La banca empuja el crédito y reduce su liquidez en el BCE a mínimos de 2020
Las entidades están reabriendo el crédito y compitiendo en precio para captar negocio ante la recuperación de la demanda, especialmente en hipotecas
Los bancos han vuelto a enfocarse en su negocio tradicional, que es transformar la liquidez en crédito. Después de dos años de reducción de su activo, pero con una explosión de márgenes por el aumento de tipos de interés, apuntan a un crecimiento de los préstamos para seguir aumentando sus ingresos. Para ello están usando sus reservas en el Banco Central Europeo (BCE).
El sector bancario español está usando su exceso de liquidez para aprovechar el repunte de la demanda de empresas y familias, especialmente en el caso de los hogares con las hipotecas. Los bancos han experimentado un aumento de la nueva producción de hipotecas en el primer semestre y, por las operaciones en curso, esperan un acelerón tras el verano y una recuperación en el stock total.
Las entidades quieren compensar la bajada de tipos de interés que ya inició el BCE en junio y que se espera que prolongue en septiembre con un crecimiento del activo. Hasta ahora no lo han necesitado. El endurecimiento de la política monetaria entre 2022 y 2023 repreció al alza la cartera de crédito y, evitando una guerra de depósitos, permitió un incremento de los márgenes para apoyar un récord de los beneficios.
Los bancos esperan nuevos récords para el conjunto de 2024 y, algunas entidades, como Sabadell, ya han anticipado que en 2025 volverán a batir sus números. Para ello necesitan un aumento sostenido de los préstamos, porque ya no esperan contar con alzas del euríbor. El tipo interbancario pasó del -0,5% a superar el 4% en dos años, pero ha reculado al entorno del 3,5%, y se prevé que baje al 3% en los próximos meses.
Para aprovechar la renovada demanda de crédito de empresas y hogares, los bancos no necesitan pelear vía precio por captar depósitos, porque cuentan con liquidez de sobra derivada del boom de ahorro durante el covid, que disparó el pasivo bancario, y por las emisiones baratas de deuda cuando los tipos estaban en negativo y las financiaciones a largo plazo del BCE.
Este colchón se está reduciendo, aunque todavía deja mucho margen a los bancos para seguir aumentando el crédito sin una guerra de depósitos. En varias entidades se está contrayendo el margen de clientes (diferencia entre el tipo medio del crédito y de depósitos) por un aumento del coste del pasivo y por menores tipos en los nuevos préstamos, pero el grueso de la financiación concedida a los agentes económicos proviene del exceso de liquidez que atesoran.
Fruto de ello, la banca española está reduciendo la liquidez que tiene depositada en el BCE, y por la que recibe una remuneración equivalente al tipo de facilidad de depósito, que está en el 3,75%. Descendió 25 puntos básicos en junio y se esperan nuevas bajadas. Los bancos están sacrificando esta remuneración decreciente a cambio de prestar más y obtener ingresos recurrentes por la vía del activo.
Así, según los últimos datos del Banco de España, el acumulado de reservas de la banca española en el BCE se situó en 205.829 millones en julio de este año. Es la cifra más baja desde junio de 2020, cuando este volumen se disparó rápidamente con el manguerazo del banco central para asegurar la liquidez ante la crisis del covid, con las rondas de TLTRO III.
Los bancos siguen sacando rédito de su colchón de liquidez, pero están virando hacia usarla en mayor medida para prestar que para tenerla aparcada en Fráncfort. Hay que tener en cuenta que la mayoría de préstamos tienen tipos más altos que la remuneración del banco central. Y como se contempla una curva de tipos decreciente, necesitan crecer en volúmenes de crédito para compensar los menores tipos de intermediación, que es transformar el ahorro en forma de cuentas corrientes y depósitos a plazo en financiación.
La cifra de 205.829 millones se redujo en julio respecto a junio (212.399 millones) y, lo más significativo, respecto a mayo (205.887 millones). Hay que tener en cuenta que en diciembre y en junio siempre hay un aumento de la liquidez que tiene la banca por un repunte de los depósitos de las familias, que se explica por el abono de las pagas extra, muy habituales entre los asalariados en España.
Por lo tanto, la disminución en julio respecto a mayo, antes de la extra de junio, implica que se ha reducido la liquidez borrando el impacto de estas nóminas adicionales. La explicación es que hay una intensa actividad crediticia que no ha mermado en verano, al contrario. Tanto por la financiación a empresas como por la recuperación del crédito hipotecario y, también, por la evolución del crédito al consumo, con un repunte para las vacaciones veraniegas.
La liquidez que tienen los bancos aún está muy por encima de los requisitos regulatorios, lo que permite margen a las entidades para expandir su activo sin perjudicar los márgenes con una guerra por el pasivo. Pero se está reduciendo rápidamente. El dato de julio ya es un 48% inferior al máximo histórico de octubre de 2022, en 393.069 millones. Y es el más bajo desde 2020.
Los bancos han vuelto a enfocarse en su negocio tradicional, que es transformar la liquidez en crédito. Después de dos años de reducción de su activo, pero con una explosión de márgenes por el aumento de tipos de interés, apuntan a un crecimiento de los préstamos para seguir aumentando sus ingresos. Para ello están usando sus reservas en el Banco Central Europeo (BCE).