José Luis Fernández
El rey de las neveras de playa que se fabrican en Lepe y se venden en Afganistán
Por Lorena Bustabad

Su éxito es el de su pueblo, donde emplea a 400 personas. José Luis Fernández es el hombre detrás de la nevera color pastel que ha tomado las playas, no solo de España, sino también de parte del extranjero. Estas y otras historias forman parte del espacio creado por El Confidencial junto a Banco Sabadell para dar visibilidad a emprendedores ‘Expertos en proximidad’.
asta que llegó Polarbox, las neveras portátiles eran un cubo azulón con asas blancas de plástico. Rígida, aparatosa y difícil de transportar. El mismo patrón en todos los campings, pinares y playas de España hasta que la pericia de José Luis Fernández (Huelva, 1960), le llevó a reinventar un producto que estaba estancado y anticuado.
De su imaginación salió la 'cooler' más fotogénica; como una influencer de las neveras en tonos pastel con un diseño retro de líneas suaves y asa de piel. “Fue cocinada a fuego lento”, confiesa Fernández a El Confidencial. “Viajaba mucho y me di cuenta de que todas las neveras eran idénticas. No habían evolucionado y no eran bonitas”, cuenta. Y se lanzó por un nuevo camino. El resultado fue un pelotazo en toda regla: una nevera moderna, ligera y en colores pastel que revolucionó la vida nómada. “Las primeras 150.000 se vendieron volando”, recuerda el CEO de Polisur.
La historia de José Luis, el rey de las neveras, prueba que detrás de una buena idea hay trabajo en equipo, hacer números para marcar el camino y un punto de osadía (y fortuna) para irrumpir con algo diferente al patrón marcado.
“Todo fue más despacio de lo que parece”, reflexiona José Luis. “Tardamos un año en registrar el nombre de Polarbox porque cada vez que mirábamos uno en Google ya estaba cogido”, ríe. Luego todo fue llegando poco a poco, -continúa-, los colores, los detalles. Compramos pieles de vaca enteras en Brasil para las correas de piel y todo fue sumando”.

Este empresario onubense no es, precisamente, un recién llegado al mundo de los negocios y la Polarbox no ha sido la única idea genial en 40 años de historia. Fernández es el CEO de Polisur 2000 SL. Se curtió en el negocio familiar desde su Lepe natal en años complicados donde había que ser ingenioso, sensato y hacer muchos números antes de lanzarse a emprender. “Mi familia vendía pescado y teníamos que traer los envases de Italia. Solo había dos modelos para todo, y eran mediocres. Creamos unos de poliespán específicos para las gambas y el pulpo y así empezó todo”. Aunque es el CEO y alma mater del proyecto, habla el plural y socializa los éxitos de la empresa como un equipo piramidal y pone el acento en el compromiso social, la escucha y a explorar nuevos senderos.
“Tomamos la decisión de crecer desde aquí, en casa -Huelva-, junto a mi familia para crear empleo desde el compromiso con la comunidad”
“Para mí ha sido muy importante tomar la decisión de crecer desde aquí, en casa -Huelva-, junto a mi familia para crear empleo desde el compromiso con la comunidad”, reflexiona este experto en proximidad. Uno de sus empeños personales, cuenta, es hablar, mantener un trato directo y próximo que le permite estar muy atento a las necesidades del cliente y conectar lo que la gente busca o necesita con lo que su empresa puede ofrecer.
Hoy Polisur crece apegado al territorio y sus raíces, en un gran polígono empresarial privado en Lepe de 160.000 metros cuadrados que le costó a José Luis, -confiesa- muchos dolores de cabeza y discusiones con gobernantes de todo signo. “En España tenemos unas 57.000 normas. El doble o el triple que en Alemania”, comenta sobre los atrancos de la burocracia.
En 40 años, la empresa ha pasado “de 7 u 8 a 400 trabajadores con un crecimiento anual sostenido en torno al 10-15%”, apunta Fernández, con varias líneas y plantas en las que siguen fabricando envases para, por ejemplo, las fresas y frambuesas que nacen en los invernaderos onubenses. Durante la pandemia del Covid, en 2020, ajustaron las máquinas de poliespán para fabricar -y donar- pantallas de protección, respiradores y mascarillas. Más allá de las neveras retro que pusieron a Lepe en el mapa de la moda playera, la firma de José Luis ha mantenido “los pies en la tierra” sobre otras patas del negocio que tuvieron su epicentro en el bagaje familiar.
En septiembre, se mudan a una nueva nave -la tercera en el polígono- para la fabricación exclusiva de neveras con la que esperan triplicar la producción de las 500.000 unidades actuales a 1,5 millones, sumando otros 120 empleos directos en la provincia andaluza ¿Por qué? El mercado lo pide.

La nevera de moda en el Supervivientes americano
No hace mucho, las icónicas neveras de Polarbox se colaron en las pantallas de los americanos a través de un reality de supervivencia muy popular en Estados Unidos. Fue el pantallazo definitivo para que la ‘polarmanía’ se extendiese (también) por Norteamérica con delegación de Polisur en Miami y dos empleadas.
Ya son 70 los países de todo el mundo en los que se importan y se venden las famosas neveras de Lepe (Huelva), cuenta el fundador y gerente de Polisur; y atención a la lista porque figuran Afganistán, Irán, Irak, Japón, Taiwán o un mercado tan complejo en aranceles y réplicas como China.
Aunque Europa, -si también Noruega, donde las neveras evitan que los alimentos se congelen- y concretamente España, sigue siendo el mercado central, América, Asia y Oriente Medio también se han rendido al encanto de los tonos paste de una nevera ultraligera (menos de un kilo), aislante y resistente que se desestacionaliza más allá del verano y ha evolucionado hacia nuevos formatos como el bolso nevera (6 litros) que salió al mercado en 2023. Hoy por hoy, es el producto de moda en la empresa, lo más vendido.

“También está siendo una sorpresa porque mucha gente la está comprando para el uso diario, por ejemplo para llevar la comida al trabajo; cogen dos tuppers, siete u ocho latas, fruta, yogurt y lo necesario para uno o dos menús”, indican desde la firma, que presume orgullosa de todo lo que han logrado desde Lepe. Este segundo éxito repentino responde a esa filosofía que defiende Fernández de conectar con las necesidades del consumidor y buscar la forma de fabricarlo y ofrecerlo. Y si no existe, inventarlo o reinventarlo.
Detrás del bolso-nevera vienen otros dos productos que también prometen revolucionar el mercado en estética y funcionalidad. ¿Pistas? Ninguna. Tocará esperar con la Polarbox en la playa (y ahora también en la oficina).
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