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La banca prevé un frenazo del crédito a final de año y un aumento de morosidad en 2023
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RIESGO DE RECESIÓN

La banca prevé un frenazo del crédito a final de año y un aumento de morosidad en 2023

Las entidades presentarán resultados sólidos con el tercer trimestre, pero esperan un frenazo del crédito en el cuarto. Creen que la morosidad repuntará el año que viene

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El crédito cerca de llegar a un punto de inflexión, según los escenarios con los que trabajan los grandes bancos españoles. Las entidades presentarán en octubre resultados del tercer trimestre sólidos, pero proyectan un frenazo o descenso del crédito en el cuarto por la debilidad de la demanda. También creen que la morosidad comenzará a aumentar el próximo año, aunque sin llegar a niveles preocupantes del pasado.

Las previsiones han tendido a fallar desde que empezó el covid porque la realidad ha sido mejor de lo esperado. No ha habido repunte de morosidad, aunque en esto han influido los ERTE, los créditos ICO con las carencias iniciales o la moratoria concursal. Pero siguen sin llegar los impagos, mientras que la demanda de crédito ha seguido siendo sólida pese al aumento del euríbor y la incertidumbre económica actual.

Foto: La sede del BCE en Frankfurt, Alemania. (Getty/Thomas Lohnes)

El euríbor ya ha tocado el 2,4%, máximos desde 2009, y los futuros que cotizan en el mercado apuntan al 3% en 2023. Los bancos han virado en su oferta comercial del fijo por el que habían apostado mayoritariamente en los últimos años al variable. Pero estos factores no han provocado que se ralentice la demanda, al contrario.

Según fuentes financieras, el repunte del euríbor ha servido para acelerar operaciones desde ambas partes. Hay que tener en cuenta que la concesión de una hipoteca no es inmediata, y hay un decalaje de uno o dos meses desde que se empiezan las conversaciones. Además, como los tipos siguen subiendo, desde la banca ha habido un empuje comercial para asegurar con este mensaje las operaciones, y las propias familias interesadas en adquirir viviendas con hipotecas han acelerado las operaciones.

En junio el INE publicó que se registraron 42.767 operaciones, un 12% más que el año anterior, encadenando 16 meses de aumentos y con el mejor junio en firmas de hipotecas en una década. En julio, el aumento del saldo hipotecario fue de 1.225 millones, hasta los 519.099 millones. Son seis meses de incrementos, con un volumen total de 4.225 millones más, en el mayor incremento continuado desde 2010.

Foto: La presidenta del BCE, Christine Lagarde. (Reuters/Michael Probst)

El crédito al consumo también resiste, con 93.786 millones en julio, máximos en el año, tras el descenso habitual en enero, después del gasto navideño. Mientras que en empresas, tras dispararse en 2020 con los ICO, pasando de 455.014 millones a 488.306 millones, resiste en estos niveles. En julio, según los últimos datos del Banco de España, se situó en 488.956 millones.

Estas cifras no responden a la incertidumbre económica que rodea las perspectivas de toda la eurozona, con un deterioro constante en los indicadores macro. De hecho, hace unas semanas los gestores anticipaban recesión en la eurozona pero no en España, y ya se están preparando para que la economía española también sufra una contracción del PIB.

Foto: Foto: EFE/Luis Tejido.

Los resultados de los bancos han mostrado una demanda crediticia sólida hasta junio, y según las fuentes bancarias consultadas, volverá a verse en octubre cuando publiquen los del tercer trimestre. Sin embargo, teniendo en cuenta el ritmo de operaciones que negocian en la red, creen que se verá una ralentización o caída de la demanda en el cuarto trimestre.

Así, si se cumplen estos pronósticos, el crédito dejaría de contribuir al crecimiento (es deuda que sirve para consumo o inversión), algo que es consistente con el empeoramiento generalizado de las previsiones macroeconómicas. No en vano, ya se espera que España pueda entrar en recesión en alguno de los próximos trimestres.

El crédito bancario, que concentra el grueso de la financiación a empresas y familias en España, es uno de los indicadores clave para evaluar la fortaleza del crecimiento a corto y medio plazo. En este caso, el frenazo coincidiría con un ‘shock’ inflacionario que, además de disparar la incertidumbre de hogares y empresas, está reduciendo la capacidad de compra de las familias, dado que los salarios no están aumentando en sintonía y el ahorro pierde valor real al descontar el aumento de los precios. Los convenios se están firmando con revalorizaciones medias de entre el 2% y el 3%, lejos del 10% de IPC en los últimos meses, mientras que el casi billón de euros que hay en depósitos por parte de los hogares perderá en torno a 100.000 millones de poder adquisitivo este año.

Morosidad en 2023

La otra variable clave que procede de la banca para la salud económica es la morosidad. Afortunadamente, los augurios de marzo de 2020 no se han cumplido, y sigue estable e incluso se ha reducido, con un 3,9% en junio, el dato más bajo en 14 años, antes de dispararse con la crisis financiera hasta un máximo superior al 13%.

Aunque se ven picos de morosidad en segmentos como consumo, donde ha alcanzado el 7%, en general está controlada, y ningún banco tiene cifras que preocupen a los supervisores. Aun así, esta vez esperan que haya un aumento de los impagos en 2023, en consonancia con el deterioro económico, especialmente en consumo y en empresas.

Los escenarios más estresados de los bancos apuntan a un repunte de la mora entre el primer trimestre y el segundo del año que viene, mientras que en el escenario central habría un aumento suave y prolongado a lo largo del ejercicio. De ello dependerá, además de la evolución del PIB, el suministro energético o la inflación, cómo funcione la nueva Ley Concursal, que entrará en vigor este lunes.

Foto: El euríbor ha corrido más, por primera vez, que la curva que dibujan las expectativas de los inversores. (EFE/Luis Tejido)

La moratoria concursal expiró el 30 de junio, y los concursos ya están aumentando. El incremento fue del 22% en julio, según Axesor. Sin embargo, el mayor volumen se espera en 2023, una vez que las empresas hayan publicado los resultados de 2022, aflorando pérdidas sufridas durante el covid que, por la excepcionalidad de la pandemia, no computaban para el cálculo de la situación de solvencia.

El nuevo marco concursal busca facilitar las reestructuraciones de empresas viables con problemas de sostenibilidad por su deuda, dando más poder de negociación a los acreedores y dificultando los bloqueos, ya sea de una clase de acreedores, de los accionistas o de los administradores. También se quiere evitar que se refinancie empresas sin reestructurar y sin asegurar su viabilidad, perpetuando la existencia de compañías zombis, que según el Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés), han aumentado a escala global del 14% al 17% del total.

Pero el reto va a ser cumplir con la esencia de la norma y facilitar reestructuraciones cuando estén afectados créditos con aval del ICO o empresas participadas por la SEPI a través de rescates. Cuando las reestructuraciones no son posibles, la norma quiere agilizar los concursos e incentivar la venta de unidades productivas.

Foto: Sede del Banco Central Europeo (BCE) en Fráncfort. (Reuters/Kai Pfaffenbach)

Si la nueva ley concursal facilita las reestructuraciones, teniendo en cuenta el apetito de los fondos internacionales con abundante liquidez para invertir en empresas vía deuda, se minimizarán las quiebras. Incluso un número controlado de cierres puede ser positivo en un contexto complicado como el actual, bajo el prisma de destrucción creativa de Schumpeter, tal y como mostró un estudio publicado por el Banco de España.

El informe 'Schumpeter meets goldilocks: the scarring effects of firm destruction', de los economistas Beatriz González, Enrique Moral-Benito e Isabel Soler, muestra que niveles reducidos de quiebras dan lugar a aumentos de productividad. La relación entre las quiebras y la productividad es una U invertida. Si es excesivo el volumen de cierres, el resultado es negativo tanto para la productividad como para el crecimiento.

Por ello, el funcionamiento del nuevo marco concursal es clave. Si hay muchas quiebras, puede haber "efectos de amplificación asociados a una destrucción de empresas muy elevada que podría forzar la salida del mercado de empresas viables. Por ejemplo, debido a disrupciones en la cadena de suministros o a una contracción generalizada y muy acusada de la oferta de crédito ante un aumento muy significativo de las tasas de impago".

El crédito cerca de llegar a un punto de inflexión, según los escenarios con los que trabajan los grandes bancos españoles. Las entidades presentarán en octubre resultados del tercer trimestre sólidos, pero proyectan un frenazo o descenso del crédito en el cuarto por la debilidad de la demanda. También creen que la morosidad comenzará a aumentar el próximo año, aunque sin llegar a niveles preocupantes del pasado.

Las previsiones han tendido a fallar desde que empezó el covid porque la realidad ha sido mejor de lo esperado. No ha habido repunte de morosidad, aunque en esto han influido los ERTE, los créditos ICO con las carencias iniciales o la moratoria concursal. Pero siguen sin llegar los impagos, mientras que la demanda de crédito ha seguido siendo sólida pese al aumento del euríbor y la incertidumbre económica actual.

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