La industria aeroespacial española quiere prevenir sequías y erupciones volcánicas desde el aire
Por EC Brands
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La industria aeroespacial se adentra en una nueva era. Fue en 1957 cuando la antigua Unión Soviética dio el pistoletazo de salida con el lanzamiento del primer satélite Sputnik, una esfera de aluminio de apenas 58 centímetros de diámetro y poco más de 80 kg. El objetivo era recabar información de las capas altas de la atmósfera y el campo electromagnético del planeta. Hoy, el reto va más allá.
La posibilidad de observar la tierra desde el espacio despliega un sin fin de opciones para los gobiernos de medio mundo; y los nanosatélites se han convertido en los protagonistas de esta nueva etapa. Estos pequeños dispositivos permiten a cualquier país obtener multitud de información de su territorio: desde la evolución de sus cosechas o de sus emisiones, hasta el control de sus vertederos urbanos, del tráfico o del catastro. Sin olvidar, por supuesto, la seguridad nacional.
Las actuaciones irán dirigidas a proyectos como el desarrollo de demostradores en el ámbito de las aeronaves multipropósito
Desde el Ministerio de Ciencia e Innovación destacan, precisamente, que “la observación de la Tierra desde el espacio proporciona datos esenciales para la creación de aplicaciones y servicios adicionales que generan empleo en empresas de valor añadido en diferentes disciplinas como agricultura, cartografía, medio ambiente, oceanografía, prevención de catástrofes o ciencias de la atmósfera”.
España tiene un plan para impulsar el papel de las empresas españolas en este sector. A través del PERTE Aeroespacial se prevé movilizar cerca de 4.533 millones de euros entre 2021 y 2025, con una contribución del sector público de alrededor de 2.193 millones y una inversión privada de cerca de 2.340 millones. Los objetivos específicos pivotan en torno a tres ejes: aeronáutico, encaminado a desarrollar sistemas ‘cero emisiones’ o impulsar vehículos aéreos no tripulados, entre otras; espacial, enfocado en el diseño de cargas útiles relacionadas con el control medioambiental, las comunicaciones cuánticas y la seguridad; y transversal, para impulsar la innovación en centros fabriles, fomentar la formación aeroespacial, y conectar el ecosistema de innovación en el ámbito aeroespacial.
En el marco de este PERTE, precisamente, el pasado mes de julio el Consejo de Ministros aprobó un acuerdo con la Agencia Espacial Europea (ESA) para desarrollar la Constelación Atlántica, un conjunto de 16 pequeños satélites de los que ocho se desarrollarán en España y otros ocho en Portugal. Será ejecutado por la Agencia Espacial Española y se estima un coste de 40 millones de euros.
El objetivo será monitorizar el cambio climático, en concreto, las bahías y estuarios; los efectos de desastres naturales en zonas costeras, la producción sostenible de alimentos, la gestión y monitorización de los recursos marinos y costeros. Las ocho empresas españolas que participarán en la fabricación de los satélites serán Elecnor Deimos, Alén Space, DHV Technology y Satlantis, que ahora están a la espera de que se anuncien los siguientes pasos.
La Constelación Atlántica es un conjunto de 16 satélites de los que ocho se desarrollarán en España
Otro de los proyectos más relevantes es el desarrollo de un lanzador de pequeños satélites a través de una compra pública precomercial. El presupuesto total comprometido es de hasta tres millones de euros para la fase de diseño y de hasta 40,5 millones para la fase de desarrollo y construcción. El último paso se dio el pasado mes cuando el Ministerio de Ciencia e Innovación resolvió la primera fase competitiva con la selección de Pangea Aerospace y PDL Space.
“El objetivo del proyecto es la capacitación industrial para el desarrollo de las tecnologías y componentes de un lanzador 100% español que permita no solo la construcción del prototipo, sino que lo cualifique como solución validada para competir en el mercado de pequeños lanzadores”, explican desde el Ministerio.
En estos momentos, en el marco de este PERTE, también hay en marcha otros proyectos relacionados con las tecnologías de uso dual para la observación o con la encriptación cuántica. La Ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant, asegura en este contexto que el plan “va a buen ritmo” y que España tiene “un posicionamiento internacional en este sector” porque, hasta hoy, por ejemplo, “ningún país ha desarrollado tecnología de un lanzador de pequeños satélites”.