Es noticia
El Gobierno de Bengasi sanciona a España cerrando el principal yacimiento de Repsol en Libia
  1. Empresas
Represalia

El Gobierno de Bengasi sanciona a España cerrando el principal yacimiento de Repsol en Libia

El hijo del general que manda en el este y sur del país fue retenido en un aeropuerto italiano a causa de un señalamiento introducido en el sistema Schengen por la Guardia Civil. A su regreso, mandó cerrar el campo petrolífero

Foto: El general libio Khalifa Haftar.
El general libio Khalifa Haftar.
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Sadam Haftar, de 33 años, hijo del general que ostenta el poder en el este y sur de Libia, debió considerarse humillado cuando, el 2 de agosto, la policía le retuvo cerca de una hora en el aeropuerto de Capodichino (Nápoles) desde donde iba a regresar a su país en un jet privado.

A Haftar los agentes italianos le comunicaron que era objeto de un señalamiento en el Sistema de Información Schengen introducido hace meses por la Guardia Civil por posible contrabando de género prohibido, es decir, de armas. Le hicieron algunas preguntas, pero en ningún momento fue detenido.

Regresó finalmente a Benghazi, la ciudad desde donde su padre, el general Khalifa Haftar, se comporta como jefe de Estado de las regiones de Cirinaica y de buena parte del Fezzan. Tomó de inmediato represalias contra el país de donde partió ese señalamiento: ordenó el cierre, el domingo de madrugada, del yacimiento petrolero de Al Sharara, el mayor del país.

Al Sharara es operado por Akakus Oil, un consorcio internacional entre la empresa pública Corporación Nacional de Petróleo (NOC, según sus iniciales en inglés) y cuatro compañías extranjeras lideradas por Repsol. Las otras tres son la francesa TotalEnergies, la austriaca OMV y la noruega Equinor. La que se lleva, por tanto, la peor parte de la clausura es la española que rehusó el martes responder a preguntas de El Confidencial.

Foto: Hospital infantil dañado por un ataque de misil ruso en Kiev. (Reuters/Oleksandr Ratushniak)

Ubicado en el suroeste de Libia, en el desierto de Murzuq, Al Sharara es el mayor campo petrolífero donde opera Repsol no tanto por los barriles que se extraen a diario (340.000, el 28% de la producción del país) sino por sus reservas estimadas en 474 millones. Empezó a invertir allí en 2007, cuando aún gobernaba Muamar el Gadafi.

Los medios libios son unánimes en presentar el cierre "como una forma de presionar a Madrid", escribe el diario “Libyan Today 24” o afirma también la televisión “Al Ahrar TV”. “Hay esfuerzos en curso para presionar a España para que cancele cuanto antes” ese señalamiento, añade incluso el diario anglófono “Libya Observer”. Sólo la petrolera libia contradijo esta explicación achacando lo sucedido a un movimiento local de protestas.

Un primer paso

No solo la prensa responsabilizó a Sadam Haftar de la clausura. “Sadam dio instrucciones inmediatas por teléfono, y sin recurrir al uso de la fuerza militar, para cerrar el yacimiento en respuesta al intento de detenerle el pasado viernes en Italia, sobre la base de una orden dictada contra él en España”, explicó a la agencia Italpress, Bashir Al-Sheikh, líder de la Ira del Fezzan, un grupo armado que opera en esa inmensa región meridional.

Un diplomático español con experiencia en Libia expresó el temor de que el “chantaje a Repsol sea solo un primer paso”. “Si desde Madrid no se da satisfacción a Sadam Haftar otras empresas españolas con presencia en Cirinaica pueden verse afectadas”, advirtió.

El señalamiento, que no la orden de detención, de Sadam Haftar, tuvo su origen en una operación de la Policía Nacional que, en enero, tras tres años de investigación, acabó con la detención de cinco personas, cuatro españoles y un libio, entre Madrid y Valencia. Han sido imputados por el titular del juzgado nº 3 de la Audiencia Nacional por contrabando de material de doble uso y de géneros prohibidos. Dos de ellos están en prisión preventiva, según el comunicado del Ministerio del Interior.

placeholder Entrada al yacimiento de Al Sharara.
Entrada al yacimiento de Al Sharara.

Otro de los sospechosos, el empresario hispano-marroquí Mohamed Rachad Andaloussi Ouriaghli, radicado en Valencia, está en busca y captura porque se ha fugado de España. Este empresario fue, en abril de 2021, uno de los que denunció a la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, y a su jefe de gabinete, Camilo Villarino, por prevaricación, falsedad documental y encubrimiento cuando tramitaron la hospitalización en Logroño del saharaui Brahim Ghali. Actuó así por encargo del servicio secreto exterior de Marruecos (DGED), según un informe del CNI desvelado por El País. La denuncia fue archivada.

Su objetivo era, al parecer, enviar al Ejército de Haftar, a través de empresas pantalla en Emiratos Árabes Unidos, drones con cámaras térmicas y también un sistema anti-drones para un aeropuerto, según “Libyan Today 24”. El conjunto de Libia está sometido a un embargo internacional de armas.

La nota del Ministerio del Interior español, del 22 de enero, debe de contener algún error porque menciona como destino del contrabando el aeropuerto de Trípoli y un grupo armado que opera en el oeste de Libia que preside Mohamed Yunus Al-Menfi. Él, a diferencia de Haftar, sí goza del reconocimiento internacional, aunque también padece el embargo armamentístico. Desde el entorno de Al-Menfi se recalcó que la sanción impuesta a Repsol es “una extorsión política”.

Pese a que el general Haftar es un rebelde, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y también otros líderes europeos, le tratan con deferencia y no sólo por los recursos energéticos bajo su control. Meloni le recibió el año pasado en Roma como un auténtico jefe de Estado y le fue a visitar a Tobruk (Libia) en mayo con un doble objetivo: que frene aún más la emigración irregular que zarpa de sus costas y que reduzca o expulse a los mercenarios rusos de Wagner de su zona de influencia.

Meloni y otros líderes europeos tratan con deferencia al general Haftar

Ese empeño de Meloni por llevarse bien con el general rebelde libio quizás explique la relativa indulgencia de la policía italiana cuando su hijo Sadam visitó su país. Llegó en su jet privado el 22 de julio a Génova, sin apenas ser controlado, para asistir a varios partidos de fútbol del campeonato de Libia.

Estuvo en también en Roma, en el Stadio dei Marmi, viendo jugar al Al-Nasr, el equipo del que es dueño. Ante la inseguridad que asola Libia, sus autoridades y el Gobierno de Roma alcanzaron un acuerdo para que el campeonato se desarrolle íntegramente en Italia.

El señalamiento en el Sistema de Información de Schengen prevé un examen más riguroso de la documentación presentada en frontera y un seguimiento de sus desplazamientos por el país “algo que no se hizo mientras estaba en Italia”, informa el diario romano “La Repubblica”. "Si esto se confirma, podría ser un problema por tratarse de una violación de las normas de cooperación internacional o por constituir un trato de favor al pariente del general libio", añade el periódico “Il Messaggero”.

Sadam Haftar, de 33 años, hijo del general que ostenta el poder en el este y sur de Libia, debió considerarse humillado cuando, el 2 de agosto, la policía le retuvo cerca de una hora en el aeropuerto de Capodichino (Nápoles) desde donde iba a regresar a su país en un jet privado.

Repsol Libia
El redactor recomienda