El rival portugués de Ikea se resiste a abandonar España pese a sus problemas económicos
La empresa empieza de cero, financieramente hablando, gracias a una ampliación de capital de 32 millones de euros que tiene como finalidad "el saneamiento de la deuda de la entidad"
A Loja do Gato Preto, cadena de muebles y decoración que compite contra multinacionales como Ikea, mantiene firme su intención de seguir operando en España. Pese a los problemas económicos que atraviesa desde hace años —lleva desde 2010 sin obtener beneficios en nuestro país—, la matriz de la compañía de origen portugués ha decidido sanear las cuentas para dar otra oportunidad al negocio que tiene a este lado de la frontera.
La empresa empieza de cero, financieramente hablando, gracias a una ampliación de capital de 32 millones de euros que tiene como finalidad "el saneamiento de la deuda de la entidad con el socio único". Este esfuerzo económico lo ha realizado Aquinos, grupo luso especializado en sofás y colchones, que es el propietario de A Loja do Gato Preto desde que lo comprase en enero de 2020, justo antes de desatarse la pandemia del coronavirus.
Cuando Grupo Aquinos adquirió la compañía, los problemas financieros ya existían en todos los territorios donde A Loja do Gato Preto estaba presente (Portugal, España y Francia). "Le vamos a dar fuerzas para que en dos años aparezca con otra cara", aseguraba a los medios portugueses su fundador, Carlos Aquino, poco después de cerrar la compra. En nuestro país, su estrategia fue cerrar tiendas, hasta el punto de bajar la persiana de 17 locales, pero ya han pasado cuatro años y siguen los números rojos.
Las últimas cuentas publicadas son las de 2023, ejercicio en el que las pérdidas ascendieron hasta los 9,8 millones. Desde la compañía achacan este resultado negativo al proceso de reestructuración, que "ha ocasionado unos gastos extraordinarios en concepto de indemnizaciones por despido de trabajadores y gastos asociados al cierre de los susodichos establecimientos". Concretamente, en un solo año su plantilla se redujo en 68 trabajadores, a los que tuvo que compensar económicamente.
Su estrategia en España fue cerrar tiendas, hasta el punto de bajar la persiana de 17 locales, pero ya han pasado cuatro años y siguen las pérdidas
Otra de las consecuencias directas del cierre de las tiendas fue una caída de la facturación, que durante el pasado ejercicio disminuyó en un 44%, hasta los 7,5 millones. La propia compañía reconocía en sus cuentas que "debido a los efectos de la crisis sanitaria del covid-19 y a la baja rentabilidad de algunos centros de venta, se han cerrado 13 establecimientos [en 2023], lo que ha originado una bajada de ventas".
Aun así, consideran que han superado el punto de inflexión. Sobre todo después de haber dado el último paso con la ampliación de capital que le permite mejorar su posición de tesorería y evitar declararse en quiebra. Con esa inyección, centrados ya en los locales más rentables y afrontado el pago de las indemnizaciones, espera "que la situación comience a estabilizarse de cara al ejercicio 2024", según señala en sus últimas cuentas la compañía, que ha desatendido la consulta de El Confidencial.
Apertura en Marbella
Tanto es así que a finales de agosto inauguró un nuevo establecimiento en España, ubicado en Marbella (Málaga), lo que ha supuesto su primera apertura desde 2016. La compañía, que mantuvo sus tiendas en Sevilla y Granada, ha manifestado que este hito "representa un paso más en nuestra estrategia de expansión en el sur de España", demostrando que tiene voluntad de seguir presente en nuestro país pese a la larga década de sufrimiento económico.
A Loja do Gato Preto inició su andadura en España en 2002, mucho antes de que Aquinos se hiciese con el poder de la compañía. En 2011 llegó a tener un máximo de 37 locales repartidos por todo el territorio nacional, una red de establecimientos que se ha ido reduciendo progresivamente hasta situarse en nueve establecimientos, contando la última apertura de Marbella.
A Loja do Gato Preto, cadena de muebles y decoración que compite contra multinacionales como Ikea, mantiene firme su intención de seguir operando en España. Pese a los problemas económicos que atraviesa desde hace años —lleva desde 2010 sin obtener beneficios en nuestro país—, la matriz de la compañía de origen portugués ha decidido sanear las cuentas para dar otra oportunidad al negocio que tiene a este lado de la frontera.
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