Trocadero entra en Madrid por la puerta grande: se queda Mayte Commodore

Trocadero, el grupo de restauración más importante de la Costa del Sol, desembarca en Madrid. Y, además, lo hace por la puerta grande, en uno de los templos de la vida social capitalina: Mayte Commodore.

El empresario Dionisio Hernández-Gil, dueño de Trocadero, ha llegado ya a un acuerdo para quedarse este icónico espacio, actualmente explotado por Casa Remigio, grupo que hace dos años devolvió al Mayte su antiguo esplendor.

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Pero, desde entonces, Casa Remigio se ha hecho también con la concesión de dos 'beach clubs' en Rotay, de dos quioscos en Madrid (Pradolongo y Dehesa de la Villa), un rápido crecimiento que le ha llevado a replantearse su posición en Commodore... y que Trocadero ha sabido aprovechar para entrar en Madrid, donde llevaba tiempo buscando la oportunidad perfecta.

Aunque se trata de un grupo líder en la Costa del Sol, donde emplea a casi 800 personas, sus orígenes se ubican en la capital, en la calle Caballero de Gracia, donde hace décadas Hernández-Gil abrió el primer Trocadero, un establecimiento que cerró para hacer fortuna en el sur, pero que le dejó la espinita clavada de volver algún día a sus orígenes. Y ahora lo ha conseguido.

Presente en Marbella, Sotogrande, Estepona y Benalmádena, los restaurantes Trocadero son el sitio al que van en verano los empresarios, políticos y ejecutivos que reservan mesa durante el invierno en los mejores restaurantes de la capital. Una liga a la que ahora también se suma con una propuesta donde el ambiente es el plato fuerte de la carta y en un momento en que Madrid se está convirtiendo en referente mundial de la restauración.

La hoja de ruta con la que trabajan los responsables de Trocadero en la capital pasa por abrir a finales de año, puesta de largo que coincidirá con la que tienen también prevista en Málaga, donde se han hecho con la concesión de la Casa de Botes, en el puerto, por un plazo de 25 años. Además, a principios del próximo ejercicio, abrirán también las puertas de su primer restaurante en Tarifa.

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En Madrid, Trocadero ha firmado un contrato a largo plazo, por 20 años, y como ha hecho en Málaga, donde va a mantener el nombre de Casa de Botes acompañando a la marca Trocadero, Hernández-Gil podría plantearse alguna fórmula que mantuviera vivo el nombre de Mayte Commodore.

A diferencia de otros grupos de restauración, que juegan a multimarca, Trocadero apuesta por su nombre como mejor seña de identidad. De hecho, en Madrid va a mantener la misma esencia que en la Costa Sol, tanto en el concepto y diseño del restaurante como en su carta, basada en la cocina mediterránea de calidad con toques asiáticos y mexicanos.

Antes de abrir las puertas de su nuevo restaurante en el número 5 de la plaza de la República Argentina, Trocadero prevé abordar una pequeña obra en el edificio, trabajo que deberá respetar el carácter protegido del mismo.

Construido en 1953, este inmueble, de 1.500 metros cuadrados, dos alturas y capacidad para 700 personas, tiene un cuerpo central que, en la planta de arriba, se abría originariamente a dos terrazas, una que daba a la calle Doctor Arce y otra a Joaquín Costa. Es obra del arquitecto Luis Gutiérrez Soto, cuya firma comparten el Ministerio del Aire, el Cine Callao o el Teatro Barceló.

A este primer establecimiento en la capital podría sumarse en breve un segundo negocio, ya que Trocadero también está pujando por la restauración del nuevo Bernabéu, un duro partido que, si lo gana, le colocará definitivamente en la primera división de la competida restauración madrileña.