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Las incoherencias de la investigación de BBVA que cuestionan a su actual dirección
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CASO VILLAREJO

Las incoherencias de la investigación de BBVA que cuestionan a su actual dirección

El banco envió al juez un archivo que acredita un posible delito de revelación de secretos y cinco meses después el resultado de una investigación que concluye lo contrario

Foto: Carlos Torres, presidente de BBVA. (EFE/José Méndez)
Carlos Torres, presidente de BBVA. (EFE/José Méndez)
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Tres versiones para unos mismos hechos y ninguna conclusión clara de su investigación. Este es el resultado de las pesquisas internas de BBVA tras más de cinco años desde que tuvo las primeras sospechas sobre el presunto espionaje a periodistas. En este periodo, la entidad presidida por Carlos Torres ha tenido tres posibles evidencias de presuntos delitos, como el correo electrónico desvelado por este medio, en el que un miembro de la Policía enviaba a la entidad un listado de llamadas de un periodista de El Confidencial. Sin embargo, siempre ha defendido ante juez y fiscales lo contrario.

BBVA tuvo las primeras sospechas de presuntos delitos respecto a los medios de comunicación en mayo de 2018, según documentación de la propia entidad. Según una versión cuestionada del banco, el actual director de Comunicación, Paul G. Tobin, habría denunciado entonces ante el director de Cumplimiento, Eduardo Arbizu, "la ilegalidad cometida por Julio Corrochano [entonces director de Seguridad] al extraer y obtener de manera fraudulenta e ilegal información del tráfico de llamadas de los teléfonos de periodistas expertos de medios financieros". Así figuraba en el pliego de descargo de un posible expediente contra Arbizu por no haber hecho nada en los siguientes meses. Arbizu respondió en un escrito desmintiendo esta información y señalando que si Tobin quería denunciar presuntas irregularidades, tuvo muchas oportunidades para hacerlo. La realidad es que, al margen de Arbizu, nadie del banco hizo nada al respecto entre mayo de 2018 y 2019, y que BBVA acabó archivando el expediente.

Foto: 'E-mail' del 14 de mayo de 2012, enviado por el comisario Enrique García Castaño, uno de los compinches del comisario Villarejo, a Julio Corrochano, entonces director de Seguridad de BBVA. (EC)

En cualquier caso, es el banco el que sitúa las primeras sospechas de estos presuntos delitos en mayo de 2018, cuando el escándalo de Villarejo estaba empezando a saltar en los medios y no había ningún tipo de información que apuntara a este espionaje a periodistas. Fue su primera versión al respecto.

No volvió a haber noticias al respecto hasta pasado un año, en mayo de 2019. Fue la firma contratada para el informe forensic interno, PwC, la que detectó el correo de 2012, en el que el entonces comisario en activo, Enrique García Castaño, enviaba a BBVA el listado con el tráfico de llamadas de un periodista de este medio.

Foto: Ángel Cano (i), ex-CEO de BBVA, y Francisco González (d), expresidente. (EFE)

Junto a ello, El Mundo publicaba, un mes después (junio de 2019), que la Policía había obtenido información ilegal de varios periodistas (uno de El Confidencial y el que firma esta crónica). Poco después, la entidad presidida por Torres iniciaba una línea de investigación sobre el espionaje a los profesionales de los medios de comunicación. Su segunda versión fue, por tanto, que ante las pruebas surgidas iba a levantar alfombras.

La tercera versión llegó unos meses después, en diciembre de 2019, con un escrito a la Audiencia Nacional en el que se negaba que los tres indicios anteriores (denuncia de Tobin, el listado de llamadas en manos de un policía y el artículo de El Mundo) escondieran ninguna irregularidad.

La defensa de la entidad argumentaba que solo se habían realizado batidas internas entre los teléfonos de los empleados, algo que, afirmaban, entraba dentro de la legalidad. "No se han localizado evidencias de que este mismo análisis hubiese sido encargado a Cenyt ni que Cenyt hubiese elaborado listados de llamadas como los generados por los servicios internos del banco, o cualesquiera otros", concluía la entidad en un escrito a la Audiencia.

Sin embargo, la información publicada ayer por El Confidencial cuestiona la investigación interna de BBVA, conducida por el equipo del presidente, Carlos Torres, y sus asesores legales, Garrigues y Uría Menéndez. El correo electrónico de García Castaño a Corrochano incluía un listado de llamadas como el que la entidad aseguraba no haber localizado.

En entredicho

Las mismas fuentes señalan que la entidad estaba obligada a abrir una investigación interna a fondo al encontrar un correo dirigido por un funcionario público a un directivo con información obtenida irregularmente, y ponerlo en conocimiento ante las autoridades. Y añaden que, aunque BBVA puede argumentar que lo hizo al remitir el correo electrónico al juzgado dentro de un pendrive con otros 2.000 e-mails, el escrito posterior defendiendo lo contrario pone en entredicho a los actuales gestores.

La entidad se enfrenta a nuevas posibles contradicciones ahora que el juez Manuel García-Castellón ha decidido abrir el forensic del banco a todas las partes que acudan con un perito de parte. BBVA solo podría esquivarlo si prospera alguno de sus recursos de apelación, que persiguen bloquear esta prueba y que se archive el caso.

FG se desvincula del correo

El expresidente de BBVA Francisco González se ha desvinculado totalmente del supuesto seguimiento de llamadas de periodistas, publicado por El Confidencial, y ha mostrado su “sorpresa y total desconocimiento” sobre los hechos narrados en dicha noticia. El correo electrónico publicado por El Confidencial fue aportado al procedimiento judicial por parte de BBVA hace cuatro años, en el mes de julio de 2019. FG resalta que nunca ha sido interrogado por estos hechos, "pues no hay absolutamente ninguna evidencia en la causa que le vincule con el mencionado correo". Al mismo tiempo, González reclama que se esclarezcan estos hechos "y, como siempre ha defendido, se lleve la investigación hasta el final".

Tres versiones para unos mismos hechos y ninguna conclusión clara de su investigación. Este es el resultado de las pesquisas internas de BBVA tras más de cinco años desde que tuvo las primeras sospechas sobre el presunto espionaje a periodistas. En este periodo, la entidad presidida por Carlos Torres ha tenido tres posibles evidencias de presuntos delitos, como el correo electrónico desvelado por este medio, en el que un miembro de la Policía enviaba a la entidad un listado de llamadas de un periodista de El Confidencial. Sin embargo, siempre ha defendido ante juez y fiscales lo contrario.

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