La llamada de Maroto a Gortázar por los 5 M que salvan la operación Nissan y a la ministra
La titular de la cartera de Industria activó el teléfono rojo para convencer a CaixaBank de la importancia de aportar una cantidad mínima para salvar el Perte del automóvil
Cinco millones pueden ser muy pocos para una entidad con un balance de casi 676.000 millones de euros como CaixaBank. Pero muchos, muchísimos, para una ministra con aspiraciones a la alcaldía de Madrid. Por esa pequeña cantidad, Reyes Maroto, la titular de la cartera de Industria, llamó directamente al consejero delegado de la entidad, Gonzalo Gortázar, para convencerle de que, con un aval bancario de ese importe, salvase el proyecto estrella de su ministerio —el Perte del automóvil—, muy desgastado tras el fiasco de Ford y el conflicto con Volkswagen.
Según han confirmado varias fuentes gubernamentales, la ministra, que se apuntó en su día como obra propia la salvación de Siro Cerealto, con foto oficial incluida en la fábrica de galletas de Toro (Zamora), pero no las quiebras de Abengoa, Ezentis o Room Mate, decidió la semana pasada arremangarse después de comprobar que faltaban 80 millones para salvar la planta de Nissan en Barcelona. QEV Tech, la compañía ganadora de la subasta de los terrenos de la antigua factoría de la empresa japonesa, había proyectado invertir 300 millones, 500 menos de los inicialmente calculados, al conocer que se había quedado sola en la puja.
De esta cifra, 100 millones los aportaba el fondo de capital riesgo HIG, otros 107 millones venían de las ayudas europeas al Perte y los últimos 90 debían ser en forma de avales de la banca tradicional, después de que la opción de que los pusiera el Instituto Catalán de Finanzas fuera rechazada, por no tener licencia oficial ante el Banco Central Europeo (BCE). Pero las entidades españolas habían dado la espalda al proyecto de QEV Tech, que tiene entre sus accionistas a Enrique Bañuelos, que fue accionista de CaixaBank y de Sabadell. Aunque la participación del empresario valenciano es de apenas el 11%, su presencia generó ciertos recelos, ya que hace unas semanas pidió el concurso para una de sus inversiones en el sector del automóvil.
Después de que Ford le diera un portazo al Gobierno al rechazar las ayudas del Perte para su planta de coches eléctricos de Almussafes (Valencia) y que Volkswagen reclamase más dinero para modernizar la gigafactoría de Sagunto (Valencia), Maroto no se podía permitir otro patinazo días después de postularse como candidata del PSOE a las elecciones municipales de Madrid el próximo año. Por ello, con la ayuda del secretario de Estado, Raúl Blanco, se movilizó en dos direcciones.
En primer lugar, pidió un informe a Joan Orús, consejero delegado de QEV Tech, que tuvo que detallar todos los elementos clave del proyecto para que en el Ministerio de Industria entendieran las necesidades esenciales para su supervivencia. En segundo término, la economista de Medina del Campo (Valladolid) activó el teléfono rojo de las urgencias. Maroto llamó a Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank, para exponerle la importancia del banco catalán para la supervivencia de este proyecto y la credibilidad del Gobierno en su cuestionada utilización de los fondos europeos.
Gortázar, poco proclive a participar en el rescate de Nissan, aceptó durante el fin de semana después de varias conversaciones en las alturas. La ministra le explicó que, si CaixaBank entraba con avales, tendría un efecto arrastre sobre el resto de la banca. De hecho, según fuentes financieras, mientras la entidad controlada por La Caixa va a asumir cinco millones, a Santander, Sabadell y Bankinter se les han pedido 10 millones por cabeza. Estas tres instituciones tienen aún que someter a sus comités de riesgo esta inversión, lo que demuestra la urgencia de una operación que tiene como fecha límite este próximo 25 de noviembre. Otros 40 millones ya los había comprometido Andbank desde hacía dos semanas.
El Confidencial preguntó el pasado viernes 18 de noviembre a CaixaBank si había recibido alguna llamada del Ministerio de Industria para participar en esta financiación clave para el Gobierno. Pero fuentes oficiales de la entidad bancaria negaron cualquier conversación con el Ejecutivo de Pedro Sánchez y descartaron jugar ningún papel en el proyecto de QEV Tech sobre la planta de Nissan. El lunes, La Vanguardia adelantó que la institución catalana avalaría la transacción sin concretar las cantidades. A apenas 48 horas para el vencimiento del plazo, esos cinco millones son oro molido para una ministra que quiere repetir la foto con las galletas de Siro, ahora con los coches eléctricos.
Cinco millones pueden ser muy pocos para una entidad con un balance de casi 676.000 millones de euros como CaixaBank. Pero muchos, muchísimos, para una ministra con aspiraciones a la alcaldía de Madrid. Por esa pequeña cantidad, Reyes Maroto, la titular de la cartera de Industria, llamó directamente al consejero delegado de la entidad, Gonzalo Gortázar, para convencerle de que, con un aval bancario de ese importe, salvase el proyecto estrella de su ministerio —el Perte del automóvil—, muy desgastado tras el fiasco de Ford y el conflicto con Volkswagen.
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