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El otro Botín y el banquero del PP, los salvadores de la Prisa de Pedro Sánchez
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El otro Botín y el banquero del PP, los salvadores de la Prisa de Pedro Sánchez

Javier Botín, hermano de Ana, jugará el rol que ha desechado el Santander, para sacar adelante la tercera ampliación de capital de un grupo de medios clave en este año electoral

Foto: Logo de Prisa. (Alamy/Timon Schneider)
Logo de Prisa. (Alamy/Timon Schneider)

Prisa ha arrancado esta semana su tercera ampliación de capital en cinco años, prueba inequívoca de que la compañía editora de El País y Cadena Ser aún está pagando la mejorable gestión de Juan Luis Cebrián, el presidente que asumió la herencia de Jesús de Polanco y que puso a la compañía en causa de disolución. Bajo la fórmula de bonos convertibles, el grupo de medios busca levantar 130 millones, que se suman a los 765 que pidió a sus accionistas entre 2018 y 2019. Casi 900 millones para una compañía que capitaliza algo menos de 270 millones.

Si fuese un negocio de panaderías o neumáticos, estaría cerrada hace tiempo. Pero la relevancia de sus altavoces —el periódico y la radio con más audiencia de España— y el deseo de influencia en ellos de todos los partidos políticos y empresarios con ansias de poder del país, cambian las reglas de la racionalidad económica. De lo contrario, Telefónica, Santander y CaixaBank nunca la hubieran salvado. Primero con unos productos derivados, modelo warrants, sobre los que la CNMV se puso de perfil, al estilo dictamen sobre la gobernanza de Indra. Después poniendo sus balances y su capital para arrimar el hombro cuando más lo necesitaba.

Foto: EC Diseño.

En un ambiente politizado hasta la saciedad, en un año electoral al cubo, la nueva emisión de capital de Prisa ha sido encomendada a dos banqueros muy alejados de la línea editorial de sus medios. Uno es Donato González, presidente de Société Générale, amigo de Joseph Oughourlian, presidente del holding propietario también de Santillana Digital. El financiero ya intentó en su día que Blas Herrero, compañero de monterías, se convirtiera en accionista relevante de El País, operación que frustró Oughourlian, que prefirió el músculo de la también francesa Vivendi.

A Donato se le conoce por su proximidad a Florentino Pérez, al que salvó de la ruina en su guerra con Iberdrola, y su capacidad para armar estructuras corporativas complejas, además de su olfato para eludir burbujas —nunca entró en la borrachera inmobiliaria— y atisbar tormentas. Pero también por su proximidad al Partido Popular. Especialmente al PP, en el que María Dolores de Cospedal era la reina madre nacional y Esperanza Aguirre, la local. El marido de la primera, Ignacio López del Hierro, fue asesor de Société Générale durante muchos años, hasta que los distintos escándalos que salpicaron a los conservadores le invitaron a prescindir de sus servicios. Francisco Granados, consejero de presidencia con Aguirre, también se formó en las oficinas de Torre Picasso.

En el mercado hay una sospecha acreditada de que el banquero madrileño no tiene entre sus preferencias electorales a Pedro Sánchez ni a sus candidatos al Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid. Pero, por exigencias profesionales, sí va a ayudar al grupo mediático que arropa al líder del PSOE, con un elenco de inversores afines a Moncloa, a sacar adelante una ampliación de capital que es vital para Prisa. La operación es muy positiva para la compañía, que va a dejar de pagar un 11% de interés por un trozo —180 millones— de su deuda total (915) y ahora abonará un 1%. Pero no para sus accionistas, que sufrirán una dilución del 32% salvo que se vuelvan a rascar el bolsillo.

Foto: Foto: Reuters/Charles Platiau.

Entre otros, el Banco Santander de Ana Botín, que esta vez no va a liderar la ampliación de capital, como sí hizo en 2018 y 2019. La entidad, con un 4,63% del capital directo y al menos otro 10% en garantía de préstamos concedidos a accionistas, no ha querido saber nada de esta operación después de que, en la Navidad del 2020, Oughourlian echase a Javier Monzón, el caballo de la banquera, de la presidencia de Prisa. Un pulso perdido que Ana tiene apuntado en la libreta roja de asuntos pendientes.

Curiosamente, su papel lo va a jugar su hermano, Javier Botín, quien, a través de JB Capital Markets, su boutique financiera, va a acompañar a Société Générale como banco colocador de los bonos convertibles en acciones. Con ello, el hermano estaría contribuyendo al rescate financiero del equipo gestor que derrotó a la hermana y presidenta del mayor banco español. Un rol que, según fuentes del sector, ha sentado mal en el palacete del Santander.

Los dos, Société Générale y JB Capital Markets, cobrarán unos 750.000 euros por sacar adelante la ampliación. Aunque no asumen ningún riesgo financiero, puesto que no aseguran la colocación, como suele ser habitual en estos casos, se trata de una operación de comisión discreta, pero con gran exposición mediática. Por la relevancia de Prisa, que reconoce que la suscripción puede quedar incompleta, algo que nunca es un buen trago para los bancos, y por la importancia del cuarto poder en un año en el que la política lo inundará todo.

Prisa ha arrancado esta semana su tercera ampliación de capital en cinco años, prueba inequívoca de que la compañía editora de El País y Cadena Ser aún está pagando la mejorable gestión de Juan Luis Cebrián, el presidente que asumió la herencia de Jesús de Polanco y que puso a la compañía en causa de disolución. Bajo la fórmula de bonos convertibles, el grupo de medios busca levantar 130 millones, que se suman a los 765 que pidió a sus accionistas entre 2018 y 2019. Casi 900 millones para una compañía que capitaliza algo menos de 270 millones.

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