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El teletrabajo fracasa en España: la inseguridad jurídica nos coloca a la cola de Europa
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INFORME THE ADECCO INSTITUTE

El teletrabajo fracasa en España: la inseguridad jurídica nos coloca a la cola de Europa

El número de teletrabajadores en España cae hasta niveles de junio de 2020, mientras que más de la mitad de la Unión Europea dispara la cifra de ocupados que trabajan desde casa, superando ya las tasas del año pandémico

Foto: El teletrabajo, en mínimos en España. (Pixabay)
El teletrabajo, en mínimos en España. (Pixabay)
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El teletrabajo, la tendencia laboral que vino con el covid, se está pasando de moda, al menos entre los españoles. En un país en el que el número de teletrabajadores alcanzó los 3,5 millones a raíz de la pandemia, tres años después desciende a prácticamente la mitad, hasta los 2,56 millones, su tasa más baja desde junio de 2020, mientras en otros países de Europa la tasa supera incluso los niveles precovid.

Sin embargo, no parece que sea porque la mayoría de españoles rechace 'la oficina en casa'. El 84% de la poblacion española desearía teletrabajar, el tercer dato más elevado de la UE, solo por detrás de Finlandia y Suecia, según un informe publicado por el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI), dependiente del Ministerio de Asuntos Económicos. ¿El motivo, entonces? Una legislación precipitada y no del todo bien pensada podría tener la culpa.

"Muchas empresas han visto el teletrabajo como una amenaza. Se debería haber regulado y haber incentivado, no es igual una multinacional que una pyme. Aquí hay un mal discurso y un problema de anticipación en el tiempo. Que se lanzase una norma a futuro en un confinamiento fue un error", afirma Javier Blasco, director de The Adecco Group Institute, que habla de "normativa prematura".

En España, el teletrabajo se reguló explícitamente en un real decreto aprobado en septiembre de 2020, en plena pandemia, una legislación que acabó transformada en ley en julio del año siguiente, la ley del trabajo a distancia, como se la llamó. Pero desde el principio, los abogados laboralistas se han quejado de cierta ambigüedad en cuestiones críticas: quién debe cubrir los gastos del teletrabajo, hasta dónde llega el derecho a la desconexión digital o cómo puede hacerse la evaluación de prevención de riesgos son solo algunos de los ejemplos. La falta de concreción ha llevado a que sean los tribunales los encargados de poner paz en algunas cuestiones problemáticas, un factor de incertidumbre que no beneficia a quien quiera apostar por esta modalidad.

Antes del covid, el número de teletrabajadores en España llegaba a la cifra de 1,64 millones. El teletrabajo empezó a retroceder en 2021 y ya son siete trimestres consecutivos en comparación interanual en los que España registra una caída del número de personas que trabajan exclusivamente desde casa. Ahora, hay en España un 6,5% menos de teletrabajadores que hace un año y la media ha bajado 1,7 puntos, hasta el 12,7%, según el informe Monitor Adecco de Oportunidades y Satisfacción en el Empleo. "El legislador tiene la obligación de que la norma sea atractiva. El teletrabajo no es un problema, sino una oportunidad. Hay que poner en orden todo esto para no generar inseguridad jurídica", dice su director.

A contracorriente con Europa

En cuestiones de teletrabajo, Spain is different. Nuestro país empezó a dejar atrás el teletrabajo en 2021, incluso cuando aún había restricciones covid, al contrario que muchos de sus compañeros europeos. Mientras que España registra mínimos desde 2020, más de la mitad de países de la Unión Europea (11 de 20) está por encima de los niveles de 2020, entre los que se incluye Francia, Alemania, Grecia y nuestro vecino más directo, Portugal. "Portugal está a un nivel de teletrabajo muy por encima del nuestro. Tiene una norma más amable y amigable que no busca la sanción", comenta Blasco.

Foto: Vista de las Cuatro Torres de Madrid. (EFE/Javier López)

En Europa la normalización del teletrabajo está más presente y los países nórdicos son los pioneros, además de que depende del tejido productivo del país o de la cantidad de puestos de tipo informáticos o telecomunicadores que haya, señala Blasco. De los nueve países que en 2022 tenían una proporción inferior a 2020, hay cinco de ellos —Dinamarca, Luxemburgo, Austria, Finlandia y Suecia— en los que al menos uno de cada cuatro ocupados trabaja en ocasiones en casa, es decir, tienen una proporción de teletrabajadores que duplica la de España.

De la mano con España, Italia, República Checa y Polonia no superan el 14% de teletrabajadores y en 2022 su tasa ya era inferior a la del año pandémico. Mientras tanto, Luxemburgo, Finlandia y Suecia disparan su número de teletrabajadores, destacando Holanda, con el 44,5% de los ocupados trabajando desde casa.

Madrid y Cataluña, a la cabeza

Hoy en España el teletrabajo es una práctica expresamente madrileña y, en menor medida, catalana. Madrid, que alberga al 15,6% del total de ocupados, tiene al 23,8% de todos los teletrabajadores del país. Y Cataluña, con el 17,2% de ocupados en España, tiene el 19,3% de todos sus empleados a distancia. Así, entre ambas regiones, poseen el 32,8% de todos los ocupados, pero juntas suman el 43,1% del conjunto de teletrabajadores españoles. Eso sí, la autonomía de la capital registra siete trimestres consecutivos de caídas (-14,6%), lo que revela un retroceso del teletrabajo en la región.

Blasco explica que estos resultados tienen que ver con la estructura productiva. El teletrabajo depende de condiciones como el tipo de sector, el nivel de vida o los factores personales. Además, la presencia de sedes centrales y oficinas se centra en Madrid y en la zona metropolitana de Barcelona. En contraste, La Rioja, Murcia y Castilla-La Mancha son las autonomías que menos teletrabajadores disponen, las tres por debajo del 8,5% del total de ocupados.

Donde repunta el teletrabajo es en el norte del país. Los ejemplos de aumentos significativos en el número de personas trabajando, al menos ocasionalmente, desde su hogar se encuentran en Cantabria (+32,1%), Navarra (+11,8%) y el País Vasco (+8,4%). Pero en cualquier caso, si se observa la evolución de la media móvil de cuatro trimestres, ni siquiera esos incrementos lograron evitar que 14 autonomías mostraran una reducción interanual en su porcentaje de teletrabajadores.

El teletrabajo asimismo contribuye directamente a la flexibilidad, requisito que más valoran los españoles en el terreno laboral. De acuerdo con el estudio Expectativas laborales de empleados y empresas 2022 de Edenred y BTS, el 76% de los españoles pide más flexibilidad horaria para conciliar. Así expresa también Blasco, que subraya que hay una parte de tareas laborales que son propicias al teletrabajo y hay que ser flexibles.

"El problema es que se ha improvisado, pero el teletrabajo va a crecer"

Pero el fin del teletrabajo no ha llegado, ni llegará de hecho. "Va a seguir avanzando de forma lenta. Se deben alinear las políticas porque el legislador distorsiona el teletrabajo. No tiene por qué generar más gastos, el problema es que se ha improvisado, pero va a crecer. Las personas que prueban el teletrabajo no lo quieren perder". Queda teletrabajo para rato.

El teletrabajo, la tendencia laboral que vino con el covid, se está pasando de moda, al menos entre los españoles. En un país en el que el número de teletrabajadores alcanzó los 3,5 millones a raíz de la pandemia, tres años después desciende a prácticamente la mitad, hasta los 2,56 millones, su tasa más baja desde junio de 2020, mientras en otros países de Europa la tasa supera incluso los niveles precovid.

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