Ofrecido por

La guía de los Perte

Las seis ganaderías de Ávila que quieren cambiar el sector agro

Por EC Brands

Los fondos de los PERTE agroalimentario y de la digitalización del ciclo del agua buscan modernizar, digitalizar y hacer más sostenibles las explotaciones ganaderas y cultivos

El primer eslabón de la cadena alimentaria, base del sector agroalimentario español, se enfrenta a un futuro incierto ante las numerosas disrupciones a las que se enfrenta y que están afectando al rendimiento de los cultivos. Los últimos datos disponibles del Ministerio de Agricultura reflejan una caída de la renta agraria en un 5,5% el año pasado, hasta los 27.861 millones de euros.

Desde cambios estructurales por los nuevos hábitos de consumo y los gases de efecto invernadero que intensifican adversidades climáticas, como sequías, lluvias torrenciales o granizadas, hasta cambios coyunturales, como la reciente tensión en los precios por la desbocada inflación, la crisis energética y la guerra en Ucrania. Presiones que se suman al principal reto del sector alimentario: dar respuesta a una escasez de recursos para una población mundial creciente que se prevé pase de los 7.900 millones de personas actuales a los 9.000 millones en 2050.

En este “futuro incierto”, en palabras de Banco Sabadell, “la innovación tecnológica se ha convertido en un factor indispensable. Sin ella, las empresas de la industria agroalimentaria están condenadas a estancarse y a perder competitividad”. Esa digitalización pasa por tecnologías como la inteligencia artificial, el aprendizaje automático, el Internet de las Cosas, el Big Data o la robótica y por toda la cadena de valor. Desde el sector primario, como la mejora genética, la agricultura de precisión, gestión del riego inteligente, control de plagas; el sector transformador (energía, materias primas, producto intermedio, logística, automatización de procesos); y el sector comercializador (predicción de la demanda, desperdicio alimentario, emisiones, envases).

Gangrenia, un referente europeo

En Ávila, una granja porcina se ha convertido en un referente en Europa en digitalización y eficiencia energética del mundo agro por su innovador modelo denominado Gangrenia, un multiplicador genético ideado por el Grupo Kerbest. Está diseñado para aportar bienestar animal al apostar por las maternidades libres en sus seis explotaciones, reducir el impacto medioambiental y aumentar la sostenibilidad del entorno y atraer talento.

“Gracias a este concepto de granja, hemos avanzado como empresa, creado una fundación, profesionalizado como consultora y crecemos en la actividad de investigación e innovación con un importante desarrollo profesional de nuestros equipos”, reconoce su consejero delegado, Alberto Pascual.

Ante la realidad cambiante del sector, considera que hay que ser más eficientes en el uso de los recursos naturales y la clave la tiene la tecnología en tres aspectos. “Por un lado, nos permite un avance mayor en la mejora genética de los animales; por otro, tratarlos de manera individual optimizando su producción y los recursos de todo tipo dedicados a ello; y, por último, nos facilita y posibilita la toma de decisiones y la inmediatez de las mismas”.

De este modo, la figura del ganadero está reinventándose, “pasando a liderar equipos multidisciplinares capaces de gestionar distintos centros de producción y atendiendo a una gran diversidad de aspectos inherentes a la producción animal tanto legislativos, como socioeconómicos y ambientales”.

El próximo reto de esta granja abulense es la reutilización de los purines para intentar obtener fuentes de proteínas alternativas y carbón vegetal y generar una economía circular regenerativa de los suelos.

La palanca de los PERTE

Esta transformación es factible también en otras plantaciones y granjas de la mano de los PERTE agro y digitalización del ciclo del agua aprobados en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia por el Gobierno a raíz de los fondos europeos Next Generation con el objetivo de revitalizar y hacer más sostenible el modelo productivo.

Para la modernización y digitalización del sector agroalimentario se movilizarán 1.357 millones de euros de inversión pública. La primera convocatoria, por valor de 510 millones, finalizó a principios de año, pero habrá una segunda, pendiente de ser convocada ya por el próximo Gobierno resultante de las elecciones del 23 de julio.

Con respecto a los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica de la digitalización del ciclo del agua, la inversión pública asciende a 3.485 millones. La primera convocatoria, que movilizó 1.022 millones, está pendiente de resolución y la segunda arrancó en mayo con un importe de subvención de 200 millones. Las ayudas oscilarán entre uno y diez millones por proyecto y se canalizarán a través de los municipios de hasta 20.000 habitantes. El foco es la mejora de la eficiencia en el regadío y reducir las pérdidas en el ciclo urbano para paliar la sequía. En otoño se podrán presentar los proyectos.

Antes de acceder a estas subvenciones hay que estar preparados. El CEO del Grupo Kerbest recomendaba en un webinar de Sabadell Hub Empresa hacer previamente auditorías de digitalización y de medición de la huella de carbono de las instalaciones y, dado el pequeño tamaño de las empresas del sector primario, aspirar a proyectos no muy ambiciosos para no perder la oportunidad de modernizar la economía circular de las explotaciones.