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Caída y remontada de la 'nueva' Inditex de Marta Ortega: un año de dudas, desafíos y logros
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Aniversario de su nombramiento

Caída y remontada de la 'nueva' Inditex de Marta Ortega: un año de dudas, desafíos y logros

Un año después de que se anunciara su designación como presidenta, Ortega se sitúa al frente de un grupo que sigue mostrando un mejor desempeño que la mayoría de sus rivales

Foto: Marta Ortega, presidenta no ejecutiva de Inditex, y Óscar Maceiras, consejero delegado, durante la última junta de accionistas. (EFE/Cabalar)
Marta Ortega, presidenta no ejecutiva de Inditex, y Óscar Maceiras, consejero delegado, durante la última junta de accionistas. (EFE/Cabalar)
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En pocas ocasiones los inversores han mostrado de un modo tan inconfundible sus sensaciones como el pasado 30 de noviembre. Ese día, Inditex anunció al mercado que Pablo Isla, el hombre que durante más de tres lustros había pilotado el crecimiento del grupo textil, se preparaba para ceder el timón, dejando la presidencia a Marta Ortega, hija del fundador y máximo accionista de la compañía, Amancio Ortega. De súbito, la noticia provocó un derrumbe superior al 6% de las acciones del gigante textil, en un movimiento que venía a reflejar la inquietud con la que se observaba el movimiento.

Lo cierto es que el nombramiento de Ortega, que se haría efectivo a partir del 1 de abril, difícilmente podía entenderse como una sorpresa. Después de 15 años desempeñando distintas funciones dentro de la empresa, la hija del fundador de Inditex parecía destinada a dar continuidad a la saga familiar, tomando las riendas del negocio. Y, de hecho, una inusual entrevista concedida varios meses antes al diario estadounidense The Wall Street Journal había sido entendida como una carta de presentación ante los mercados internacionales que auguraba su próximo salto al terreno de la dirección.

Foto: Foto: EC.

Sin embargo, la manera en que se estructuró ese relevo sí llamó la atención de muchos actores del mercado. Frente a la esperada transición tutelada por el propio Isla y con la figura de Carlos Crespo, por entonces consejero delegado del gigante textil como garante de la continuidad, el nombramiento de Ortega vino acompañado del anuncio de la salida de Isla en un plazo de apenas cuatro meses y de la elección de un nuevo CEO, Óscar García Maceiras, que conllevaba la degradación de Crespo (que recientemente ha anunciado que dejará la compañía al término de 2022).

"Nosotros siempre pensamos que Ortega sería la sucesora natural de su padre, pero está tomando el liderazgo mucho más rápido de lo esperado", señalaban los analistas de Alantra Equities en una nota publicada por aquellos días, en la que confesaban que esperaban una transición "más ordenada y suave", con Pablo Isla supervisando desde el cargo de presidente, y advertían de la falta de experiencia de García Maceiras en el sector. "Tendrá que construirse su credibilidad, máxime en el actual entorno desafiante".

Esas dudas sobre el nuevo equipo gestor caían sobre un entorno marcado por las persistentes preocupaciones en torno al futuro del negocio. El boom del comercio online, acelerado durante la pandemia, ponía a prueba la capacidad de adaptación de los comerciantes tradicionales, que además debían hacer frente a un entorno competitivo cada vez más agresivo, con la irrupción de nuevos jugadores pujantes como la china Shein. En esas circunstancias eran muchas las voces que ponían en cuestión la capacidad de Inditex de defender el liderazgo del que se había hecho acreedor en la industria.

Entre su nombramiento y la toma del cargo, Inditex perdió un tercio de su valor en bolsa

Con tantas inquietudes sobre la mesa, a las que pronto se sumarían las derivadas de la guerra de Ucrania y las sanciones a Rusia —que había sido un mercado clave en el crecimiento de Inditex en los años previos— la cotización de Inditex se vio sometida a un acoso de tal calibre que a inicios de abril de este año, pocos días después de que Ortega asumiera formalmente la presidencia, ya se ubicaban más de un 33% por debajo de los niveles en los que se encontraba el día del nombramiento. Una pérdida de más de 30.000 millones de valoración que situaban a Inditex casi en los mismos precios a los que la hundió el primer zarpazo de la crisis del coronavirus.

Si el mandato de Marta Ortega no se iniciaba con buen pie en los mercados, la gestión del negocio no iba a deparar una bienvenida más tranquila. Su llegada al sillón presidencial se produjo bajo las convulsiones ocasionadas por la guerra de Ucrania. El relevo aún no se había hecho efectivo el 24 de febrero, fecha en la que Vladímir Putin decidió lanzar la ofensiva, pero cabe presuponer que la decisión sobre cómo proceder debía contar con el beneplácito de quien solo un mes después iba a estar sentada en la butaca de la presidencia. Sobre todo si lo que se dispuso fue cerrar las 502 tiendas del grupo Inditex en Rusia, siguiendo los pasos de varias multinacionales de gran consumo como H&M, Asos, Mango o Ikea.

Es cierto que la medida se hizo esperar —llegó diez días después del inicio de la guerra— pero quizás es complicado tomar una determinación más rápida cuando el país que vas a abandonar es el segundo con mayor importancia en tu cuenta de resultados. De hecho, la multinacional textil se jugaba en este conflicto el 10% de su resultado neto de explotación (Ebit), ya que Rusia representaba el 8,5% y Ucrania, donde también bajó las persianas de sus establecimientos nada más comenzar las hostilidades, suponía el 1,5%.

Foto: Manifestación de este jueves de dependientes de Inditex frente al Zara de plaza de España en Madrid. (Reuters/Violeta Santos Moura)

Para conseguir paliar este golpe financiero, la compañía anunció a finales de septiembre, ya cuando Marta Ortega tenía plenos poderes, la venta de su negocio en Rusia a Daher, un grupo de Emiratos Árabes con participaciones relevantes en los sectores de la distribución e inmobiliario. No transcendieron las cifras de la operación, pero de esta manera cesó totalmente su actividad en el país presidido por Putin. Eso sí, ha dejado la puerta entreabierta, al incluir en el acuerdo la posibilidad de colaborar en el futuro bajo el formato de franquicia "en el supuesto de que se dieran en el futuro unas nuevas circunstancias que, a juicio de Inditex, permitieran el retorno de las marcas del Grupo a este mercado", aclaraba en un comunicado.

A estos problemas internacionales hay que sumar algunas rencillas de carácter doméstico. No afectan tanto a la cuenta de resultados, sino a la relación entre los órganos directivos y la plantilla. La elevada inflación ha desatado la movilización de una parte de las dependientas de A Coruña y Madrid, donde los sindicatos ICG y CGT, respectivamente, han convocado huelgas y movilizaciones para exigir una equiparación salarial con los compañeros que trabajan en el almacén o desarrollan labores logísticas. Y estas protestas son recientes, con paros en A Coruña durante el Black Friday y una manifestación en el centro de Madrid celebrada el pasado jueves.

Con la intención de sofocar las revueltas de los trabajadores, el Inditex de Marta Ortega ha demostrado su capacidad negociadora firmando un acuerdo con CCOO y UGT, los dos sindicatos mayoritarios a nivel nacional, para recuperar los incentivos vinculados a las ventas para todos los dependientes de España, un complemento salarial que quedó suprimido con la pandemia. No obstante, ICG y CGT se han demarcado de este acuerdo que consideran insuficiente y han abierto una guerra sindical.

Foto: Una tienda de ropa en Madrid. (EFE/Diego Fernández)

Marta Ortega también ha querido que la voz de los grandes del sector se escuche con más fuerza durante su mandato. Para conseguirlo, Inditex ha impulsado una nueva patronal textil de la que solo forman parte algunas multinacionales (H&M, Uniqlo, Primark, JD Sports y Sprinter). Todavía no han comunicado cuáles son sus intenciones, pero tienen fuerza suficiente para sentarse a negociar los convenios colectivos con los sindicatos. La creación de esta plataforma supone la división de los intereses de grandes y pequeños, aunque Inditex aún forma parte de Acotex, la principal patronal del sector que representa a unas 800 empresas de todos los tamaños.

Mejor que sus rivales

Pese a todas estas controversias, desde que Ortega tomó la batuta del grupo, Inditex ha experimentado una significativa mejora en bolsa, repleta de continuos vaivenes, pero que ha servido para minimizar los daños acumulados en el último año. Desde el día en que Marta Ortega fue anunciada como la futura presidenta de Inditex, las acciones de la compañía de Arteixo han experimentado un retroceso cercano al 16% (una pérdida del 12,19% sí se toman en consideración los dividendos repartidos en el periodo), prácticamente la mitad de lo que han caído su histórico competidor, H&M, o el índice del sector retail en Europa.

Esta especie de reconciliación de la compañía con los mercados, especialmente visible en las últimas ocho semanas, en las que el grupo textil ha acumulado ganancias sobre el parqué superiores al 20%, queda de relieve en un dato: desde el pasado septiembre, más del 70% de los analistas que cubren el valor aconseja comprar sus acciones, unos niveles que, según los registros de Bloomberg, no se alcanzaban desde el verano de 2018. Esta misma semana, Goldman Sachs elevó la valoración que otorga a las acciones de Inditex a niveles un 28% por encima de su cotización actual.

Tras la presentación de los resultados del primer semestre, a mediados de septiembre, en los que la compañía comunicó unas cifras récord de ventas, ebitda y beneficio neto, los analistas de JPMorgan se rindieron al buen desempeño de la matriz de Zara, subrayando que su rendimiento "demuestra la calidad del modelo de negocio, cuya fuerza y ​​diferenciación se ha ampliado, en lugar de reducirse en los últimos tres años".

La sucesión de dificultades con las que ha tenido que lidiar el sector del comercio minorista desde el estallido de la pandemia del covid a inicios de 2020 ha supuesto un test de estrés a la estrategia en la que Inditex venía trabajando desde hace años para la integración de sus distintos canales de ventas y una mejor y más ágil gestión de su inventario. Hoy, son mayoría los que consideran que la compañía ha salido airosa de esta prueba.

"El modelo diferenciado soporta un rendimiento superior sostenible", defendían en el citado informe en JPMorgan. El banco estadounidense resaltaba que Inditex cuenta con tres grandes ventajas sobre sus competidores: una cadena de suministro más rápida y ágil; el liderazgo en la integración de los distintos canales de venta; y una exposición geográfica más atractiva, con una mayor presencia en las regiones con mayor capacidad adquisitiva.

Este último punto resultaría especialmente relevante en el contexto actual de desaceleración económica que tantas dudas ha alimentado en torno a las perspectivas del sector textil. Unas dudas a las que, obviamente, Inditex también está expuesta como admiten, incluso, quienes reconocen su buen hacer.

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The Wall Street Journal. Jing Yang

"Inditex es un gran negocio; el sólido desempeño del segundo trimestre y la actividad comercial actual reflejan esto. Sin embargo, no es inmune a los impactos más amplios sobre el consumidor en términos de demanda y el mayor coste de hacer negocios debido a los precios más altos de la energía y la inflación salarial", indicaban en Deutsche Bank tras la publicación de las cuentas semestrales.

Quienes piensan que el daño de la inflación al consumo aún está por producirse —especialmente en Europa—, creen que el negocio de Inditex lo notará en forma de una ralentización de su crecimiento y, presumiblemente, un deterioro de márgenes que podría hacer mella en su evolución bursátil.

Tras su remontada reciente, el grupo cotiza aún un 12% por debajo del precio medio que le otorgan los analistas, pero firmas como Credit Suisse, Berenberg o Deutsche Bank se muestran mucho más escépticas y defienden valoraciones que se ubican al menos un 10% por debajo de los niveles actuales.

Bestinver Securities prevé que el beneficio crecerá un 8% en el tercer trimestre

La próxima presentación de los resultados del tercer trimestre, prevista para el 14 de diciembre, será una prueba importante para testar la resistencia del negocio de Inditex a la compleja coyuntura actual. En Bestiver Securities prevén un desempeño sólido, con un beneficio neto que se situaría un 8% por encima del registrado en el mismo trimestre del año anterior, apoyado en una mejora de la productividad por tienda y un repunte de la rentabilidad.

Sin embargo, advierten de que estas cifras podrían venir acompañadas de una actualización comercial en la que se evidencie la desaceleración del negocio, debido a los efectos de la crisis, unas condiciones climáticas desfavorables y una comparativa más difícil. "Una desaceleración importante en el crecimiento de las ventas en la actualización comercial puede desencadenar una corrección temporal en el precio de las acciones", advierten antes de indicar, no obstante, que verían esas caídas como una oportunidad para incrementar la apuesta por el grupo textil español.

"Inditex sigue superando al sector apoyado en su modelo de negocio único, basado en la flexibilidad, la digitalización y una mayor sostenibilidad. Además, la oferta de Inditex es cada vez más diferenciada. La compañía está presente en 215 mercados con cuotas de mercado bajas. Todo esto les da confianza en su potencial de crecimiento, independientemente de las condiciones macro", destaca el informe publicado esta semana.

"Inditex sigue superando al sector apoyado en su modelo de negocio único, basado en la flexibilidad y la digitalización"

Un comentario que evidencia que la Inditex de Marta Ortega sigue exhibiendo, al menos, las mismas fortalezas que la caracterizaron en los años previos, sin que, aparentemente, se hayan resentido con el relevo en los puestos de mando. Entre otras cosas, porque, según señalan las voces más entusiastas respecto al funcionamiento de la compañía, esta funciona como una máquina muy bien engranada y cuenta con un conjunto de estructuras y estrategias perfectamente asentadas, con independencia de quién ocupe los puestos más destacados del escalafón de gobierno.

El dúo que conforman Ortega y García Maceiras parece haber superado la oleada inicial de dudas con las que los recibió el mercado. Demostrar que son merecedores de la misma confianza que sus antecesores será una carrera de fondo que no ha hecho más que comenzar.

En pocas ocasiones los inversores han mostrado de un modo tan inconfundible sus sensaciones como el pasado 30 de noviembre. Ese día, Inditex anunció al mercado que Pablo Isla, el hombre que durante más de tres lustros había pilotado el crecimiento del grupo textil, se preparaba para ceder el timón, dejando la presidencia a Marta Ortega, hija del fundador y máximo accionista de la compañía, Amancio Ortega. De súbito, la noticia provocó un derrumbe superior al 6% de las acciones del gigante textil, en un movimiento que venía a reflejar la inquietud con la que se observaba el movimiento.

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