El papel del BCE en la decisión de Ferrovial de llevarse la sede a Países Bajos
La reducción de los balances de los bancos centrales abre un escenario inédito que pone en valor el 'rating' de Holanda. Lo visto esta semana con el bono híbrido de Ferrovial es la muestra
Ferrovial anunció ayer oficialmente una noticia que el mercado había descontado hacía una semana: la recompra del bono híbrido de 500 millones que emitió en noviembre de 2017. Con esta decisión, la compañía se evita posibles disputas con los bonistas, que podrían llegar a considerar que la fusión inversa con Ferrovial Internacional SE supone un cambio de garante que les permite activar la recompra.
Basta mirar lo ocurrido con esta deuda en la última semana para entender el papel que ha jugado el BCE (Banco Central Europeo), en la decisión de cambio de sede Ferrovial y la importancia que tiene para la compañía estar asentada en un país triple A ante el nuevo horizonte al que se enfrentan los mercados.
Desde que el grupo de infraestructuras desveló sus planes, el pasado 28 de febrero, este bono ha disparado su cotización en el mercado secundario. El día que la compañía anunció su intención de mudarse a Países Bajos, cotizaba al 84% de su valor nominal y, desde entonces, se ha encarecido en 10 puntos porcentuales, hasta el 94%.
Aunque sigue estando por debajo de la par (que sería 100), la noticia de que esta deuda tenía un comprador al otro lado de la mesa ha sido un auténtico revulsivo para unos inversores que, en nueve meses, han visto cambiar por completo las reglas de juego y que están buscando salir de las emisiones de los últimos años para invertir en activos que ofrecen más rentabilidad.
La década de tipos cero e inyecciones de liquidez vivida llevaron a emitir bonos a rentabilidades irrisorias, como los 500 millones a ocho años que emitió Ferrovial en noviembre de 2020 al 0,54%. La compañía presidida por Rafael del Pino supo aprovechar su papel de ser uno de los emisores españoles a los que el Banco Central Europeo (BCE) compraba deuda y cargó los bolsillos. Unas alforjas que todavía hoy suman casi 2.600 millones de euros en cinco bonos diferentes.
En cuatro de ellos, todos salvo el híbrido, la entidad presidida por Christine Lagarde tomó posiciones que todavía hoy mantiene, según reconoce la propia institución, aunque sin desvelar la cantidad exacta. Se trata del bono de 300 millones al 2,5% que vence en 2024; el de 500 millones al 1,375% que vence en 2025; el de 780 millones al 1,382% que vence en 2026 y el citado de 2028.
En cuatro de las cinco emisiones vivas que tiene Ferrovial, está presente el BCE
Todo ellos están cotizando actualmente entre 15 y 20 puntos por debajo de la par, los mismos niveles en los que se movía el híbrido hasta que apareció la propia Ferrovial como compradora. Y aquí entra en juego el papel que ha jugado el BCE en la decisión final del grupo de activar su plan de cambiar la sede a Países Bajos.
Estas emisiones se pudieron realizar con unos cupones irrisorios por la inédita combinación de tipos cero y bancos centrales engordando sus balances. Ahora, los tipos están al 3%, y subiendo, y el BCE se ha levantado de la mesa. Esto enfrenta a las compañías a otro escenario inédito, el derivado del adelgazamiento de sus balances, que amenaza con tensionar los mercados hasta niveles que, algunos, temen que pueda desatar turbulencias como las vistas en la crisis pos-Lehman.
El pasado diciembre, cuando habían desaparecido las esperanzas de que la inflación fuera coyuntural y la subida de tipos algo pasajero, el grupo de infraestructuras vio claro que el nuevo contexto recomendaba mover ficha y llevarse la sede a Países Bajos para estar en un país triple A ante un escenario desconocido. ¿El motivo? Permite emitir más barato.
Ahora mismo, si se aplica la diferencia que existe entre el bono alemán y el español a los 2.600 millones en emisiones vivas que tiene Ferrovial, resulta un ahorro de unos 18 millones al año en pagos de cupón, si se multiplica por diez años, estamos hablando de 180 millones.
Y las tensiones acaban de empezar. Por ejemplo, el híbrido que Ferrovial va a recomprar modificaba su cupón a partir de mayo, cuando pasaba a interés fijo igual al tipo swap más un margen del 2,127% anual hasta el 14 de mayo de 2043 y del 2,877% anual desde el 14 de mayo de 2043. Esto supone irse por encima del 5%. Mayor va a ser el salto a partir del próximo ejercicio, cuando empiecen a vencerle las emisiones que tiene vivas a rentabilidades que no volverán.
Aunque la compañía tiene una posición neta de caja de 1.400 millones, con la que recomprará el híbrido, necesita acudir a los mercados a financiarse y estos van a ser cada vez más caros e inestables.
El BCE ya no va a estar ahí para comprar los bonos y tocará financiarse en un entorno desconocido, lo que ha puesto en valor la triple A de Países Bajos, plaza que, además, se ha convertido en la nueva City europea, lo que facilita captar talento e inversores, y permite saltar rápidamente a la bolsa americana, donde Ferrovial podrá seguir ampliando su base inversora y, al mismo tiempo, ganar reconocimiento en el que es su principal mercado.
Ferrovial anunció ayer oficialmente una noticia que el mercado había descontado hacía una semana: la recompra del bono híbrido de 500 millones que emitió en noviembre de 2017. Con esta decisión, la compañía se evita posibles disputas con los bonistas, que podrían llegar a considerar que la fusión inversa con Ferrovial Internacional SE supone un cambio de garante que les permite activar la recompra.
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