Naviera Armas nombra CEO a Sergio Vélez para salir a flote con JPMorgan y Barings al timón

Naviera Armas, la empresa familiar fundada por Antonio Armas, pasará este próximo jueves a ser propiedad a la fuerza de varios fondos de capital riesgo. Tal y como adelantó El Confidencial el pasado 23 de febrero, JPMorgan, Barings, Bain Capital y Cheney Capital se harán con cerca del 90% del capital de la compañía dueña de Transmediterránea, competidor adquirido en 2016 y cuya gestión ha provocado el hundimiento del grupo canario. Para sacar a flote la sociedad, los nuevos dueños nombrarán a Sergio Vélez consejero delegado interino.

Según aseguran fuentes próximas a las negociaciones, Vélez asumirá la dirección ejecutiva de Naviera Armas el próximo jueves, cuando los accionistas actuales se reúnan en junta extraordinaria para aprobar la segunda reestructuración del capital y del balance en apenas 12 meses. La primera, por la que los asesores percibieron una comisiones de 30 millones de euros, consistió en la inyección de liquidez de 100 millones por parte de JPMorgan, Barings, Bain Capital y Cheney Capital y la conversión de unos 250 millones de deuda en acciones.

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Una operación cuyo resultado fue que la familia Armas se diluyó, al pasar de tener el 100% del capital a quedarse con un 51% de los derechos políticos y el 35% de los derechos económicos. Por lo tanto, los acreedores tomaron ya una parte de la compañía, aprobaron un plan estratégico y nombraron a un consejero delegado ajeno a la familia en la figura de Fernando Val. Sin embargo, el barco hizo agua casi antes de iniciar la nueva singladura por el aumento del precio del combustible y el cierre de la frontera entre España y Marruecos por decisión del reino alauita, a lo que se sumó la dimisión de Val a los seis meses de asumir el cargo.

Ahora, los fondos oportunistas se van a hacer con el 90% del capital de Naviera Armas, al tiempo que impondrán a Vélez como consejero delegado interino por al menos un año. Vélez, senior managing director de FTI Consulting, lleva trabajando ya en la compañía canaria desde hace cerca de cuatro meses en nombre de la consultora, junto con un equipo de 10 personas. Los nuevos dueños han considerado que, gracias a su experiencia en gestión de crisis, en compañías como Valeo, Natra o Sniace, el directivo de FTI es la persona adecuada para esta nueva etapa, con la familia ya ajena a la dirección.

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Según otras fuentes, los asesores de Armas, de los herederos y de los acreedores van a percibir unos 20 millones de euros en comisiones por la nueva reestructuración, que saldrán de los 80 millones adicionales que aportan los ya nuevos dueños. En las negociaciones han estado Garrigues y Linklaters del lado de la compañía, junto con Houlihan Lokey como banco de inversión, mientras que la familia se puso a finales del pasado año en manos de White & Case. Por su parte, Latham y Gómez Acebo y Pombo han trabajado para los acreedores, que han tenido a PJT Partners como intermediario financiero.

Vuelta a beneficios

Naviera Armas arrastra problemas financieros desde que la empresa canaria comprase Transmediterránea a los Entrecanales por 260 millones en 2018. Un año más tarde, la empresa tuvo que recurrir a fondos de alto riesgo para conseguir liquidez con que pagar las nóminas de sus 1.600 empleados. Unas dificultades que acabaron con el embargo de varios buques por orden judicial y unas pérdidas de casi 400 millones en el último trienio.

Naviera Armas arrastra problemas financieros desde que comprase Transmediterránea a los Entrecanales por 260 millones en 2018

La refinanciación y la venta de las rutas en Baleares a la italiana Grimaldi por 305 millones parecía que habían resuelto por fin sus dificultades, pero su hoja de ruta volvió a enfrentarse a un nuevo oleaje, lo que la llevó incluso a solicitar el rescate a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). El organismo público le denegó la petición de ayuda el pasado verano, lo que la abocó a esta nueva reestructuración.

Con este nuevo acuerdo, que se bendice este jueves, en que todas las partes pierden, al aplicarse una quita a los 375 millones de deuda que aún arrastra, se confía en que la empresa marítima vuelva a los beneficios operativos este año tras registrar números rojos provisionales sin extraordinarios de más de 100 millones en 2022.