Brufau se baja el sueldo un 50% para continuar como presidente de Repsol

El consejo de administración de Repsol aprobará este miércoles el orden del día de la próxima junta, en la que se propondrá la continuidad de Antonio Brufau como presidente, como adelantó El Confidencial el pasado 10 de febrero. La renovación del economista, que este mes ha cumplido los 75 años, irá acompañada de una rebaja sustancial de su remuneración fija. De esta manera, el directivo, que superará los 20 años como máximo responsable de la multinacional, quiere convencer a los inversores de que respalden un nuevo mandato por un máximo de cuatro años.

Según fuentes del mercado, Brufau, que accedió a la presidencia de Respol en otoño de 2004, ha propuesto a la comisión de nombramientos y retribuciones rebajarse el sueldo algo más de un 50%, desde los 2,5 millones de euros actuales. Por tanto, si los inversores aprueban su renovación, pasará a cobrar 1,2 millones fijos. Una cantidad que se añadirá a una serie de incentivos sociales y por retribución en especie, que el pasado año ascendieron a 311.000 euros. Se trata de una de las cifras más bajas del Ibex, aunque el doble de lo que cobra el presidente no ejecutivo de Endesa, Juan Sánchez-Calero, que percibe 673.000 euros.

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Con este gesto, Brufau quiere dejar claro que su nuevo ciclo como presidente de Repsol no responde a un fin puramente monetario, sino a la continuidad de una estructura de poder, en la que él ejerce de presidente no ejecutivo y Josu Jon Imaz de consejero delegado con mando en plaza sobre las decisiones más relevantes en el día de la sociedad energética. Una fórmula que el consejo de administración acordó en 2015 para aplicar el modelo anglosajón de gobernanza, en el que se separan la figura del chairman (presidente) y la de CEO (consejero delegado).

Aquella decisión también fue adornada por la renuncia de Brufau a una compensación por blindaje y por no competencia de 14,25 millones, indemnización que le correspondía por la finalización de sus funciones ejecutivas. En la junta de ese año, se acordó que tan solo percibiese un salario fijo, sin variables por resultados operativos, por un total de 2,5 millones, hasta 2019.

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En marzo de 2019, Repsol comunicó a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que "Antonio Brufau ha anticipado al consejo de administración su intención de que esta sea su última reelección, de tal forma que su cargo expiraría al término de este nuevo mandato", es decir, en 2023. Una dimisión por adelantado que se produciría en la junta de accionistas de este año.

Sin embargo, el de Mollerusa ha solicitado seguir por un máximo de cuatro años más, al considerar que los hechos extraordinarios que han marcado su último mandato le han impedido llevar Repsol a la cima que se había planteado. Se refiere a la aparición de la pandemia, que se saldó con unas pérdidas históricas de 3.289 millones de euros en 2020, y a la guerra de Rusia contra Ucrania, que, por el contrario, ha encarecido el crudo y el gas, un nuevo entorno de precios que se ha traducido en un beneficio de 4.251 millones en 2022.

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Al retractarse del anuncio de 2019, Brufau envía un guiño al mercado para conseguir el apoyo de los proxies o agencias de recomendación de voto, que indican a los grandes inversores en qué línea votar en función del cumplimiento de los criterios ESG o de buena gobernanza. El sueldo suele ser una de las métricas más relevantes que los proxies toman en cuenta a la hora de aconsejar votar a favor o en contra. Desde que en 2015 cambió su remuneración y renunció a los 14,5 millones de compensación, Brufau ha percibido más de 22 millones por su labor de presidente no ejecutivo. Si cumple cuatro años más, ingresará otros cinco millones.

Brufau ha percibido más de 22 millones por su labor de presidente no ejecutivo

El órgano de gobierno de Repsol también propondrá a la junta el nombramiento de Pablo Blanco como secretario general del consejo de administración, al haber asumido el cargo de máximo responsable del área legal. Blanco sustituye al histórico Luis Suárez de Lezo, que deja ya la compañía. Una salida que se suma a la del director de los servicios jurídicos y de compliance.