en suspenso, y las negociaciones entre PSOE y Junts introdujeron a última hora ese tramo del 7% y el hecho de que la recaudación será para las comunidades autónomas.
Los bancos habían tratado de hacer lobby con Economía en los últimos meses, para evitar que siguiera el impuesto o, al menos, suavizarlo con bonificaciones por prestar a pymes, créditos verdes o ligarlo a los ciclos de tipos, ahora que ha empezado uno de bajadas. Solo han conseguido una fórmula que reduce la tributación si cae la rentabilidad, algo que no se espera a corto o medio plazo.
Los cálculos de Barclays apuntan a que CaixaBank tributará 645 millones en 2025 por el ejercicio actual, frente a los 531 millones que tendría que tributar si se hubiera mantenido el mismo esquema. Para Santander, la factura fiscal aumentará desde 362 millones hasta 397 millones, y para BBVA, desde 319 millones hasta 333 millones. Aunque, si integra al Sabadell, el incremento sería de en torno a 100 millones.
En el caso del Sabadell, el golpe fiscal disminuirá desde 199 millones hasta 172 millones. Mientras que en Bankinter se rebaja desde 105 millones hasta 68 millones, y en Unicaja baja desde 85 millones hasta 54 millones.
Los bancos quieren evitar dejar en stand by sus quejas sobre el impuesto y encontrarse con sorpresas negativas, como ha ocurrido este año, reaccionando tarde ante un nuevo tributo previsto para los próximos tres años. Además, los bancos y las patronales AEB y CECA estudian recurrir el tributo, como ya hicieron con el anterior. La impugnación sigue pendiente en el Constitucional.