Señor con ordenador retro

Qué preguntas debes hacerte antes de empezar con el diseño web de tu marca

Enero 23 Ec Brands

Muchas páginas se han construido sobre planos improvisados, contienen pasadizos que no llevan a ninguna parte, puertas cerradas sin pomo y, en general, estructuras que subestiman la importancia para la cual fueron creadas. En EC Brands Studio te damos algunas claves para evitar caer en errores básicos.

Tu página web es el reflejo de tu marca, la ventana a través de la cual el público te conoce por primera vez. Sin embargo, podríamos decir que muchas webs parecen escape rooms: menús escondidos en pequeños iconos; falta de claridad en los mensajes; enlaces que no llevan a ninguna parte y, en general, estructuras que ponen a prueba la intuición del usuario. Cuando diseñas una página para tu empresa, hay algunos errores de estructura y, sobre todo, de estrategia, que dificultan la comprensión de la audiencia y podrían ser fácilmente subsanables en las fases tempranas de un proyecto (si se tienen los conocimientos necesarios).

Para evitar que la creación —o renovación— de tu página caiga en alguna de estas carencias, además de ahorrarte mucho tiempo y quebraderos de cabeza, te dejamos algunas preguntas estratégicas que deberías responder antes de comenzar con el diseño de tu sitio web. Si lo prefieres, puedes contactarnos directamente en EC Brands Studio.

¿Cuáles son tus objetivos?

  • Hola. Necesito renovar/crear la página web de mi empresa y me gustaría saber cuánto me costaría
  • Encantado de saludarte. El precio dependerá de las necesidades del proyecto
  • Es una web de empresa. ¿Qué más necesitas?
  • Vale, una web de empresa, pero… ¿Cuál es el objetivo? ¿Qué quieres que hagan tus clientes cuando entren en ella?
  • Ah, no sé. Eso me lo tendrás que decir tú, que eres el diseñador

Esta conversación está llena de banderas rojas (o red flags en inglés), un término que se emplea para hacer referencia a aquellas señales de alarma que, como si fuera el testigo de un coche, nos avisan de que algo no va bien en la relación que estamos iniciando y que, en este caso, anticipan un proyecto web abocado al fracaso.

Como cualquier herramienta de comunicación, una página depende de un propósito que, a su vez, está estrechamente relacionado con las particularidades del mercado. Es crucial tener una idea clara y concreta de lo que quieres conseguir: vender más (tienda online), captar leads (página de reservas), fidelizar (blog)… A partir de ahí, podrás construir una narrativa —tanto de contenidos como de web— que se construirá con ese objetivo.

¿A quién quieres impactar?

Por mucho que insistas, no; tu web no es para todos los públicos. Para ofrecer una buena experiencia a los usuarios es fundamental generar empatía, y el primer paso para conseguirlo es reunir y documentar sus motivaciones e intereses. ¿Cuál es el tipo de cliente habitual en su empresa? ¿Cuáles son sus hábitos? ¿Qué buscan por internet? ¿Qué palabras clave utilizan para cubrir sus necesidades?

Junto con el objetivo de la web, crear fichas con cada tipo de usuario y sus características te ayudará para marcar el camino del proyecto, evitar desviaciones y encontrar el equilibrio entre usabilidad y aspecto visual. Porque un sitio web estéticamente espectacular, sin un estudio previo y una estrategia posterior, no garantiza el éxito, y puede derivar en un zombi online que no genera resultados.

Conociendo a tus públicos objetivos te resultará más sencillo acotar tus mensajes clave y adaptar el lenguaje a una audiencia más o menos especializada. De esta manera, con un simple vistazo el usuario será capaz de encontrar la información que buscaba en tu página web.

Los mensajes, unidos al propósito de tu marca, serán esenciales para establecer los flujos y la arquitectura de la web, es decir, cómo se organizan las páginas, las URL, los enlaces internos y todos los elementos que la conforman. Una serie de mensajes claros, vinculados a la misión de tu marca permitirán, por un lado, conseguir una navegación fácil e intuitiva, y por otro, la indexación y el posicionamiento en los buscadores.

Optimizar esta estructura no siempre es fácil. Lo ideal es que el menú de navegación tenga el menor número de opciones posible, pero debes asegurarte de que no hay partes importantes que queden escondidas y que el recorrido a seguir hasta un punto en concreto sea lógico para tu audiencia. Si no lo es, corres el riesgo de que se pierda en tu web y desista de su propósito (esa razón de ser de la web de la que hablábamos en el primer punto). En este sentido, no debes asumir el nivel conocimiento del cliente, y mucho menos sus necesidades. Investiga, prueba, comprueba posibles fallos, optimiza y vuelve a empezar el proceso las veces que sean necesarias. Si no tienes experiencia previa, puede que realizar este paso te parezca innecesario, especialmente porque implica invertir un tiempo aparentemente no productivo, pero ahorrarás recursos en las siguientes fases.

¿Qué diferencia a tu negocio?

Entre los más de 1,9 millones de sitios web que existen actualmente, hay miles de páginas que están intentando impactar a tus mismos públicos objetivos. Y en un contexto en el que multitud de empresas y emprendedores están vendiendo servicios o productos prácticamente similares; “o eres barato o eres diferente”, señala el ex-evangelista de Apple Guy Kawasaki. Y la forma más efectiva de marcar distancias con los competidores es crear una experiencia de marca consistente.

Búsqueda de Google

Esto requiere una narrativa sólida y, para definirla, es necesario establecer un diferencial significativo que guiará la historia por la que te identificarán tus audiencias online. Un concepto que te permitirá, como marca, generar una historia única que guiará la experiencia de usuario y dará forma a la percepción que el público tiene de tu empresa. Debe ser una propuesta única y concreta, ya que tendrás que explicársela al diseñador para que pueda plasmarla a través del diseño.

¿Qué está haciendo tu competencia?

Una vez que establezcamos cuál es el objetivo, qué queremos decir y a quién —y no antes—, podemos empezar a plantear diseños y funcionalidades concretas. Este es uno de los aspectos más subjetivos de cualquier proyecto web, porque una misma idea puede representarse de muchas maneras.

La página web del Museo del Prado presenta un diseño minimalista, muy visual, que prioriza la imagen y recurre a un menú en icono 'hamburguesa' para reducir la cantidad de texto y no saturar al usuario con informació
La web del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía presenta un diseño más conservador en formato bloque, que prioriza el contenido claro, conciso y directo, con el fin de facilitar la navegación del usuario

En esta etapa, es recomendable analizar a la competencia, aunque no se tome como referencia. Conocer su propuesta de valor hace más sencillo diferenciarse, y el estudio permitirá tener una visión general de las mejores y las peores prácticas de nuestro sector a nivel de experiencia de usuario, perfil de enlaces, estrategia de contenidos… Cuando estés frente a la web de tu competencia deberías preguntarte: ¿cómo convierten? ¿Cómo es el proceso en su carrito de la compra? ¿Es la web visualmente llamativa? Tómalo como referencia y mejóralo.

Después de responder a estas preguntas estratégicas, tendrás una visión clara de por dónde debe ir el diseño de tu nueva web corporativa y cuáles son las necesidades. Esto te permitirá orientar el presupuesto y el calendario de trabajo, además de que guiará otras decisiones técnicas como el dominio, el hosting (servicio que permite alojar la información de páginas web), la tecnología que soportará el nuevo site o la selección de keywords, entre otros.

Aunque las tendencias en diseño pueden cambiar y un proyecto web siempre está en constante evolución —ya que, una vez lanzado, es habitual detectar oportunidades para simplificar o mejorar procesos—, un site que esté planeado estratégicamente en torno a las respuestas a estas preguntas mantendrá su vigencia durante mucho tiempo.

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