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La venganza de Juan José Hidalgo, el hombre de pueblo vetado por la burguesía madrileña
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LA HERIDA NUNCA CERRADA

La venganza de Juan José Hidalgo, el hombre de pueblo vetado por la burguesía madrileña

El veterano empresario salmantino nunca ha olvidado cuando Miguel Blesa bloqueó su intento de comprar Iberia al considerar que no era digno de forma parte del 'establishment'

Foto: Juan José Hidalgo recibiendo el premio a 'mejor empresario del año'. (EFE)
Juan José Hidalgo recibiendo el premio a 'mejor empresario del año'. (EFE)
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A Juan José Hidalgo (Villanueva del Conde, Salamanca) no le cabía el jueves la sonrisa en la boca tras conocer que International Airlines Group (IAG) renunciaba finalmente a comprarle Air Europa, la aerolínea a la que califica como su hija bonita. Fue un regalo de cumpleaños (83 hizo el pasado 23 de julio) en torno a una operación de la que había hecho un caso personal, quizás el más importante, en los últimos treinta años de su vida profesional.

A priori, una reacción contradictoria porque fue el propio empresario el que firmó la venta al dueño de Iberia en la madrugada de un 2 de noviembre de 2019 por 1.000 millones. Y el que aceptó, con la estrecha colaboración de su hijo Javier Hidalgo bajar el precio a apenas 500 millones cuando IAG dijo que, tras el covid, todas las aerolíneas valían muchísimo menos. Su última rúbrica, dando por bueno que cobraría la mitad en efectivo y la mitad en acciones de su comprador, la puso a principios de 2023, cuando la pandemia ya se daba por superada y el turismo volaba hasta cifras históricas.

Entonces, ¿por qué estaba feliz?, ¿por qué quería que la Comisión Europea tumbase un acuerdo en el que se había implicado –menos de lo que le gustaría a Iberia- el Gobierno de España? Más allá de que para el salmantino hecho a sí mismo la integración no tuviera mucho sentido para el país, al considerar que es mucho mejor que el Barajas sea compartido por las dos grandes alianzas mundiales (One World, de la que es miembro IAG, y SkyTeam, en la que participa Air Europa) y no solo por una, como habría ocurrido si la venta se hubiera ejecutado, la razón tiene mucho que ver con la piel.

En primer lugar, porque Pepe Hidalgo, que vive a temporadas entre República Dominicana y Estepona, nunca quiso casarse con los ingleses. Fue más una iniciativa de Javier, que tenía una gran relación con Luis Gallego, consejero delegado de IAG y antes de Iberia. El hijo del patriarca le ponía la racionalidad al ímpetu del padre, que despotricaba de su competidor, controlado por Qatar como primer accionista.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante un encuentro en el Palacio de La Moncloa con el consejero delegado del IAG, Luis Gallego. (EFE/Moncloa)

En su opinión, se aprovecharon de la pandemia para quedarse a su hija a precio de derribo, algo que le dolía en el alma. Su heredero le decía que era lo mejor en un momento en el que su holding, que llegó a facturar 4.000 millones antes del covid, perdía cerca de 500 millones brutos al año. Era una forma de asegurar un dinero mientras la familia se quitaba de encima Viajes Halcón por un euro y se desprendía de hoteles emblemáticos para hacer frente a sus deudas.

Pero, además, porque Pepe Hidalgo nunca ha olvidado que el establishment de Madrid le vetó en 2008, cuando, al contrario de lo que ha ocurrido ahora, fue Air Europa la que quiso comprar Iberia. El empresario salmantino siempre tuvo a la antigua compañía de bandera española entre ceja y ceja porque era su competidor natural. De hecho, creó su aerolínea para competir con la que entonces era propiedad del Estado, a la que hubo que rescatar en un par de ocasiones con dinero público. Demostró en los años noventa que se podía viajar a un precio asequible y ser solvente.

Orgullo herido

Pero su oferta, de la mano del fondo Gala Capital (hoy Beka Finance), que tenía entre sus inversores al millonario gallego Manuel Jove y a Alicia Koplowitz, no llegó nunca a despegar. Aunque puso encima de la mesa una OPA a entre 3,6 y 3,9 euros por acción, lo que suponía una valoración de entre 3.430 y 3.716 millones de euros. Miguel Blesa, presidente en aquellos momentos de Caja Madrid, accionista destacado de Iberia, le dio portazo. En una reunión con Carlos Tejera, responsable de Gala, le dijo al financiero que la gran Iberia no podía caer en manos de un empresario como Pepe Hidalgo, que el comprador debería ser alguien de prestigio, que asegurase el futuro del grupo.

Pero Tejera, también de pueblo, en este caso de Arévalo (Ávila), le espetó a Blesa, según relatan fuentes conocedoras de aquella conversación, que se había dado la mano con Juan José Hidalgo y que su palabra estaba comprometida, por lo que salió del despacho del otrora gran banquero andaluz, próximo al Partido Popular. El financiero nunca le contó a Pepe los detalles de esa agría conversación, especialmente para no herir su orgullo. Pero el dueño de Air Europa acabó enterándose por un consejero de Iberia, que le silbó al oído. Después, tras dos años de negociaciones, British Airways se fusionó con la española, valorada en 2.100 millones.

La historia posterior ya es sabida. Miguel Blesa se quitó la vida en julio de 2017, poco después de ser condenado a seis años de cárcel por las tarjetas black de Bankia (Caja Madrid). Iberia acordó la compra de Air Europa por 1.000 millones como operación defensiva, porque sabía que Hidalgo negociaba en paralelo con Air France y Lufthansa. Además de con el propio Tejera, que no se decidió a tomar hasta un 30% del holding familiar por sus recelos sobre la contabilidad del grupo, al ver cómo el dinero subía de unas sociedades personales a otras sin demasiado orden.

Foto: Un avión de Air Europa. (EFE/David Arquimbau Sintes)

Después llegó el covid, que llevó a la quiebra técnica a los Hidalgo, los cuales tuvieron que echarse en manos del Gobierno, que los salvaron con tres préstamos por un valor total de 615 millones. Pero que vieron cómo la oferta de IAG pasaba a ser de 500 millones, la mitad de lo pactado. Ahora, salvados gracias a un boom histórico del turismo, saben que Air Europa, con un beneficio de explotación de más de 200 millones, puede valer otra vez esos 1.000 millones del inicio. Y eso que aún deben de devolver algo más de 500 millones al erario público, con un tipo de interés que hoy en día es de casi el 9%.

Javier, salpicado por sus relaciones con el comisionista del caso Koldo y con Begoña Gómez, vive apartado del ruido mediático, entre Dominica y Botswana, donde ahora tiene otro de esos proyectos salvajes. Pero en septiembre vuelve a Madrid para declarar como testigo y para ponerse otra vez a los mandos de Air Europa, cuyo último vuelo aún no está escrito.

A Juan José Hidalgo (Villanueva del Conde, Salamanca) no le cabía el jueves la sonrisa en la boca tras conocer que International Airlines Group (IAG) renunciaba finalmente a comprarle Air Europa, la aerolínea a la que califica como su hija bonita. Fue un regalo de cumpleaños (83 hizo el pasado 23 de julio) en torno a una operación de la que había hecho un caso personal, quizás el más importante, en los últimos treinta años de su vida profesional.

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