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JP Morgan y Barings toman el timón de Naviera Armas ante su crisis de liquidez
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ANTE LA FALTA DE LIQUIDEZ

JP Morgan y Barings toman el timón de Naviera Armas ante su crisis de liquidez

Los fondos acreedores proponen conceder una nueva línea de crédito ante la falta de liquidez de la empresa marítima a cambio de quedarse con la mayoría del capital

Foto: Un ferri de Naviera Armas Trasmediterránea. (EFE/Quique Curbelo)
Un ferri de Naviera Armas Trasmediterránea. (EFE/Quique Curbelo)
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Momento crítico para Naviera Armas Transmediterránea, la mayor compañía marítima de España, que, apenas un año después de firmar la refinanciación de sus cerca de 800 millones de euros de deuda, vuelve a estar en serios problemas. Según aseguran fuentes próximas a las conversaciones, JP Morgan, Barings y Cheyne Capital, sus tres principales acreedores, junto con Banco Santander, han decidido realizar una inyección de dinero dada la falta de liquidez del grupo, ahogado por el impacto del precio del petróleo. Una operación que, junto con una segunda quita de los créditos, les dará la mayoría del capital.

Según otras fuentes cercanas a Naviera Armas, JP Morgan, Barings y Cheyne Capital han contratado los servicios de PJT Partners para acelerar las conversaciones con la familia Armas, los fundadores de la compañía, para cerrar un acuerdo que sea definitivo y garantice la viabilidad de la empresa canaria. A su vez, los descendientes de Antonio Armas, que falleció el pasado mes de marzo, se han puesto en manos de Houlihan Lokey, el banco de inversión que ya les ayudó en la última refinanciación firmada en 2021. En la mesa de la negociación también se sentará FTI Consulting, que se va a encargar de monitorizar el estado de salud del holding, labor que antes llevó a cabo Alvarez & Marsal.

JP Morgan, Barings y Cheyne Capital han contratado los servicios de PJT Partners para acelerar las conversaciones con la familia

Dado que Armas no tiene vencimientos relevantes hasta 2025, la nueva crisis proviene de la falta de liquidez provocada por los mayores costes del combustible de los barcos que unen la península ibérica con las Islas Canarias y el norte de África, su ruta principal, que también se vio afectada por las restricciones impuestas por el Gobierno de Marruecos por su enfrentamiento con España. Una vez solucionado este conflicto con la cesión del Gobierno de Pedro Sánchez sobre el Sáhara, el principal problema del grupo naviero ha sido el incremento del precio del petróleo, que vuelve a rondar los 100 dólares por barril, cuando el equipo gestor había estimado unos 80 dólares.

Un impacto que ha dejado en nada los cerca de 170 millones que aportaron los fondos acreedores el pasado año, cuando le dieron 100 millones de liquidez urgente y otros 70 millones para financiar el capital circulante. Un importe que junto a la conversión en acciones de bonos por 250 millones les otorgó el 49% de los derechos políticos (acciones Clase A) de Naviera Armas y el 65% de los derechos económicos (acciones Clase B). Un acuerdo que también incluyó el nombramiento de un nuevo consejero delegado, Fernando Val, que apenas duró un año en el cargo.

Se quedarán con la mayoría del capital, es decir, de las acciones de Clase A, por lo que la familia perderá el control de la sociedad

Esta coyuntura ha provocado que Naviera Armas no pueda cumplir su plan estratégico, con el que preveía conseguir un beneficio operativo de entre 70 y 80 millones de euros, lo que suponía un ratio de deuda sobre ebitda de cinco veces. Y que, además, no tenga un equipo directivo solvente para hacerse cargo del timón de un barco en plena tormenta. Por todo ello, JP Morgan, Barings y Cheyne Capital, junto con Banco Santander, han propuesto hacer una nueva inyección de dinero, que oscilará entre los 70 y los 100 millones, así como aplicar una quita a la deuda actual, que ronda los 500 millones. A cambio, se quedarán con la mayoría del capital, es decir, de las acciones de Clase A, por lo que la familia perderá el control de la sociedad.

Los accionistas asumen los principios rectores del plan —una inyección de capital a cambio de diluir su participación—, aunque siguen negociando flecos importantes, como el porcentaje de acciones de cada clase que retendrían.

Pérdidas en aguas profundas

La compañía acordó antes del verano una nueva línea de financiación con Deutsche Bank por cerca de 150 millones, después de que en primavera la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) le negara un rescate público por unos 125 millones. Pero, a última hora, los acreedores paralizaron ese nuevo crédito al considerar que solo hacía que subiera la deuda, por lo que a medio y largo plazo dificultaría aún más la situación financiera.

El grupo, que tiene el monopolio del transporte de viajeros entre las Islas Canarias, ha perdido casi 400 millones en los tres últimos años

Sobre todo, porque, según documentación interna, JP Morgan, Barings y Cheyne Capital habían puesto fecha a la venta de Naviera Armas si se cumplía el plan de recuperación, bautizado como Plan Futuro. En concreto, en marzo de 2024, cuando Armas alcanzase los 70 millones de ebitda y una facturación de 575 millones.

Naviera Armas arrastra problemas financieros desde que la empresa canaria comprase Transmediterránea a los Entrecanales por 260 millones en 2018. Un año más tarde, la empresa tuvo que recurrir a fondos de alto riesgo para conseguir liquidez con la que pagar las nóminas de sus 1.600 empleados. Unas dificultades que acabaron con el embargo de varios de sus buques por orden judicial y unas pérdidas de casi 400 millones en el último trienio. La refinanciación y la venta de las rutas en Baleares a la italiana Grimaldi por 305 millones parecía que habían resuelto por fin sus dificultades, pero su singladura vuelve a enfrentarse a un nuevo oleaje.

Momento crítico para Naviera Armas Transmediterránea, la mayor compañía marítima de España, que, apenas un año después de firmar la refinanciación de sus cerca de 800 millones de euros de deuda, vuelve a estar en serios problemas. Según aseguran fuentes próximas a las conversaciones, JP Morgan, Barings y Cheyne Capital, sus tres principales acreedores, junto con Banco Santander, han decidido realizar una inyección de dinero dada la falta de liquidez del grupo, ahogado por el impacto del precio del petróleo. Una operación que, junto con una segunda quita de los créditos, les dará la mayoría del capital.

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