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Además de buen profesional, buena persona: las habilidades que deben tener los empresarios del futuro
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Además de buen profesional, buena persona: las habilidades que deben tener los empresarios del futuro

La empresa está cambiando y demanda capacidades que van más allá del conocimiento técnico. Desde la Universidad Francisco de Vitoria nos cuentan cómo desde las aulas se pueden formar perfiles más humanos

Foto: Foto: Freepik.
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La figura del “tiburón”, ese profesional agresivo, ambicioso, competitivo e implacable en su búsqueda del éxito y el beneficio, está en sus horas más bajas. En el entorno empresarial actual cada vez se valoran más las competencias personales y sociales que afectan el modo en que las personas interactúan con los demás, se comunican y gestionan su trabajo. Son las denominadas soft skills, esenciales para una colaboración y liderazgo efectivos.

Este cambio de paradigma se refleja con detalle en el informe Tendencias Globales de Capital Humano 2024, elaborado por Deloitte, donde se afirma que “los líderes deben reorientar la perspectiva de sus organizaciones en torno a la idea de sostenibilidad humana: el grado en que la organización crea valor para las personas como seres humanos, dejándoles una mayor salud y bienestar, habilidades más sólidas y mayor empleabilidad, buenos empleos, oportunidades de avance, progreso hacia la equidad, mayor pertenencia y mayor conexión con el propósito”.

Un índice para medir la calidad humana de las empresas

Es un proceso que lleva tiempo y, mientras unas compañías están dando los primeros pasos, otras ya llevan un largo camino recorrido. En este sentido, existe una herramienta capaz de medir el nivel de humanización de las empresas para mejorar su competitividad. Se trata del índice de Humanización de la Organización (IHO), que han puesto en marcha Watch&Act, la Fundación máshumano y la Universidad Francisco de Vitoria.

Desde esta universidad, Luis Expósito, director del nuevo Grado en ADE + Psicología de la UFV, explica que “el paso previo está en las aulas”. Se trata de que el alumno de hoy “tenga una buena formación en todas estas soft skills, que son las que de verdad transforman la sociedad y generan riqueza”.

En este sentido, recuerda las palabras que pronunció Alberto Granados, Country General Manager de Microsoft España, en su reciente visita al campus de la UFV: “Nos dijo que hacen falta personas que generen riqueza humana. Y es verdad que la nueva incorporación de gente más joven está creando un movimiento, una demanda, para situar a la persona en el centro de la empresa”.

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Por ello, ahora más que nunca, los trabajadores tienen que estar capacitados, no solo a nivel académico, sino también a nivel humano. La formación durante el paso por la universidad cumple un papel clave para alcanzar una formación integral, detalla Expósito: “Es lo que se demanda, y es algo que puede parecer novedoso, pero no lo es para nosotros: llevamos 28 años hablando de esto y formando a nuestros alumnos en la que es nuestra aspiración: la espiral virtuosa, en la que todos, trabajadores, clientes y accionistas, salen ganando”.

Alfredo Alfaro, CEO en First People Consulting y autor del libro Primero personas, después profesionales, corrobora esa demanda: "El conocimiento técnico es importante, pero las soft skills son esas competencias intangibles que permiten a los líderes y no líderes inspirar, crear equipos de alto rendimiento y provocar que los sistemas puedan adaptarse a los cambios con agilidad". Todas estas habilidades permiten que se cree un clima de bienestar en el ámbito laboral, al que cada vez se le está dando más importancia. "El reciente Informe Mundial de la Felicidad 2024 confirma que la felicidad en el trabajo es un pilar clave para el desarrollo sostenible de las organizaciones y sociedades", señala Alfaro.

Para ello es necesario formar en "autonomía y empoderamiento; equilibrio entre la vida personal y el trabajo; reconocimiento y apreciación; oportunidades de desarrollo; compensación justa y equitativa y flexibilidad laboral", concluye.

Cómo forjar a los directivos del futuro

¿Cómo debe ser hoy un directivo? ¿Qué se va a esperar de él, más allá de un título o un diploma? “El directivo debe tener en cuenta siempre a la persona, llevar la cuestión ética a cada decisión, preguntarse el sentido de las cosas, el para qué se hacen y por qué se quieren mejorar", señala Luis Expósito. "También debe buscar la verdad, y eso implica tener los mejores conocimientos y los más actualizados”. Todo esto, indica, nos lleva “a un directivo completo, no fragmentado, con una formación interdisciplinar”.

Es fácil pensar que estas habilidades están pensadas para los alumnos que se quieran dedicar al mundo empresarial. Pero, en realidad, afirma Expósito, “es algo importante para todos ellos, con independencia del grado que estudien. Nuestra misión es transformar la sociedad consiguiendo buenos profesionales y personas apasionadas que apasionen”.

Esta perspectiva, añade, “es importante para cualquier profesional. Pero, en el caso del alumno que se va a dedicar a la empresa, es realmente fundamental. Hay que enseñarles todo esto porque los líderes empresariales deben tener muy claras estas ideas o, de lo contrario, no cuidarán de los clientes, de los proveedores, de la familia, de la sociedad, de los trabajadores”.

Es una visión para la que el doble grado de Psicología y ADE “va a aportar muchísimo. El alumno no solo va a estar muy bien formado en el área empresarial, sino que, además, su cabeza va a estar muy bien formada para entender la mente humana. Es muy importante que ADE evolucione, porque dirigir es dirigir personas, y las personas trabajamos con nuestra mente”.

Para que esta experiencia universitaria con impacto personal, social y cultural tenga lugar, la Universidad Francisco de Vitoria ofrece un modelo formativo integral -llamado ‘formar para transformar’- que no se centra únicamente en contenidos técnicos o académicos. De esta forma, los alumnos viven experiencias más allá de las aulas, a través de diferentes actividades, que les preparan para su futuro profesional, aportándoles juicio crítico y apertura al mundo.

La figura del “tiburón”, ese profesional agresivo, ambicioso, competitivo e implacable en su búsqueda del éxito y el beneficio, está en sus horas más bajas. En el entorno empresarial actual cada vez se valoran más las competencias personales y sociales que afectan el modo en que las personas interactúan con los demás, se comunican y gestionan su trabajo. Son las denominadas soft skills, esenciales para una colaboración y liderazgo efectivos.

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