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La Generalitat basará su eléctrica pública en las reversiones de saltos de agua
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La Generalitat basará su eléctrica pública en las reversiones de saltos de agua

La opción por los saltos de agua es evidente: infraestructuras rentables, amortizadas y verdes. Y la administración catalana revertirá concesiones para tener potencia de generación

Foto: La 'consellera' de Acción Climática, Agricultura y Alimentación, Teresa Jordà.
La 'consellera' de Acción Climática, Agricultura y Alimentación, Teresa Jordà.
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La Generalitat ha puesto la directa para crear su empresa pública de electricidad. Ya está evaluando el informe previo y el plan para contar con una base de generación es revertir una decena de saltos de agua para hacerse con pequeñas hidroeléctricas que le permitan decir que generan energía verde. Se quiere aprovechar para ello desde concesiones que acaban hasta supuestos incumplimientos con los caudales. La litigiosidad futura de la administración catalana se incrementará, ya que muchos de los actuales titulares de minicentrales hidráulicas pleitearán contra la Generalitat. El objetivo: seguir el modelo de energética pública de Ada Colau.

Según explican fuentes del sector, la Generalitat cuenta con una lista de diez hidroeléctricas para configurar su parque de generación. Las tres primeras son las centrales de Sant Quirze de Besora, Ripoll y Bescanó, propiedad de manera respectiva de las empresas Edificios Ben, Fuerzas del Ter y Promocions Energètiques SA.

La Conselleria de Acció Climàtica, al frente de la cual se encuentra Teresa Jordà, ha encargado un estudio sobre la futura eléctrica al exdiputado de ERC, Ferran Civit, historiador, periodista y sin experiencia previa en el sector. El estudio será revisado en unas jornadas en Lloret de Mar a las que la 'consellera' ha convocado a los cuadros de la 'conselleria' vinculados a la energía.

Foto: La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, durante un pleno del Ayuntamiento. (EFE/Andreu Dalmau)

Se ha solicitado a la 'conselleria' el estudio en cuestión. También saber qué cantidad de megavatios de potencia supondrían esos saltos de agua. En ambos casos no ha habido éxito. Otras fuentes del sector prevén que el proyecto siga adelante, siguiendo las pautas que marcó Colau con su eléctrica municipal: un 80% de contratos públicos, es decir, dependientes de la propia Generalitat; y otro 20% compitiendo contra operadores privados.

Lo que sí ha trascendido es que la 'conselleria' ha encargado a la Agencia Catalana del Agua (ACA) que revise las concesiones de las 334 centrales hidroeléctricas, que según el Instituto Catalán de la Energía (ICAEN) hay en Cataluña. De estas, 229 son de cuencas internas de ríos catalanes como el Ter o el Llobregat. Así se está elaborando el listado de las que pueden revertirse para que las concesiones pasen del sector privado al público.

La futura eléctrica de la Generalitat tendrá dos patas: la rama de generación integrada por los saltos cuyas concesiones sean revertidas; y los comercializadores que competirá en Cataluña con empresas como Factor Energía, CatLlum, Audax o Som Energia, por ejemplo. Esta comercializadora tiene que tener un 80% de clientes públicos y solo un 20% de privados. En este momento son empresas que lo están pasando mal por los precios en los que se ha colocado la electricidad que tienen que comprar al 'pool'. Pero es muy difícil saber cuál será la situación del sector dentro de tres años, cuando esta energética pública entre en funcionamiento, según fuentes del sector,

La senda de Colau

La senda de Colau fue excluir a las empresas del Ibex-35 del concurso público del Ayuntamiento. Pero en este momento no se sabe qué hará la Generalitat, que entre su propia administración y los organismos asociados supone contratos muchos mayores que el de la capital catalana.

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, se ha comprometido de manera personal en esta estrategia energética. La eléctrica pública solo es una de las patas. La otra es el despliegue de renovables, que lleva más de una década retraso. La diferencia es que, según las encuestas, la eléctrica pública es popular y cuenta con aceptación de los votantes. La mayoría de la población vincula este tipo de iniciativas a energía más barata para el consumidor, aunque en la práctica no sea así. Con las renovables pasa justo lo contrario. La ecología va a su favor, pero el discurso cultural, como la multipremiada película 'Alcarràs', sigue jugando a la contra. La idea que manejan en Palau es que Teresa Jordà gane con su eléctrica pública los votos que perderá por su espaldarazo a las renovables.

JxCAT apoya la iniciativa al considerar que una eléctrica pública es popular

Por ese motivo, por ejemplo, JxCAT respalda la iniciativa, aunque un supuesto partido de derechas debería ir en contra de una intervención de este tipo en el mercado. Es en una de las pocas cosas en los que los dos socios de gobierno en la Generalitat están de acuerdo.

Reversión de los saltos

Las concesiones de las hidroeléctricas en las cuencas de interior finalizan, en muchos casos, en 2061 gracias a un cambio legal de los años ochenta. Pero en el ejecutivo de Aragonès no se piensa esperar tanto para tener activos de generación en esta nueva compañía pública, según confirman desde la propia Generalitat. La intención es buscar concesiones que ya hayan acabado —posibles pleitos por establecer el final del derecho de explotación— o incumplimientos reiterados de los caudales establecidos, para poder justificar la suspensión —más posibles pleitos—. Pero este riesgo legal no puede preocupar en exceso a la Conselleria de Acció Climàtica. Las causas por contencioso administrativo duran una media diez años si se llega hasta el Tribunal Supremo. El noventa por ciento de los que provoquen los juicios ya no estarán en sus puestos políticos cuando haya un fallo inapelable y firme. De manera literal, les da igual quién gane o quién pierda.

La opción por los saltos de agua es evidente: infraestructuras rentables, amortizadas y verdes. En este tipo de compañía los beneficios que se obtienen vendiendo al 'pool' sirven para ofrecer precios competitivos para los clientes. Sin generación, no hay opciones de negocio. El problema es que, incluso con 10 saltos, los megavatios de generación conseguidos serán muy pocos.

En esta legislatura no se llegará a vender ni un solo kilovatio público. Pero el proyecto encaja como un guante en la nueva agenda democrática, verde y feminista que pregona Aragonès. Todavía no hay partida presupuestaria para el proyecto. Pero sí voluntad política para activarlo. Justo la especialidad de Teresa Jordà: voluntad sin auténtica concreción.

La Generalitat ha puesto la directa para crear su empresa pública de electricidad. Ya está evaluando el informe previo y el plan para contar con una base de generación es revertir una decena de saltos de agua para hacerse con pequeñas hidroeléctricas que le permitan decir que generan energía verde. Se quiere aprovechar para ello desde concesiones que acaban hasta supuestos incumplimientos con los caudales. La litigiosidad futura de la administración catalana se incrementará, ya que muchos de los actuales titulares de minicentrales hidráulicas pleitearán contra la Generalitat. El objetivo: seguir el modelo de energética pública de Ada Colau.

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