Nueva ofensiva del BCE contra las presidencias ejecutivas de la banca española

El Banco Central Europeo (BCE) mantiene su cruzada contra el modelo presidencial de los bancos españoles. El supervisor europeo ha incluido advertencias contra las presidencias ejecutivas que mantienen algunas entidades en las últimas cartas SREP (examen anual al sector financiero) enviadas a los consejos de administración de los bancos en las últimas semanas. Desde la institución no hacen comentarios, debido a que "el contenido de las cartas SREP no se hace público".

En las entidades ha sorprendido este nuevo aviso del BCE teniendo en cuenta que en los últimos años prácticamente todos los bancos han remodelado el esquema de poder de su cúpula para buscar una fórmula equilibrada que contentara al supervisor. Los tres mayores bancos (Santander, BBVA y CaixaBank) lo han hecho en los últimos cuatro años, y, aun así, han recibido avisos en los últimos tiempos.

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Los banqueros españoles no entienden la "obsesión" con un modelo aceptado por el Comité de Basilea, presidido por el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, que ve bien la figura siempre y cuando haya equilibrios de poder y medidas mitigantes para el presidente ejecutivo. Añaden que el modelo de un consejero delegado omnipotente sería peor, y que en este caso el presidente no ejecutivo no tendría armas reales para ejercer de contrapeso, por estar fuera del día a día y del detalle de la gestión.

A pesar de ello, fuentes próximas al supervisor europeo afirman que no va a parar hasta que logre su objetivo y no quede ni una presidencia ejecutiva en España, y que aprovechará cualquier escrito y oportunidad que tenga a su disposición para recordarlo. Ante ello, determinadas entidades muestran su "malestar" con el Banco de España —representado ante el brazo supervisor del BCE por la subgobernadora Margarita Delgado— "por no saber defender el modelo español ante otros europeos con mismas o mayores debilidades".

Hay malestar en la banca por la incapacidad del Banco de España para defender su modelo

No se libra de este foco ni siquiera CaixaBank, un caso especialmente llamativo, por cuanto pasó de una presidencia no ejecutiva (Jordi Gual) a una ejecutiva (José Ignacio Goirigolzarri) tras la fusión con Bankia. La gobernanza que ha de aplicarse en una entidad resultante de una fusión es evaluada por el supervisor antes de dar su beneplácito a la operación, y así lo hizo en el caso de CaixaBank mientras que en esos mismos meses a Sabadell le obligó al cambio con Josep Oliu, que pasó de presidente ejecutivo a no ejecutivo.

El propio Goirigolzarri dijo en la rueda de prensa que presentó la operación que en una fusión es fundamental que quede claro quién manda, señalando en este sentido a Gonzalo Gortázar, el ejecutivo que fue elegido para el cargo por Isidro Fainé, presidente de principal accionista (Fundación la Caixa), con un 30%.

La presidenta de Santander, Ana Botín, tiene más competencias a su cargo que Goirigolzarri, pero llegó a un acuerdo con el supervisor para transferir algunas dependencias al consejero delegado, cuya figura está a punto de traspasarse de José Antonio Álvarez a Hector Grisi. En concreto, se aprobó que el consejero delegado dejara de depender de la presidenta o CEO y reportara directamente al consejo, algo que se ha venido realizando en otras entidades como mitigante.

Modelo BBVA

Algo muy parecido ocurrió con BBVA a finales de 2018, cuando el BCE puso problemas al nombramiento de Carlos Torres como presidente ejecutivo de BBVA, como adelantó este medio, y forzó que cediera competencias en favor del turco Onur Genç.

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Fuentes próximas al supervisor señalan que el BCE se ha calmado recientemente respecto a la presidencia ejecutiva de Torres, ya que ve total equilibrio de poder entre él y Genç. Aun así, otras fuentes opinan que esta estabilidad frente al supervisor le ha generado problemas internos al banco dentro de su cúpula.

Otro caso atípico es el de Kutxabank, que recientemente ha nombrado presidente ejecutivo a Antón Arriola, y lo ha hecho obteniendo el visto bueno del supervisor a pesar de su perfil afín al mundo político. Según las fuentes consultadas, la entidad vasca cuenta con cierta bula a nivel de supervisión frente al resto de sus comparables, gracias en parte a su elevado nivel de solvencia (17%), el mayor de la banca española.

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En el resto de entidades se están imponiendo las presidencias no ejecutivas, como en Ibercaja Banco, Cajamar, Banco Sabadell y, pronto, Unicaja Banco, cuando Manuel Azuaga deje sus funciones ejecutivas a mediados de año.

Bankinter y Abanca también tienen este tipo de gobernanza, aunque sus casos tienen un punto atípico, ya que tienen en sus consejos dominicales con mando en plaza: Alfonso Botín, como vicepresidente del grupo liderado por María Dolores Dancausa, y Juan Carlos Escotet en el banco gallego.