Lo que sabemos, ignoramos e intuimos del patrullero que Navantia construye para Marruecos
El pasado 6 de septiembre, se puso la quilla del patrullero oceánico que Navantia construye para Marruecos. Un proyecto con altibajos, incógnitas y controversias varias que merece la pena analizar
Los astilleros públicos Navantia avanzan en la construcción de un buque militar para Marruecos en sus astilleros gaditanos. Han pasado ya cinco años desde que se hablara por primera vez de un proyecto que ha bailado al ritmo de las relaciones entre Madrid y Rabat. El contrato, con varias incógnitas por resolver, también se ha convertido en el perfecto reflejo del desconocimiento y desconfianza con las que nuestro país lidia con los temas militares del reino alauita.
El pasado día 6 de septiembre, tuvo lugar la puesta de quilla del patrullero oceánico que la empresa pública española Navantia construye para la Marina Real de Marruecos en la grada n.º 3 del astillero de San Fernando, en Cádiz. El acto contó con la presencia del coronel mayor de la Marina marroquí, Mohammed Sallouh, quien fue recibido por el presidente de Navantia, Ricardo Domínguez, junto con otros directivos de la compañía española.
Con la puesta de quilla comenzará el ensamblaje de los distintos bloques que se están construyendo en los diferentes talleres del astillero para darle al buque su forma definitiva. El primer corte de chapa tuvo lugar el 3 de julio del año pasado, con la presencia de la embajadora de Marruecos en España, Karima Benyaich. En aquel entonces se anunció que se entregaría a la Marina Real de Marruecos a mediados del año 2026. El contrato de venta, de 130 millones, va aparejado a un paquete de apoyo logístico y técnico que incluye la formación del personal marroquí. El proyecto, dijo un miembro del Gobierno, "asegura 1.100 puestos de trabajo directos, indirectos e inducidos".
Después del primer corte de chapa en el verano de 2023, la marcha del proyecto mereció una visita oficial marroquí de alto nivel en enero de este año, encabezada por el almirante Mohamed Tahin, inspector de la Marina Real. Le acompañó el agregado militar marroquí en España, el coronel Hassane El Hari. Los sucesivos comunicados y notas de prensa que acompañaron a los primeros hitos de la construcción del buque nos permitieron conocer sus características fundamentales. En el recorrido tan azaroso vivido por el proyecto desde su concepción hubo incluso un cambio del diseño elegido. Para colmo, el que se seleccionó, el Avante 1800, se parece poco al que Navantia presentó con el mismo nombre en Filipinas y Qatar hace una década.
La empresa pública española @NavantiaOficial construye un patrullero oceánico para la Marina Real de Marruecos. Después de leer en la prensa española que es "el mejor barco de su historia " y un "súper buque de guerra" tenemos que valorar las cosas en su justa medida. pic.twitter.com/S6k6dcmBVi
— Jesús Manuel Pérez Triana 🌻 (@jpereztriana) September 18, 2024
El futuro buque de la Marina Real Marroquí tendrá unas dimensiones de 87 metros de eslora y 13 metros de manga. Su desplazamiento será de 2.020 toneladas. Cuenta con plataforma de vuelo para helicópteros y drones, pero no hangar. Además, tendrá dos embarcaciones semirrígidas tipo RHIB. Su armamento principal podrá ser una pieza de 76 ó 57 milímetros, acompañada de dos cañones de 25 o 30 milímetros. Se prevé que haya montajes para ametralladoras de 12,7mm. En definitiva, el armamento esperable para un patrullero oceánico.
Por comparar, los Buques de Acción Marítima españoles, que cuentan con un desplazamiento varios cientos de toneladas mayor, cuentan con un cañón Oto-Melara de 76mm. como armamento principal y un montaje Mk.38 con un cañón de 25mm. en cada banda. Los diferentes comunicados mencionan la posibilidad de instalar un sistema de defensa antiaérea de punto y misiles antibuque. En tal caso, estaríamos hablando de sistemas de armas que convertirían al buque en una corbeta. Pero, salvo sorpresas de última hora, sería extraño que se tomara una decisión sobre incrementar el presupuesto para dotar al buque de sistemas más avanzados a estas alturas de la ejecución del proyecto.
Un buque bilateral
La historia de esta venta arranca en 2019. En diciembre de aquel año se hizo público que España negociaba con Marruecos la construcción de hasta dos patrulleros (no uno) del modelo Avante 1400. Se trataba de uno de los diseños vendidos a Venezuela bajo el nombre de Buque de Vigilancia del Litoral durante el gobierno del presidente José Luis Rodríguez Zapatero. El contrato de venta se valoró en 260 millones de euros.
En aquel entonces, Rabat negociaba con Francia la compra de misiles antiaéreos MICA VL y piezas de artillería autopropulsada Caesar, además de un paquete de mantenimiento para sus buques de guerra. Mientras que Marruecos también había negociado con Estados Unidos, otro aliado principal, una larga lista de compras: 24 aviones F-16C Bloque 72, 36 helicópteros de ataque AH-64E Apache Guardian, 222 carros de combate M-1 Abrams…
Además, el país norteafricano había mostrado interés por los misiles Patriot y el sistema lanzacohetes de precisión Himars. En aquel maremágnum de compras que iba a permitir Marruecos dar un salto en capacidades y cerrar distancias con Argelia, una compra a España parecía una forma de diversificar proveedores. La operación en aquellos meses se daba por casi cerrada, a la espera de la luz verde definitiva del rey Mohammed VI. Pero en eso llegó la pandemia.
En abril de 2021, fue hospitalizado en Logroño el líder del Frente Polisario, Brahim Gali, "por razones estrictamente humanitarias". Aunque se trató de llevar de la forma más discreta posible, la noticia fue desvelada por la prensa marroquí. Esto se convirtió en excusa de Rabat para escalar una crisis bilateral con la que presionar para que España reconociera su posición en torno al conflicto del Sáhara Occidental. Un mes después, Marruecos usó la inmigración irregular como un arma contra España en Ceuta, cuando miles de migrantes trataron de asaltar la verja y llegar a nado hasta las ciudades autónomas.
En principio, el contrato de construcción de los patrulleros sobrevivió a la crisis bilateral. Pero lo hizo convertido en un proyecto zombi. Públicamente, se decía que gozaba de excelente salud; mientras los rumores que venían de dentro de la empresa Navantia transmitían todo lo contrario. Así, en diciembre de 2021 se anunciaba que “la construcción del buque comenzará el próximo año en el astillero de San Fernando”. Las fuentes no oficiales decían, en cambio, que el personal de Navantia destinado al encargo marroquí había pasado a otros proyectos.
En septiembre de 2022, el Gobierno de Marruecos anunciaba la firma de un préstamo por valor de 95 millones de euros con el Banco Santander para encargar a la empresa Navantia un patrullero tipo Avante 1800 valorado en 130 millones de euros. El buque sería entregado en un plazo de tres años y medio. Era la primera señal de que el proyecto se ponía en marcha, pero con cambios sobre lo inicialmente previsto. Ya no eran dos buques por 260 millones de euros, sino uno solo por la mitad.
Desconfianza y recelo
Los retrasos hacían razonable pensar que el contrato podía ser la víctima inesperada de la crisis de relaciones entre España y Marruecos, lo que llevó a una pregunta parlamentaria del partido Vox. Según el Gobierno español, el proyecto seguía adelante entre las reticencias de la prensa especializada internacional y el optimismo marroquí. Finalmente, medio año después de la respuesta a aquella pregunta, llegó el esperado corte de chapa que marcó oficialmente la construcción del buque.
El proyecto no tuvo que sobrevivir a la crisis bilateral, sino que también carga con la desconfianza de una parte de la sociedad española hacia el rearme y modernización militar en la que está inmerso Marruecos. Para muchos, era una contradicción que la industria de defensa nacional venda un buque militar a un país con el que mantiene disputas territoriales. En realidad, lo raro es lo contrario. En el pasado, España vendió buques, aviones y vehículos a las fuerzas armadas marroquíes. De hecho, durante años el principal buque de combate marroquí fue una corbeta de construcción española.
La contradicción que muchos ven en que España mantenga negocios en materia de defensa con un país con el que hay abiertas disputas territoriales también existe con países aliados de la OTAN en torno a los que no se genera tanto debate. Es el caso de Reino Unido, pero también de Portugal, como hemos redescubierto hace poco. El elemento central de esa contradicción señalada, en el caso de la venta de un buque a Marruecos, es la idea de que España refuerza el potencial militar de un rival.
En realidad, la desconfianza tiene mucho de desconocimiento del equipo militar. El futuro patrullero oceánico, un buque para patrullar la Zona Económica Exclusiva y con pocas capacidades para la guerra naval, se presenta en la prensa española como un “superbuque de guerra” y “el mejor buque de guerra de su historia”. Nada más lejos de la realidad. Términos superlativos que esconden el recelo bilateral. En realidad, que España le venda buques y servicios asociados de formación y mantenimiento le daría a nuestro país cierta ventaja táctica, al conocer los buques, el nivel de los marinos y sus capacidades.
Así que construir buques militares para Marruecos es una buena noticia industrial y, contraintuitivamente, militar.
Los astilleros públicos Navantia avanzan en la construcción de un buque militar para Marruecos en sus astilleros gaditanos. Han pasado ya cinco años desde que se hablara por primera vez de un proyecto que ha bailado al ritmo de las relaciones entre Madrid y Rabat. El contrato, con varias incógnitas por resolver, también se ha convertido en el perfecto reflejo del desconocimiento y desconfianza con las que nuestro país lidia con los temas militares del reino alauita.
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