"Los jefes están espantados": los jóvenes ya no se callan en el trabajo y contagian a los más mayores
El 93% de los trabajadores considera que han sido influenciados por sus compañeros de trabajo que se encuentran en la veintena en muchas áreas, lideradas por los límites entre la vida laboral y personal
"¿No tenéis becarios como los de antes?" Hace poco, le hicieron esta misma pregunta a Pilar Llácer, directora de soluciones de Talento en LLYC. La cuestión hacía referencia a la actitud 'osada' de los jóvenes en sus puestos de empleo. Si a este directivo, junto a muchos otros, no le gusta este comportamiento, que tiemblen entonces los jefes: esta valentía se la están contagiando a los veteranos.
Los empleados emergentes están redefiniendo el significado del trabajo y ya no se callan ante las injusticias. "Ellos harán que cambien las cosas. Ayudan a mi generación, que durante años se ha callado y resignado", asegura Llácer.
Estamos ante la irrupción de las nuevas generaciones en la oficina, que prometen cambiarlo todo. Y no, no tiene nada que ver con los resultados de la empresa, la productividad ni con el teletrabajo que tanto les gusta a los millennials. Los jóvenes están cambiando el comportamiento de los trabajadores senior. No se han vuelto más valientes solos; los júniors les están dando el impulso que necesitaban para alzar la voz.
Según el Barómetro de confianza de la firma de comunicación Edelman: Confianza en el trabajo, el 93% de los empleados cree que ha sido influenciado por sus compañeros de trabajo de veintitantos años en una o más de estas áreas (disgregadas en esta tabla), lideradas por los límites entre el trabajo y la vida.
Estos resultados demuestran, según Patricia Cabrero, responsable de employee engagement de Edelman Spain, "el impacto positivo de esta actitud y cómo las nuevas generaciones están ayudando a transformar el entorno laboral, alentando una mayor conversación y adaptación en todos los niveles".
"Esta predisposición a cuestionar lo establecido y señalar áreas de mejora influye positivamente en el talento veterano, alentándoles a adaptarse y promoviendo un entorno más colaborativo e innovador. La fusión de nuevas perspectivas con la experiencia crea un ambiente laboral dinámico, donde ambas generaciones se enriquecen mutuamente".
De acuerdo con el estudio, el 61% de trabajadores considera que sus compañeros de trabajo menores de 30 años han influido en la disposición a presionar al superior para cambiar aspectos del trabajo que no aprueban, mientras que el 62% dice que les han influido en la toma de contacto con sindicatos u organizaciones laborales.
El 61% de personas cree que sus compañeros menores de 30 años han influido en la disposición a presionar al superior
Cabrero señala que "las generaciones mayores crecieron en un contexto laboral más vertical, donde se valoraba la estabilidad y cuestionar decisiones podía percibirse como un riesgo. Esto pudo generar una mayor distancia entre los niveles de la organización, lo que dificultaba el diálogo abierto. Sin embargo, el entorno laboral ha evolucionado, y uno de los focos actuales es reducir esa brecha, promoviendo un liderazgo más cercano, empático y orientado a la escucha activa".
Llácer lo ejemplifica con el teletrabajo y los jefes que quieren a todos de forma presencial. "Muchas empresas quieren volver a la oficina. ¿Por qué? Es para qué quieres que vuelva, para qué quieres que me quede hasta el último momento en la oficina. Antes no se cuestionaba, pero ellos tienen esa valentía", insiste Llácer. Carlos Fuente, manager de perm recruitment services en la consultora de RRHH Hays España, recuerda que la Guía del Mercado Laboral 2024 de la consultora apunta que casi el 70% de los millennials valora mucho más la flexibilidad.
"Para ellos, el equilibrio entre el trabajo y la vida personal es una prioridad. Valoran especialmente el teletrabajo y la posibilidad de organizar su tiempo de manera que puedan atender tanto sus responsabilidades profesionales como sus intereses personales", comenta Fuente.
En cifras de Edelman, el 82% de los empleados considera clave poder dar feedback a la dirección y compartir su opinión libremente, incluso si difiere de la de sus superiores. Esto, según Cabrero, "subraya la importancia de un liderazgo que fomente el diálogo abierto y constructivo en todos los niveles".
En estas circunstancias, también crece la creencia de que la presión de los empleados puede cambiar casi cualquier aspecto de su organización. Según los datos de la empresa de comunicación, ya la mitad de los trabajadores considera que, haciendo presión, pueden cambiar lo que no les satisface de su compañía. De este modo, se observa que el número de empleados veteranos con este pensamiento ha aumentado respecto a los jóvenes, aunque sus cifras siguen siendo más elevadas.
Los datos revelan que los jóvenes, tanto generación Z como millennials, están por encima de la media en esta creencia. Pero esto va más allá. Uno de cada 2 miembros de la generación Z estaría dispuesto a hacerse de alguna manera público para impulsar el cambio en el trabajo. Entre las opciones para hacerlo público, se encuentran realizar una campaña en redes sociales, denunciar irregularidades, ponerse en huelga o protesta e, incluso, filtrar documentos internos.
A Llácer no le sorprenden estas cifras. Es lo que ella llama el 'efecto Copérnico' (sentirse el centro). "Los jóvenes no tienen miedo a decir las cosas tal cual. Trabajo también en una escuela de negocios y los profesores empoderan a los alumnos. Les dan seguridad en sí mismos. Es necesario decir las cosas, y ellos son los únicos que se atreven a decirlo. Yo los incentivo, con moderación y sentido crítico. No pasa nada".
"Los jefes están espantados ante esta generación. Muchos de ellos no lo entienden"
Ella anima a que los júniors se comporten así, aunque haya muchos directivos que aún no lo comprendan. "Los jefes están espantados ante esta generación. Muchos de ellos no lo entienden y se produce una fricción. Tienen que entender que necesitan talento joven para crecer. Es lo único que puede cambiar la estructura", indica Llácer.
Por su parte, Cabrero expresa que esto no tiene por qué ser negativo. "Las empresas que valoran la transparencia suelen verlo como una oportunidad de mejora, aunque es importante gestionar bien esa franqueza para evitar malentendidos. Los compañeros más veteranos pueden sentirse incómodos o, por el contrario, inspirados a adoptar una actitud más proactiva, favoreciendo un entorno más colaborativo".
De esta forma, ser directo al expresar opiniones puede ser beneficioso, siempre que se haga de forma constructiva y respetuosa. Así lo resume Llácer: "Sí, somos políticamente incorrectos".
"¿No tenéis becarios como los de antes?" Hace poco, le hicieron esta misma pregunta a Pilar Llácer, directora de soluciones de Talento en LLYC. La cuestión hacía referencia a la actitud 'osada' de los jóvenes en sus puestos de empleo. Si a este directivo, junto a muchos otros, no le gusta este comportamiento, que tiemblen entonces los jefes: esta valentía se la están contagiando a los veteranos.
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