Calviño y los bancos ultiman un plan triple para rescatar hipotecados en apuros

El Gobierno y los bancos tienen cerca la fumata blanca del rescate hipotecario que negocian desde hace más de un mes. Salvo sorpresa, la vicepresidenta Nadia Calviño anunciará la próxima semana el acuerdo, que pasará por un plan triple para salvar a los deudores españoles.

En primer lugar, se adaptará el Código de Buenas Prácticas para que las posibles ayudas lleguen a más familias vulnerables, con una rebaja de la tasa de esfuerzo (porcentaje de los ingresos que supone la hipoteca) necesaria para acceder a reestructuraciones, quitas y extensiones del plazo de las hipotecas. En segundo lugar, se pondrán en marcha medidas para familias de las clases medias que pueden caer en la vulnerabilidad por la crisis. Y por último estará la última red de seguridad, la que ofrecen los bancos con negociaciones individuales con cualquier cliente, para evitar una crisis como la de 2010.

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Así, diversas entidades consultadas por este medio explican que este plan de rescate no se pone en marcha por la presión del Gobierno. Todos los bancos reconocen el error, por inexperiencia, que se cometió en la última crisis con la oleada de desahucios, y pondrán en marcha las medidas necesarias para evitarlo.

"Veníamos de una época en la que no existía la morosidad hipotecaria y no supimos prever las consecuencias de aplicar la normativa vigente para nuestros clientes y la reputación del sector. Si pudiéramos volver hacia atrás, haríamos lo contrario", explica a este medio un banquero de primer nivel.

En esta línea, las entidades consultadas señalan que irán más allá de la reforma del Código de Buenas Prácticas que se anunciará esta semana. Junto a ello, insisten en que la situación no es alarmante por el momento, por lo que hay todavía margen para seguir identificando posibles soluciones. En esta línea, el informe de Estabilidad Financiera del Banco de España publicado este viernes apuntaba que "la capacidad de repago de la deuda se deteriora en el corto plazo en menor medida que en el pasado".

Todo apunta a que la reforma que se anunciará en los próximos días se articulará a través de un real decreto con una adenda al Código de Buenas Prácticas. Entre los aspectos que incluirá están las propuestas que ya hicieron los bancos: bajar del 50% al 40% la tasa de esfuerzo necesaria para ser beneficiario y la posibilidad de extender hasta 5 años el vencimiento de las hipotecas. Junto a la tasa de esfuerzo, los deudores interesados no pueden superar los 24.300 euros en ingresos anuales (3 veces el IPREM) y deben tener una hipoteca a tipo variable cuya cuota se haya disparado más de un 30%. Junto a la posible extensión, estos clientes podrán optar al resto de medidas incluidas originalmente en el Código, como reestructuraciones, refinanciaciones y daciones en pago.

Clase media

El repertorio de ayudas a las clases medias bajas será más limitado, con medidas parecidas a las que ya se aplicaron para los préstamos ICO (Instituto de Crédito Oficial): ampliaciones de plazo y carencias. Gobierno y bancos llevan días discutiendo cuál será el límite fijado para clientes que se puedan acoger.

Se está intentando conseguir un equilibrio con el que se abarque colectivos en potencial dificultad, pero sin generar un problema de provisiones a los bancos. Así, cada hipoteca que refinancie el sector tendrá que reclasificarse contablemente, a la categoría de vigilancia especial en el mejor de los casos. Por ello, una medida masiva, como propuso la vicepresidente Yolanda Díaz, desestabilizaría al sector financiero. De ahí la negociación al detalle que se está llevando, con ayuda del Banco de España.