El último derrape de Aston Martin: la agonía de querer ser Ferrari sin ser Ferrari
El ajuste de estimaciones anunciado este lunes supone la enésima decepción de una compañía que aspira a competir por el trono del lujo mundial pero se tambalea por su débil posición financiera
"Este es el momento crucial", llegó a declarar el pasado julio el presidente de Aston Martin, Lawrence Stroll, durante la presentación de los resultados del primer semestre. El fabricante británico de vehículos había superado con creces las estimaciones del mercado, con un margen bruto próximo al 40%, alimentando las esperanzas de que, finalmente, la emblemática marca estuviera en el camino de empezar a ofrecer resultados positivos. "Creemos que nos estamos aproximando al punto de inflexión en las operaciones", exclamaron convencidos entonces los analistas de Barclays.
Pero, apenas dos meses después de aquello, esas expectativas han quedado hechas añicos. El descalabro del 24,5% que experimentaron este lunes sus acciones representa una dolorosa muestra de cómo han vuelto a abrirse las heridas de la desconfianza en torno al fabricante británico.
El anuncio de que las ventas de vehículos en 2024 serán un 15% inferiores a lo estimado anteriormente (unas 1.000 unidades menos), de que el ebitda será inferior al del ejercicio anterior y de que ya no prevé un flujo de caja positivo en la segunda mitad del año ha sido suficiente para echar por tierra las esperanzas de mejora que el grupo británico había ido construyendo poco a poco en los últimos trimestres.
El recorte de estimaciones de Aston Martin, que fue justificado por problemas con proveedores y la debilidad de la demanda en China, puede entenderse como un movimiento "comprensible", tal y como indicaban los analistas de Barclays. Al fin y al cabo, en las últimas semanas han sido varios los fabricantes de automóviles que se han visto forzados a rebajar sus proyecciones, citando realidades similares (este mismo lunes, Stellantis y Volkswagen sufrían tras hacer sus propios ajustes).
"Sin embargo, creemos que los inversores se sorprenderán por el tamaño del recorte de Aston Martin, dados los recientes comentarios de la empresa sobre la recepción del Vantage y la demanda del DB12", advertían a primera hora los analistas de Goldman Sachs, subrayando el jarro de agua fría que supone este anuncio para las expectativas de recuperación que empezaban a florecer en el mercado. El propio banco estadounidense, Deutsche Bank, Barclays, Oddo y Kepler no han tardado en aplicar un ajuste contundente a sus valoraciones del fabricante de automóviles.
Es justo señalar, en cualquier caso, que, entre los inversores, venía predominando la cautela antes que el optimismo en las últimas semanas. Desde la presentación de los resultados semestrales y hasta el cierre del pasado viernes, las acciones del grupo apenas habían remontado un 6%, dejando el saldo anual en un recorte próximo al 30%. Y es que en los últimos años la firma británica, reconocida entre otras razones por su vínculo con el personaje de James Bond, ha acostumbrado al mercado a un sinfín de accidentes en su trayectoria empresarial y bursátil.
La osada apuesta de Stroll
No en vano, cuando están a punto de cumplirse seis años de su estreno en el parqué, Aston Martin acumula un descalabro bursátil superior al 97%. Su valoración, que rozó los 5.000 millones de libras en el momento de su salida a bolsa, ha quedado reducida a menos de 1.000 millones, a pesar de que en este periodo el grupo ha captado hasta 1.900 millones adicionales para poder continuar sus operaciones.
Estos números muestran a las claras los desperfectos acumulados en una historia de sucesivas decepciones que, por momentos, han puesto el proyecto al borde del colapso, por sus estrecheces financieras. Fue, sin ir más lejos, lo que sucedió a inicios de 2020, cuando el millonario empresario canadiense Lawrence Stroll salió al rescate de la compañía, con una inversión de 182 millones de libras que le otorgó un 17% del capital y, de facto, una posición de control.
Desde ese momento, Stroll ha estado tratando de revivir un negocio que ha vivido históricamente a la sombra de las grandes marcas de motor de lujo, como Ferrari, Porsche o Lamborghini, sin llegar a ponerse a su altura en ningún momento. "Ferrari es una historia de mejora continua, mientras que Aston Martin ha sido una montaña rusa", señalaba en 2022 Philippe Houchois, analista de la industria automotriz en Jefferies, en declaraciones recogidas por Financial Times. En los seis años de competencia en bolsa, los rendimientos de Il Cavallino Rampante mejoran los de Aston Martin en más de 360 puntos porcentuales.
Precisamente, desde su aterrizaje en la compañía, el objetivo de Stroll ha sido el de posicionar a Aston Martin en la batalla de los grandes fabricantes de lujo, una aspiración para la que no ha dudado en recurrir a maniobras ambiciosas como el regreso de la marca a la Fórmula 1 más de 60 años después de su última carrera, confiado en que los (esperados) éxitos en esta competición ayudarían a reforzar la imagen de la marca ante los consumidores.
Para Aston Martin, que a lo largo de sus más de 100 años de historia ha quebrado hasta en siete ocasiones, la posibilidad de competir de tú a tú con Ferrari en los circuitos de carreras internacionales debía ser la antesala de una lucha más extensa por atraer el interés de los consumidores de alto poder adquisitivo. Pero si los resultados cosechados en la Fórmula 1 han estado hasta el momento lejos de lo deseado –pese a recurrir a una figura de prestigio al volante como es el español Fernando Alonso–, no ha ido mucho mejor la pugna por arañar cuota de mercado en el segmento del lujo: las expectativas de vender hasta 10.000 vehículos en 2025 parecen cada vez más alejadas, tras rebajar el objetivo de este año a menos de 7.000 unidades.
Pese a todo, los planes de Stroll han contado habitualmente con el respaldo de los expertos, que creen acertada su idea de convertir a Aston Martin en un fabricante más enfocado en la gestión de su oferta, incluso forzando la escasez de sus productos premium, para reforzar la idea de exclusividad y obtener así mayores precios de venta, al estilo de sus máximos rivales del lujo, dejando en un segundo plano el incremento de los volúmenes. "La estrategia de volumen/mix/precio y de aprovechar los coches de gama en los Specials está muy inspirada en Ferrari y se ha vuelto a centrar en los coches de motor central, su segmento más poderoso", explican en Jefferies.
Aston Martin acaba de fichar en Bentley al director ejecutivo que debe pilotar su viraje
Para llevar a cabo esta idea, Aston Martin se ha sumergido en una intensa actividad para renovar su oferta, con una readaptación de sus modelos más emblemáticos que se entiende ahora completa, tras la reciente presentación del nuevo Vanquish. Asimismo, Stroll ha recurrido a diferentes líderes para pilotar una apuesta que algunos expertos han tachado como la más osada de cuantas ha emprendido en su trayectoria empresarial.
Tras fichar en 2022 a Amedeo Felissa, un veterano directivo de Ferrari –en otro intento de coger la estela del gigante de Maranello–, para ponerse al volante de Aston Martin, desde septiembre es Adrian Hallmark, hasta ahora CEO de Bentley, quien ocupa el puesto de director ejecutivo en la atribulada marca británica. "La transformación de Aston Martin es uno de los proyectos más emocionantes dentro de la industria automotriz de ultralujo", afirmó cuando se anunció su fichaje, el pasado marzo.
Precisamente, el recorte anunciado este lunes ha sido entendido por algunas voces de la industria como un intento de allanar el camino de Hallmark, ejecutando un ajuste necesario que haría más fácil alcanzar los objetivos marcados a partir del próximo curso. "Quitarse la venda duele, pero parece necesario y sensato", apuntan en Barclays, donde observan que, durante las explicaciones del ajuste, "Hallmark se mostró creíble y genuinamente constructivo, y creemos que tomó la acción correcta para reducir el riesgo de 2024 y equilibrar la cadencia futura".
Fortalezas y dudas
En el mercado, existen pocas dudas de que Aston Martin cuenta con importantes palancas para lograr enmendar su marcha. Así, de las 12 firmas de análisis que cubren el valor, siete aconsejan comprar sus acciones, mientras que solo dos se inclinan por vender. En opinión de los analistas de la agencia de rating Fitch, las fortalezas del grupo británico "se demuestran por el sólido historial de la empresa de mantener su poder de fijación de precios y su atractivo de marca, a pesar de que hasta hace poco su línea de productos estaba envejecida".
El problema para la compañía es que sus planes de competir con gigantes como Ferrari se vienen construyendo desde una posición financiera mucho menos sólida, a pesar del respaldo del grupo chino Geely o del fondo soberano de Arabia Saudí. "Esperamos que el apalancamiento ajustado por Moody's de la empresa se mantenga muy alto, en los dos dígitos, al menos durante los próximos 12 meses", advertían este martes en la agencia de rating.
Y el recorte de estimaciones anunciado este lunes ha vuelto a encender las alarmas en este sentido. "Con Aston Martin todavía quemando efectivo en el segundo semestre, esperamos que las preguntas sobre la liquidez y el estado del balance sigan siendo prioritarias", señalan en Goldman Sachs, mientras que en Bloomberg Intelligence advierten del creciente riesgo de que la compañía tenga que recurrir a una nueva ampliación de capital.
Con tales ingredientes, no parece sorprendente que los inversores se inclinaran este lunes por apagar sus esperanzas y vender unas acciones que hasta la fecha no han hecho sino perder valor a toda velocidad.
Para los que resisten, queda la confianza de que Stroll no parece dispuesto a arrojar la toalla. Así como en Fórmula 1 no ha dudado en tirar de chequera para hacerse con una figura de renombre como la de Adrian Newey, con el objetivo de, finalmente, poner en pista un coche capaz de competir por ganar el mundial, no es de esperar que se rinda tan fácilmente en su empeño de hacer de Aston Martin una marca a la altura de sus máximos competidores en el segmento de los vehículos de lujo. Por mucha ventaja que parezca llevarle Ferrari.
"Este es el momento crucial", llegó a declarar el pasado julio el presidente de Aston Martin, Lawrence Stroll, durante la presentación de los resultados del primer semestre. El fabricante británico de vehículos había superado con creces las estimaciones del mercado, con un margen bruto próximo al 40%, alimentando las esperanzas de que, finalmente, la emblemática marca estuviera en el camino de empezar a ofrecer resultados positivos. "Creemos que nos estamos aproximando al punto de inflexión en las operaciones", exclamaron convencidos entonces los analistas de Barclays.