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El capital riesgo retrasa su salida de la restauración hasta que el consumo se recupere
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TRAS LA PANDEMIA Y LA INFLACIÓN

El capital riesgo retrasa su salida de la restauración hasta que el consumo se recupere

Los acontecimientos adversos han provocado que las compañías todavía no estén en el valor que se les marcó cuando hace cinco años se realizaron las inversiones

Foto: Goiko Grill, en el centro comercial Arturo Soria Plaza (Madrid). (Cedida)
Goiko Grill, en el centro comercial Arturo Soria Plaza (Madrid). (Cedida)
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En 2018, los fondos de capital riesgo se lanzaron en masa a comprar empresas de restauración. Por aquel entonces, su intención era rentabilizar la inversión en un periodo de cinco o seis años, pero ni imaginaban que se avecinaban una pandemia mundial y una crisis inflacionaria, dos tormentas perfectas que han afectado al valor de los restaurantes y, por ende, de su negocio. Esa fecha límite que se marcaron para sacar provecho de estas inversiones está ya muy cercana, pero van a ampliar unos años más el momento de su salida con el objetivo de recuperar, al menos, su desembolso inicial.

El principal problema es que muchas de las compras que realizaron los fondos de capital riesgo se hicieron con una valoración muy alta, según apuntan varias fuentes del sector. Se atisbaba un futuro prometedor, porque la restauración gozaba entonces de buena salud y proliferaban los establecimientos de cadenas que ahora han adquirido gran fama. Pero el coronavirus les obligó a cerrar sus puertas durante meses, además de abrir con restricciones durante bastante tiempo. Muchos de ellos, como Goiko Grill, tuvieron incluso que recurrir a los préstamos del ICO para sobrevivir.

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Cuando parecía que esa crisis estaba superada, la guerra de Ucrania generó una crisis inflacionaria que les ha afectado de dos maneras. Por un lado, han tenido que reducir sus márgenes por temor a perder clientes si trasladaban a sus menús las subidas de precios al completo. Por otro, los ciudadanos tienen cada vez más cuidado con sus gastos y, aunque todavía no se ha reducido notablemente el número de comensales, sí ha disminuido la cuantía de las cuentas y, por ende, la facturación de los restaurantes.

Por poner algunos ejemplos de esas operaciones que se produjeron hace cinco años, el fondo L Catterton compró el 80% de Goiko Grill por 120 millones de euros, en una operación que se cerró en junio de 2018. Un par de meses después, Aurica se hacía con el 30% de Larrumba, el dueño de conocidos restaurantes como Marieta, Habanera o Perrachica. En esta ocasión, se valoró a la compañía en 80 millones, por lo que desembolsó unos 24 millones. Y ya a principios de 2019, Miura Private Equity entró en el capital de Grupo Saona, en una transacción de la que no trascendió el precio.

Un par de meses después, Aurica se hacía con el 30% de Larrumba, el dueño de restaurantes como Marieta, Habanera o Perrachica

Los acontecimientos adversos han provocado que las compañías todavía no estén en el valor que se les marcó cuando se realizaron las inversiones. Por lo tanto, las transacciones previstas para este 2023 se van a aplazar, a no ser que los fondos estén dispuestos a vender con importantes descuentos. "El periodo medio de inversión de los fondos suele ser de cinco o seis años, y como el 2020 fue un paréntesis por la pandemia mundial, lo normal es que las salidas se planteen más para 2024 y 2025", explica Borja Oria, socio y CEO del área de Banca de Inversión de Arcano, una firma que ha asesorado en alguna de estas operaciones.

Foto: Establecimiento de Burger King. (EFE/Larry W. Smith)

La falta de operaciones en España en el sector de la restauración contrasta con las oportunidades de inversión que sí están detectando los fondos en Europa del Este. Por ejemplo, McWin ha destinado 525 millones de euros a abrir 600 restaurantes de Burger King y Popeyes en República Checa, Polonia y Rumanía durante los próximos 10 años, tal y como contó este medio. Se debe a que la penetración de la restauración en estos países es menor, es decir, hay menos saturación de restaurantes que en España. Además, los múltiplos de entrada son más atractivos y hay más margen de crecimiento.

Pero la restauración nacional no ha perdido todo su encanto. Como recuerda Oria, sigue generando interés por diferentes razones: es un sector todavía muy fragmentado, tiene una palanca de crecimiento en los envíos a domicilio, hay una tendencia del consumidor a incrementar su gasto en ocio y, además, España es una gran potencia turística.

Se ha producido una proliferación de este tipo de vehículos financieros

Esta situación que vive el sector de la restauración es una de las tónicas dominantes en algunos segmentos del capital riesgo. ¿El motivo? Se ha producido una proliferación de este tipo de vehículos financieros, lo que ha provocado que, ante una mayor demanda, los precios de muchas compañías se hayan disparado por encima de su valor teórico. Así, ante el nuevo escenario macro que se vislumbra, la posibilidad de recuperar la inversión y otorgar jugosas rentabilidades a sus partícipes se haya visto limitada o, al menos, condicionada, por lo que se prevé que para este año el boom de capital privado limite su rentabilidad y se realicen menos lanzamientos, a tenor de la Encuesta de sentimiento de mercado que elabora El Confidencial preguntando a cerca de una treintena de entidades de gestión de fondos y banca privada.

En 2018, los fondos de capital riesgo se lanzaron en masa a comprar empresas de restauración. Por aquel entonces, su intención era rentabilizar la inversión en un periodo de cinco o seis años, pero ni imaginaban que se avecinaban una pandemia mundial y una crisis inflacionaria, dos tormentas perfectas que han afectado al valor de los restaurantes y, por ende, de su negocio. Esa fecha límite que se marcaron para sacar provecho de estas inversiones está ya muy cercana, pero van a ampliar unos años más el momento de su salida con el objetivo de recuperar, al menos, su desembolso inicial.

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