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El sueño de ganar como propietario: por qué Michael Jordan vende los Hornets de la NBA
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Jordan compró los Hornets en 2010

El sueño de ganar como propietario: por qué Michael Jordan vende los Hornets de la NBA

El exjugador ultima la venta de la franquicia a Gabe Plotkin y Rick Schall. El equipo está valorado en 1.770 millones de dólares y Jordan lo compró por 275 millones

Foto: Michael Jordan
Michael Jordan

Michael Jordan aún es considerado como el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos. También es el que amasa una mayor fortuna gracias a sus contratos publicitarios y, sobre todo, los royalties que genera a través de Jordan Brand (propiedad de Nike), que factura más de 5.000 millones de dólares anuales. Pero el ex deportista, que siempre fue un ganador nato, también trató de conquistar la gloria como propietario de una franquicia de la NBA. Lejos de conseguirlo en lo deportivo, no ha salido del pozo en diez años, ahora ultima su venta para que el triunfo llegue por lo económico.

El 23 compró el 65% de los Hornets en 2010 a Robert Johnson por 180 millones de dólares (167 millones de euros) y posteriormente se hizo con el resto del capital con una inversión total de 275 millones de dólares (255,5 millones de euros). Se desconocen los términos económicos de la operación, pero Sportico valora la franquicia en 1.770 millones de dólares (1.644 millones de euros) y sus estimaciones siempre han estado algo por debajo del precio definitivo marcado en las transacciones cerradas desde 2021.

Los Hornets han sido el último equipo en incorporarse a la NBA. La liga aprobó su expansión a los 30 equipos actuales en 2004-2005. Al frente estaba Robert Johnson, y en junio de 2006 se anunció que Jordan sería el segundo máximo accionista. Lejos de impulsar su proyección, los Hornets han sido uno de los peores equipos de la última década.

Desde 2010 nunca han finalizado una temporada entre los 15 primeros en asistencia al pabellón. La última campaña en la que estuvieron entre las diez franquicias con más gasto en plantilla fue en 2016-2017, y se han caracterizado por un proceso de reconstrucción constante y la falta de grandes estrellas. De hecho, sólo han llegado a play-offs en tres temporadas.

El motivo de la venta radica, principalmente, en la fuerte revalorización de las franquicias de la NBA y otras ligas norteamericanas. Las últimas ventas de Suns y Bucks se cifran en 4.000 millones y, aunque los Hornets están lejos, supone una revalorización de casi siete veces más respecto a cuando Jordan se convirtió en accionista mayoritario. La valoración media de las franquicias NBA supera 3.000 millones de dólares (2.790 millones de euros) y también se ha multiplicado por siete en la última década.

Michael Jordan es el único exjugador y el único afroamericano que es propietario

La realidad es que Jordan ya había preparado su salida como propietario años atrás. En septiembre de 2019 poseía el 97% de las acciones y vendió una amplia participación a Daniel Sundheim y Gabe Plotkin. Los términos económicos y el porcentaje del capital vendido nunca se desvelaron, pero sí que Jordan se mantendría como principal accionista.

Ahora Plotkin, que ya era el segundo socio de los Hornets, prepara una oferta junto a Rick Schall para hacerse con el control de la franquicia. Jordan mantendrá un pequeño porcentaje de acciones para seguir vinculado como miembro del consejo de administración. Ahora bien, su papel será testimonial y más institucional, ya que ningún minoritario tiene apenas fuerza en la toma de decisiones.

De hecho, la fuerte revalorización de las franquicias y el escaso protagonismo de los minoritarios es lo que hizo que la NBA moviera ficha y permitiera la entrada de fondos de inversión antes de la pandemia. Este año dio un paso más para permitir la entrada de otros fondos institucionales, abriendo la puerta a Qatar o Arabia Saudí, entre otros. El objetivo es que los minoritarios sí jueguen un papel más destacado, principalmente con inyecciones económicas en un contexto de dificultad financiera y, a cambio, tengan más peso en la gestión de lo que tendría un minoritario tradicional.

Eso es lo que podría suceder con Jordan, cuya figura trasciende las barreas del deporte. Charlotte es, además, la ciudad del estado donde levantó su fama e imperio, ya que su universidad era la de North Carolina. Es decir, la vinculación simbólica complica aún más la posibilidad de venta total o incluso de abandonar el barco en pleno proceso de reconstrucción. De ahí que la venta aún se esté preparando como una transición moderada.

Actualmente los Hornets son la quinta franquicia con menos valor de la NBA, solo por delante de Thunder, Timberwolves, Grizzlies y Pelicans. Se estima que su cifra de negocio está entre 200 y 250 millones de dólares (186 y 232 millones de euros).

Michael Jordan aún es considerado como el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos. También es el que amasa una mayor fortuna gracias a sus contratos publicitarios y, sobre todo, los royalties que genera a través de Jordan Brand (propiedad de Nike), que factura más de 5.000 millones de dólares anuales. Pero el ex deportista, que siempre fue un ganador nato, también trató de conquistar la gloria como propietario de una franquicia de la NBA. Lejos de conseguirlo en lo deportivo, no ha salido del pozo en diez años, ahora ultima su venta para que el triunfo llegue por lo económico.

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