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Del colmado de Luis a los churros de Pilar: cómo el comercio local ayuda a hacer barrio
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Día Internacional del Comercio Local

Del colmado de Luis a los churros de Pilar: cómo el comercio local ayuda a hacer barrio

Para celebrar esta efeméride ponemos voz a algunos de los protagonistas que cada mañana abren sus negocios para dar un servicio a sus vecinos y mantener vivas sus respectivas comunidades locales

Foto: Foto: EFE_José Manuel Vidal
Foto: EFE_José Manuel Vidal

Pilar llega a su cafetería en el barrio sevillano del Cerro del Águila a las 7 de la mañana para preparar, junto a su hermana, la masa de los churros que servirán durante los cientos de desayunos que despachen por la mañana. Al mismo tiempo, en El Trébol, en la zona de Amate, Luis abre su colmado a las 7.15 y coloca minuciosamente todos los alimentos que venderá hasta las 21h que termine su jornada laboral.

Al igual que Luis y Pilar, son cientos de miles de comercios los que cada día dan un servicio a sus barrios. Fruterías, panaderías, carnicerías, cafeterías, pescaderías y pequeñas tiendas, que en su mayoría no suelen superar los cinco empleados, son considerados un elemento dinamizador de las zonas donde están ubicados. De hecho, según un estudio realizado por American Express, el 95,2% de los minoristas cree que para los clientes el papel de los comercios locales es fundamental para dar vida a estas áreas.

La tienda de Luis lleva abierta desde 1995. En apenas 30 metros cuadrados vende pan, fiambre, queso, legumbres, conservas, leche, café… “Dentro de nuestras posibilidades intentamos tener todo lo que nos piden. Y si hay algo que no, se lo conseguimos”, apunta el actual propietario de este colmado sevillano. Sus clientes son vecinos de siempre con los que tiene una relación que en muchos casos es más fraternal que comercial. “Hemos ido haciendo nuestra clientela y la clientela se ha hecho a nosotros. Somos partícipes de sus vidas, les acompañamos”.

placeholder Luis, en su pequeño colmado, en el barrio sevillano de El Trébol. (Foto: cortesía de Pascual)
Luis, en su pequeño colmado, en el barrio sevillano de El Trébol. (Foto: cortesía de Pascual)

La misma filosofía comparte Pilar. “El 80-90% de la clientela es fija de diario. No nos tienen ni que decir lo que quieren desayunar porque lo sabemos perfectamente”. Pilar y sus hermanos llevan desde 2002 sirviendo café, churros y desayunos a los funcionarios que trabajan en las consejerías de la Junta de Andalucía cercanas al establecimiento, así como a las personas que van a comprar al mercado de abastos. Por las tardes (no abren al mediodía), dan meriendas a los niños que después del colegio realizan sus actividades extraescolares. “El tipo de cliente es muy diferente. Las mañanas son una locura, porque son personas que como mucho tienen media hora. La tarde es más relajada”.

Ambos negocios familiares también tienen otro punto en común, José Manuel. Él es el responsable de que en la cafetería de Pilar haya leche, aceite para freír los churros o mantequilla de porción; y de que Luis pueda vender agua, Bifrutas, yogures, batidos, nata, frutos secos o leche. Este sevillano lleva 15 años haciendo ruta en la calle para Pascual, recorriéndose casi toda la ciudad de Sevilla y cuatro pueblos del Aljarafe, abasteciendo a estos pequeños comercios de barrio, ya sean de alimentación u hostelería.

placeholder Pilar y José Manuel en la cafetería Los Pilares, en Sevilla. (Foto: cortesía de Pascual)
Pilar y José Manuel en la cafetería Los Pilares, en Sevilla. (Foto: cortesía de Pascual)

Sus mañanas las dedica a visitar uno a uno a sus clientes. A Luis, por ejemplo, le toca los miércoles; a Pilar, en cambio, los jueves. “Siempre desayuna con nosotras mientras hacemos el pedido. Es un encanto y si tenemos cualquier problema, siempre nos lo soluciona”, relata la dueña de cafetería Los Pilares. “Lo consideramos parte de nuestra familia. Lleva 15 años con nosotros”, afirma Luis. Y es que José Manuel comenzó a trabajar con estos dos negocios cuando todavía los padres eran los que los regentaban. “La mayoría de mis clientes son negocios familiares que pasan de generación en generación. Me hago viejo con ellos”, apunta entre risas.

Ese trato de cercanía y proximidad que es la seña de identidad de estos pequeños establecimientos también lo es del comercial de Pascual. “Lo bonito que tiene este trabajo es que llegas a los sitios y ya te están esperando. Muchas veces no eres únicamente el comercial de la marca, eres José Manuel y cuanto tú no vas, te echan de menos”, explica el sevillano.

Y es que su misión, como él la describe, es asesorarles y ayudarles. Nos cuenta que antes de una visita tiene la costumbre de repasar todo lo que piden para asegurarse de que no se les olvida nada o ver qué promociones y ofertas les pueden encajar mejor. “Es importante que vean que tú no vas solo a vender. Yo siempre digo que entro en casa de las personas. Su negocio es su cartera. Ellos mejor que nadie saben lo que pueden y no pueden gastar”, admite.

Un tercio de la hostelería en España

Más del 40% del negocio de Pascual está representado por la hostelería y alimentación tradicional. De hecho, en uno de cada tres establecimientos españoles se puede consumir productos de la compañía. Su distribuidora Qualianza no para de crecer: ya llega a 90.000 bares y restaurantes. “Lo que más valoro de Pascual es su formalidad (siempre tienen mercancía) y, sobre todo, la calidad; tienen productos muy buenos. Esos dos aspectos unidos al trato tan bueno de José Manuel son factores importantes que te ayudan en tu negocio. Y más en este momento donde tenemos tanta competencia de grandes superficies”, explica Luis.

En la misma línea opina Pilar: “José Manuel sabe el tipo productos que nos puede encajar o no, porque conoce nuestro negocio y sabe cuál es nuestra clientela. A esa cercanía se suma la calidad de Pascual, que es indiscutible. La leche de hostelería, por ejemplo, nos deja los cafés increíbles”.

“Lo que más me importa es serles útil. Cuando contactas con este tipo de clientes que siguen contigo generación tras generación y que valoran tu trabajo y te confiesan que ‘mientras estés tú, yo no voy a cambiar de producto’, es muy bonito”, admite el comercial.

Esta apuesta por lo local también se traduce en las siete fábricas que Pascual tiene repartidas por municipios españoles de menos de 34.000 habitantes. Todo ello siguiendo su propósito de ‘Dar lo mejor, cerca de ti’ para crear productos más saludables, locales y respetuosos con el medioambiente.

Pilar llega a su cafetería en el barrio sevillano del Cerro del Águila a las 7 de la mañana para preparar, junto a su hermana, la masa de los churros que servirán durante los cientos de desayunos que despachen por la mañana. Al mismo tiempo, en El Trébol, en la zona de Amate, Luis abre su colmado a las 7.15 y coloca minuciosamente todos los alimentos que venderá hasta las 21h que termine su jornada laboral.

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