El Gobierno no avisó del nuevo impuesto a la banca pese al riesgo de descalabro en bolsa
El nuevo tributo cogió a contrapié a los bancos, que se encontraban en la presentación del informe que pidió Calviño para garantizar la inclusión financiera de los mayores
De estas declaraciones, "lo único que puedo decir en nombre propio y en nombre del Gobierno de España es gracias, lo quiero decir así, porque [los bancos] han arrimado el hombro", a estas otras, "¿qué problema tienen ustedes en que [los bancos] arrimen el hombro y echen una mano para poder proteger a las familias, a las empresas y a las grandes industrias?", han pasado apenas dos años, que parecen un abismo.
Las primeras las pronunció la vicepresidenta Yolanda Díaz en junio de 2020, reconociendo a los bancos la labor por la distribución de las líneas ICO (Instituto de Crédito Oficial) del covid y el adelanto de las pensiones y las prestaciones de desempleo durante el confinamiento. Las segundas las hizo ayer el presidente Pedro Sánchez para justificar el impuesto anual de 1.500 millones que prepara el Gobierno, que costó 5.400 millones en bolsa al sector financiero español.
El anuncio de Sánchez cogió totalmente a contrapié a los bancos españoles. Tanto, que minutos antes de que el presidente del Gobierno se subiera al atril del Congreso de los Diputados, las tres grandes patronales del sector —AEB, Ceca y Unacc— presentaron un informe en el que han invertido "cientos de horas" para garantizar la inclusión financiera de los mayores, como exigió el Ministerio de Economía, liderado por Nadia Calviño. Es decir, el día en que la banca hacía el estreno de largo del encargo de la vicepresidenta, volvía a recibir una nueva coz del Ejecutivo.
Fuentes financieras afirman a El Confidencial que el nuevo impuesto ni siquiera fue avanzado previamente a los bancos ni sus patronales, aunque fuera para que no recibieran la noticia al mismo tiempo que unos inversores que aceleraron las órdenes de venta de sus acciones.
Lista de agravios
Más allá del impacto bursátil, que incluso el Estado soportó como accionista de CaixaBank, los banqueros consultados se muestran sorprendidos porque el Gobierno no tenga en cuenta los riesgos de desestabilizar al sector financiero: "España y Europa necesitan un sector bancario rentable y sólido con capacidad de hacer frente a nuevos 'shocks' económicos y de seguir apoyando el crecimiento".
Recuerdan que los bancos españoles compiten con otros internacionales en España y en otros países, e incluso con las empresas tecnológicas que están entrando en el sector financiero y que no soportan apenas carga fiscal. Por ello, se quejan de que siempre se pongan palos en las ruedas a los mismos.
Desde las palabras de Yolanda Díaz en junio de 2020, la relación del Gobierno y la banca se ha agrietado. Poco después de que se anunciara la fusión entre CaixaBank y Bankia, en la que Calviño tuvo un papel clave, empezaron las hostilidades. Primero por los ERE (expedientes de regulación de empleo) y los bonus de los banqueros, sobre los que la vicepresidenta se pronunció oficialmente y que llevaron al FROB (Fondo de Reestructuración) a votar en contra de las remuneraciones de CaixaBank.
La tensión ha ido a más desde entonces en otros casos como el de la inclusión financiera de los mayores, que llevó también a Calviño a tirar de las orejas a la banca y a exigir un plan —cuyo informe se avanzaba ayer—, o con la creación del defensor del cliente, cuyas condiciones tildan de "inconstitucionales" la banca, como publicó 'El Periódico de Catalunya'.
"Populismo desesperado"
Fuentes de los bancos califican de "medidas populistas" y "patada hacia delante por desesperación" el anuncio del impuesto, cuyo desarrollo podría tener más dificultades de lo previsto. En el sector se barajan dos opciones, un nuevo suplemento en el impuesto de sociedades o una tasa a los depósitos.
Recuerdan además que durante los últimos seis años los tipos han estado en negativo y las entidades no han cobrado por los depósitos a sus clientes particulares, por lo que ahora lo que sucede con la subida del euríbor es una "normalización" que tardará uno o dos años en plasmarse en las cuentas de resultados.
En definitiva, los banqueros están más dolidos y preocupados por el nuevo mensaje que transmite el Gobierno, "de usar un sector como el financiero para ganar votos", que por el impacto en sí del impuesto, que todavía está por ver.
De estas declaraciones, "lo único que puedo decir en nombre propio y en nombre del Gobierno de España es gracias, lo quiero decir así, porque [los bancos] han arrimado el hombro", a estas otras, "¿qué problema tienen ustedes en que [los bancos] arrimen el hombro y echen una mano para poder proteger a las familias, a las empresas y a las grandes industrias?", han pasado apenas dos años, que parecen un abismo.