El Barça y Goldman Sachs retrasan el cierre de la financiación del Camp Nou

El FC Barcelona y Goldman Sachs se dan unos días para cerrar la financiación del Espai Barça, el proyecto para financiar las obras del Camp Nou y sus alrededores, que precisa de una emisión de bonos corporativos por valor de 1.500 millones. El 31 de marzo era la fecha acordada entre los bancos Goldman Sachs y JP Morgan con el club blaugrana para cerrar el acuerdo. Ha llegado el plazo fijado y el acuerdo no se cierra sin que las partes expliquen de manera clara como está la situación.

“El FC Barcelona está en el proceso de cierre de la financiación del Espai Barça e informa que cerrará las negociaciones finales la próxima semana”. La semana que viene es corta. El jueves es Jueves Santo. El FC Barcelona asegura que todo va bien, pero todo lo que hace apunta en sentido contrario.

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Primero, la rebaja del rating de la emisión a dos escalones del bono basura. Luego, la solicitud de que el rating sea secreto. A continuación, la amenaza de impugnación por la desaparición de 420 millones para el Palau Blaugrana. Y a todo ello se suma una junta de ayer que duró siete horas, el comunicado celebrando a bombo y platillo la renovación de pólizas de crédito para circulante, el comunicado de dos líneas de hoy y finalmente asegurar que cerrarán el acuerdo en Semana Santa.

Goldman Sachs tiene personal en Barcelona y esperaba cerrar el pacto hoy, a pesar de las condiciones nada realistas y fuera de mercado a las que aspira el Barça. Lo mismo que la constructora Limak. Los turcos han trasladado a 40 personas que ya están trabajando en la ciudad, bajo el mando del que seguramente es su mejor directivo Haldun Fırat Köktürk, director general de Limak Construction. Pero la realidad es que el contrato que firmaron con el FC Barcelona está en el aire, supeditado al cierre de la financiación. Con la colocación de bonos sin firmar, todo está en un limbo financiero muy propio del presidente Joan Laporta y de su estilo de gestión.

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El Barça quiere que la emisión de bonos de 1.500 millones se estructure en varios tramos, pero que su rentabilidad no supere el 6%, barrera que ha puesto Eduard Romeu, vicepresidente económico, ya que considera que si han de ofrecer más interés a los inversores, el proyecto ya no resultará viable. No hay más garantía que los ingresos futuros. Además, se quiere una ventana de oportunidad a los cinco años con la posibilidad de rebajar el tipo de interés en caso de que los tipos hayan bajado en el mundo, algo inusual en este tipo de colocaciones. El vencimiento sería en 2047, a 25 años. Y los primeros 200 millones son para amortizar el crédito que ya adelantó Goldman Sachs para derribar la tercera gradería y el Miniestadi. Todo esto en medio del “caso Negreira” y con una crisis de reputación y financiera de gran magnitud.

No hay marcha atrás

Ayer Laporta insistió en la junta en que no habría marcha atrás, que la financiación se firmaría sí o sí, según explicaron fuentes conocedoras de la evolución de la reunión. De hecho, el presidente consiguió carta blanca para cerrar el acuerdo de financiación por parte de la junta, al revés de lo que debería ser. La junta dio luz verde al acuerdo de financiación antes de su firma definitiva, que podría incluir alteraciones importantes.

La operación es la más importante en la historia del FC Barcelona en términos financieros. Y de hecho marcará el futuro del club. Si sale mal, el FC Barcelona podría dejar de ser de los socios, con una deuda que superaría los 2.700 millones. Si de verdad, Goldman Sachs y el club blaugrana sólo se han dado unos días para cerrar los últimos flecos, no pasaría nada. Si el problema es más de fondo, la situación podría complicarse mucho.