El clúster valenciano del automóvil se acerca a cifras prepandemia pese a la crisis de chips
La industria nacida al calor de Ford Almussafes facturó 11.800 millones el año pasado y logró mantener empleo gracias a los ERTE. Las empresas confían en la dinamización con la gigafactoría
La crisis de los semiconductores y la caída de la demanda impactaron el año pasado y siguen impactando en 2022 en la industria española del automóvil. Pero no tanto como podría parecer. El clúster valenciano del sector, agrupado en torno a la asociación empresarial AVIA, presentó este martes cifras de facturación acumulada en 2021 que apenas reflejan una caída de ventas del 3,3% con respecto a 2019, una cifra inferior a la pérdida de riqueza de la economía española durante el bienio de mayor impacto de la pandemia del coronavirus.
Las empresas asociadas al clúster, entre las que figuran desde Ford España, con su planta valenciana, a la industria auxiliar —Industrias Ochoa, Faurecia, Grupo Segura, Industrias Alegre o Lear Corporación—, facturaron en conjunto 11.800 millones de euros, 400 millones menos que los 12.200 de 2019. La inercia y la diversificación de los fabricantes permitieron al sector sostener sus cifras de ventas en 2020, primer año de la pandemia, de ahí que la pérdida de negocio acumulada haya sido inferior a la del conjunto de la economía.
Desde AVIA, explican esta aparente paradoja, la de que el recorte de la producción de Almussafes no haya hecho excesiva mella en el conjunto del clúster, en la progresiva reducción de la dependencia de un sector nacido al calor de la multinacional americana desde que se implantó en España en 1976. Además de proveer a otras marcas ensambladoras (OEM), la diversificación ha consistido en explorar clientes en otras áreas como la del ferrocarril, la aeronáutica o la maquinaria.
La presidenta de AVIA, Mónica Alegre, y la gerente de la asociación empresarial, Elena Lluch, destacaron que, pese a la pérdida ligera del negocio, las compañías asociadas lograron mantener la estabilidad de las plantillas, en parte debido en gran medida al recurso a los expedientes de regulación temporal de empleo cuando lo exigen las necesidades de producción. "El 80% tiene un ERTE vigente, aunque esto no quiere decir que lo tengan aplicado", indicaron. Las representantes el clúster reclamaron que los cambios normativos permitan mantener las medidas de flexibilidad.
"A pesar de la situación de guerra de Ucrania, la incertidumbre con el suministro de gas, las empresas han apostado por mantener el empleo", explicó Alegre. "La reforma laboral dificulta la necesidad de gestionar la temporalidad y esto hace que se pierda flexibilidad, que ha sido clave en la competitividad de las empresas españolas y valencianas".
El clúster da trabajo directo en la Comunidad Valenciana a 24.500 personas, el 6,86% del empleo industrial de la autonomía. La cifras de ventas y de empleabilidad surgen de la encuesta anual que la entidad realiza a sus 120 asociados.
Pese a la diversificación, la planta de Ford Almussafes sigue teniendo un efecto tractor muy importante en el sector. Cada vez que la factoría de la multinacional estornuda, sus proveedores, ya sean en primer nivel (Tier 1) o segundo (Tier 2), se enfrían. Esto explica que la proliferación de días de ERTE en la fábrica central tenga una réplica casi gemela en la industria auxiliar. A esto se suma la presión por los incrementos de precios y su repercusión en la cadena de valor. "Los fabricantes deben de entender que los proveedores sufrimos directamente el encarecimiento de las materias primas y de la energía, en unos porcentajes entre el 10% y el 15%. Si los fabricantes no tienen en cuenta esta situación, muchos proveedores pueden desaparecer y debilitaríamos la cadena de suministro y el sector, en general".
A la crisis en el suministro de los semiconductores se añade con Ford el papel que tendrá su unidad productiva española en sus planes de electrificación. La enseña de Detroit desvelará en junio si asigna a la planta valenciana o a la alemana de Saarlouis los modelos de vehículo eléctrico que le quedan por dar a conocer. Ford ya ha anunciado que la factoría que no reciba el premio seguirá jugando un rol en la maquinaria de la compañía. Pero, en cualquier caso, ninguna de las dos fábricas podrá mantener el nivel de actividad que desplegaba antes de la pandemia.
Cadena de valor preparada
En AVIA hay un ligero optimismo sobre los planes de Ford, basado en el runrún del sector, según explican, y el trabajo realizado tanto desde la dirección española como por los representantes sindicales y las instituciones. Aun así, Alegre y Lluch advirtieron de que vienen tiempos complicados. "Quiero pensar que se van a quedar con nosotros. Estamos tranquilos porque hemos hecho los deberes. Se ha hecho un esfuerzo para retener las inversiones y hay una cadena de valor preparada".
Los malos augurios sobre Ford parecen haber quedado mitigados por la decisión de Volkswagen de ubicar en Parc Sagunt su fábrica de baterías. "Desde AVIA hemos calculado que, además de los empleos que genere la factoría, se podrá generar un volumen importante de empleos de calidad y bien remunerados, ya que el sector del automóvil, y más el de la nueva automoción, es un sector muy tecnificado, aunque esto depende de los detalles de la inversión y la actividad que Volkswagen finalmente desarrolle en Sagunto y su dependencia de socios locales".
La crisis de los semiconductores y la caída de la demanda impactaron el año pasado y siguen impactando en 2022 en la industria española del automóvil. Pero no tanto como podría parecer. El clúster valenciano del sector, agrupado en torno a la asociación empresarial AVIA, presentó este martes cifras de facturación acumulada en 2021 que apenas reflejan una caída de ventas del 3,3% con respecto a 2019, una cifra inferior a la pérdida de riqueza de la economía española durante el bienio de mayor impacto de la pandemia del coronavirus.