El G-4 de la banca estudia dar entrada a fondos en el banco malo de pymes

Días clave para uno de los mayores proyectos que tiene sobre la mesa la gran banca española: la creación de un banco malo de pymes. Tras meses de reuniones, el G-4 de la banca (Banco Santander, BBVA, CaixaBank y Banco Sabadell) se verá las caras la próxima semana para ver si siguen adelante con el proyecto, en el que está también involucrada la gestora DoValue.

Entre los bancos, cunde una contradictoria mezcla de ganas y pesimismo. Lo primero, por la necesidad de sanear sus balances ante la posible subida de la morosidad en pymes. Y lo segundo, por la complejidad del proyecto, que hace que alguno de los grandes esté dudando si seguir en el mismo. Tras los estudios preliminares, las entidades están ya tocando el hueso de la negociación: definir el perímetro y decidir si dar entrada a inversores privados a este Sareb de pymes. Esta opción se antoja fundamental para que los bancos puedan desconsolidar la deuda que traspasen a la nueva sociedad, según fuentes financieras consultadas por este medio.

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Jorge Zuloaga

Lo que los cuatro bancos han hecho en los últimos meses es una prueba de cómo se podrían gestionar casos complicados de deuda de pymes. Lo han hecho con 15-20 casos reales de empresas pequeñas y medianas en las que los cuatro tienen exposición. El objetivo ha sido analizar en qué medida una gestión conjunta de deuda complicada como esta permite desbloquear situaciones complejas, reducir provisiones y mejorar la viabilidad de los clientes.

El Banco de España y el Banco Central Europeo (BCE) están al tanto de las conversaciones y esperan detalles antes de dar su opinión. Aun así, fuentes de las entidades tienen claro el resultado de antemano: si no entra dinero nuevo, la deuda no se podrá desconsolidar y, por tanto, seguirá penalizando en capital y morosidad.

Interés de los fondos

Entre los fondos extranjeros, hay un gran interés por la Sareb de pymes, pero no a cualquier precio. Los inversores oportunistas exigirán grandes descuentos que podrían ahuyentar al G-4 de la banca. La situación es muy parecida a la de 2008-2012, cuando la crisis inmobiliaria se iba dejando notar cada vez más en los balances del sector y había mucho interés inversor, pero las provisiones eran insuficientes e impedían cuadrar grandes ventas sin generar un agujero a los vendedores. Por ello, hubo que esperar años a que llegaran los reales decretos Guindos de 2012 para ajustar la oferta y la demanda.

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De esta forma, en los próximos meses se sabrá si el mercado está maduro para las grandes bolsas de crédito de pymes, que podrían sufrir dificultades en los próximos meses. Actualmente, hay unos 567.000 millones de euros en créditos bancarios a empresas, de los que cerca de la mitad son a pequeñas y medianas empresas. La morosidad empresarial está en torno al 4,4%.

Las entidades están principalmente interesadas en que se incluyan en esta operación los créditos de pymes en la categoría de bajo vigilancia (Stage 2), que ya han dado muestras de debilidad, pero todavía no han impagado durante más de 90 días. Este nicho es donde mayor impacto en capital y morosidad ven a corto y medio plazo.

Las entidades no suelen desglosar su riesgo en pymes, y menos por stage 2. Una de las pocas que lo hacen es Sabadell, que a finales de 2022 tenía una morosidad en pymes del 7,6%. Santander y CaixaBank son líderes de este segmento de negocio, con entre un 20% y un 25% de cuota cada una. Por su parte, Sabadell y BBVA suman aproximadamente otro 25% entre las dos. De modo que entre estos cuatro bancos controlan entre dos tercios y tres cuartas partes del mercado.

En cuanto a créditos morosos, Santander tiene unos 69.000 millones en vigilancia a nivel mundial; CaixaBank, unos 30.000 millones, principalmente en España; BBVA, 19.300 millones en España, y Sabadell, unos 14.000 millones.