El editor con olfato para las historias que acaban en tu TV

adrid, año 2009. Un grupo de amigos y un círculo de cervezas en un bar de barrio, el de casi siempre. En la conversación una idea recurrente, y en la quinta ronda un órdago consecutivo: ¿y por qué no lo hacemos? ¿Lo hacemos? ¡Hagámoslo!

Pongamos, por ejemplo, que fue en el bar Campa de Madrid, un restaurante asturiano que echó la verja hace unos años y cuyos camareros fueron testigos de la fundación de Libros del KO. De cero a 100 de la mano de Fariña, El Director, Hooligans ilustrados o Plomo en los bolsillos, sobre ciclismo. 

Trece año y 150 títulos después, en El Confidencial hablamos con uno de sus socios fundadores, Álvaro Llorca, -uno de aquel grupo de amigos que debatían sobre lo humano y lo divino a diario en la barra del Bar Campa- y que sin nociones previas del mundo editorial, saltaron al vacío para ofrecer a sus lectores potenciales lo que ellos mismos demandaban y no encontraban en las librerías. 

De la órbita del periodismo, Llorca cuenta que por aquel entonces, la crisis financiera ya había enseñado sus peores cartas y las cosas empezaron a ponerse muy feas para todos en casi todos los palos. “No estábamos satisfechos con las condiciones de trabajo y no se abrían caminos muy prometedores”, cuenta. Fue un salto inconsciente de fe en las letras que tenía un lema paradójico. “Esto va a salir mal y nos parece estupendo”. Erraron, el proyecto cuajó.

Fariña, de Nacho Carretero, ha sido uno de los máximos exponentes de Libros del KO hasta la fecha. El secuestro judicial de la publicación fue el mejor amplificador para una editorial incipiente que recopilaba aquí algunos de los sucesos -y sentencias- que se combinaron en las Rías Baixas gallegas de los años 80 y 90, donde algunas familias de contrabandistas (tabaco de batea) hicieron la transición al tráfico de drogas que desembocó en la Operación Nécora y sus derivadas actuales, ya con línea directa con los grandes clanes Sudamérica y las mafias del Campo de Gibraltar. El éxito de la serie acabó de propulsarlos.

Hoy Libros del KO es una editorial reconocida -con cuatro socios y dos empleados- especializada en relatos periodísticos de distintos géneros (del true crime y los sucesos al deporte, pasando por análisis más reposados y profundos de las zonas de conflicto o ensayos del postcolonialismo) que no tenían más hueco que una columna ocasional en algunos diarios de provincias.  

“Al publicar algunos títulos, asumimos que no van a vender mucho. De hecho, la mayoría venden muy poco frente a otros pocos que sí nos dan de comer; se trata de equilibrar y creemos que es necesario”, reflexiona el editor. 

Detrás de cada libro hay mucho más que su autoría. Hay traducción, corrección, edición, ilustración, diseño y distribución. “Nos esforzamos por cuidar toda la cadena, todo el ecosistema  para dar a cada uno su valor”, apunta, consciente de la precariedad intrínseca de las industrias culturales y particularmente individualista en el caso de los autores.

Una utopía hecha editorial

En todo el proyecto de KO hay un denominador común: la escucha y tejer redes activas con sus lectores para dar entrada a otras voces y a otras maneras de contar fruto de su propia experiencia personal. “Llegamos hasta aquí buscando algo que no encontrábamos para alimentar las vidas lectoras”. Una editorial con títulos y temas fuera de pista para quienes buscan libros con vida más allá del superventas. El denominador común de sus autores -en su mayoría, periodistas- es que viven pegados a la realidad, son expertos en proximidad, saben cuáles son las inquietudes de la gente de a pie y tratan de darles respuesta a través de sus escritos.

“Queríamos probar que hay otra manera de hacer las cosas contraria a la que tradicionalmente se impone. Ni tiburones de los negocios, ni sacrificio familiar ni genialidad individual. Como equipo, tratamos de crear un proyecto con un ecosistema más amable y laboralmente sostenible para todos”, reflexiona. 

Frente a las voces que lamentan que se lee poco, Llorca defiende que España cuenta con una comunidad lectora estupenda aunque siempre podría leerse un poco más. El libro no ha pasado de moda como predijo el e-book y las nuevas generaciones caminan con otra sensibilidad y demandan temas que las editoriales tradicionales dejaron de lado. 

Desde hace unos años, la editorial cuenta con una hermana pequeña en el mundo audiovisual: Producciones del KO, dirigida por otra de las socias fundadoras, Leire Ariz Sarasketa. “Es una empresa distinta pero con 50% de consanguinidad”, bromea el editor y cabeza visible de la marca. La productora, que se define como “adicta a la realidad”, es la encargada de conducir a la gran pantalla algunos de sus contenidos atendiendo al interés de la audiencia por el true crime y otros contenidos específicos en versión pódcast y buscando siempre la mejor manera de llevar al público aquellas historias que merecen ser contadas.