Proyecto Everest: la escisión de EY en España acelera ante una votación inminente
La Big Four dará en las próximas semanas las cifras para convencer a sus socios de los motivos para separar los negocios de auditoría y consultoría. Las elecciones podrían ser en abril
Subir el Everest puede verse desde distintos ángulos: un reto imposible o la máxima cima que se puede alcanzar. Posiblemente, sea esa segunda la que ha llevado a EY a bautizar así el proyecto para separar sus negocios de auditoría y consultoría, que está teniendo lugar este año. Tras meses de preparación, la Big Four ha pisado el acelerador para someter la operación a votación de sus socios en abril, según el último calendario que se maneja internamente en la compañía. Aun así, la complejidad del proceso y las incertidumbres económicas hacen que todavía no haya una fecha definitiva. Preguntados por ello, desde EY no hicieron comentarios.
A medida que se acerca el mes de abril, la firma está preparando información confidencial que distribuir en las próximas semanas entre los socios equity (accionistas). Incluirá cómo será la nueva estructura, las perspectivas de cada unidad de negocio en el nuevo marco y sus condiciones económicas.
Mientras tanto, la filial española de EY está haciendo números sobre cómo se van a repartir los 5.500 empleados en la escisión. El negocio de auditoría, que mantendrá la marca actual, representa un 31% del negocio, por lo que se prevé que en torno a un tercio de la plantilla se quede en la actual firma, un porcentaje que a nivel global se situará en el 45%, según los medios anglosajones. Las cifras no están todavía cerradas, ya que las dos futuras empresas tienen que repartirse los servicios centrales.
EY tomó la decisión de escindirse ante la presión regulatoria a la que están sometidas estas firmas y con la idea de que los dos negocios por separado tendrán más fuerza comercial que juntas. Así, actualmente las Big Four tienen muchas limitaciones para prestar servicios de asesoramiento a las empresas que auditan, por protección de su independencia.
En este contexto, cada país decidirá por su cuenta si escinde el negocio o no. De momento, ya hay dos grandes países que se han desmarcado del proyecto, China e Israel. Al margen de estos dos países, las votaciones arrancarán por Estados Unidos, principal filial, y seguirán en el resto de geografías.
Negocio de 900 millones
EY todavía no tiene una marca para el negocio escindido. El grupo se está encontrando con grandes dificultades para ello, y lo más probable es que acaben optando por una palabra inventada o una compuesta, según declaró hace algunas semanas su principal ejecutivo, Carmine Di Sibio, al Wall Street Journal. "He bajado mis expectativas", señaló.
Junto a la escisión, la firma ya tiene en mente la posterior salida a bolsa de su negocio de consultoría, con valoraciones estimadas por el propio Di Sibio de unos 73.000 millones de dólares. Atendiendo a estos números, el negocio español estaría valorado en 963 millones de dólares (en torno a 900 millones de euros). EY facturó en España 594,2 millones de euros, de los que 187,8 llegaron de la consultoría, 185 millones, de la auditoría, 151,2 millones, del área legal/tributario, y 70,1, del asesoramiento en transacciones.
Las dos nuevas EY se mantendrán en la misma sede hasta al menos 2025
Entre las principales cuestiones que se están analizando de cara a la fase clave de la escisión, están la definición del nuevo estatus que tendrán los socios de la firma escindida, el reparto del personal, la organización de los sistemas y cómo se repartirán las instalaciones. Sobre esto último, el plan de EY en España es seguir en Torre Titania, al menos hasta finales de 2025, cuando vence el actual contrato. Eso sí, con distintas plantas y separaciones para cada una de las nuevas empresas.
Tras las posibles elecciones en abril, empezaría la operativa de la escisión, que podría demorarse hasta el último trimestre de 2023. Todo ello está supeditado a la posible salida a bolsa, que, según afirmó Di Sibio, afronta nubarrones debido al entorno económico que ha secado los mercados financieros.
Subir el Everest puede verse desde distintos ángulos: un reto imposible o la máxima cima que se puede alcanzar. Posiblemente, sea esa segunda la que ha llevado a EY a bautizar así el proyecto para separar sus negocios de auditoría y consultoría, que está teniendo lugar este año. Tras meses de preparación, la Big Four ha pisado el acelerador para someter la operación a votación de sus socios en abril, según el último calendario que se maneja internamente en la compañía. Aun así, la complejidad del proceso y las incertidumbres económicas hacen que todavía no haya una fecha definitiva. Preguntados por ello, desde EY no hicieron comentarios.
- Los socios de EY votarán en los próximos meses si separan auditoría y consultoría J. Zuloaga
- La escisión de EY ya no es lo que era: la financiación reduce el 'pastel' para los socios The Wall Street Journal. Jean Eaglesham
- En defensa del modelo laboral de las Big Four Juan Ramón Rallo