Antonio Revilla vuelve por la puerta grande: compra la tienda de Chanel y la sede de Azora

Antonio Revilla vuelve a jugar fuerte en el Monopoly inmobiliario. Cinco meses después de vender a Carlos Slim el 37,1% de la sociedad Hermanos Revilla, el empresario ha vuelto a demostrar su olfato en este negocio con dos importantes operaciones en el cotizado barrio de Salamanca de Madrid.

Según ha confirmado El Confidencial con varias fuentes conocedoras, ha adquirido la tienda estrella de Chanel en Madrid y la nueva sede de Azora en la calle Villanueva, a pocos metros de la plaza de Colón, al final del paseo del Prado.

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Con estas dos compras, Antonio Revilla replica la estrategia que le convirtió en referente de la inversión patrimonialista patria, al volver a apostar por oficinas y comercio de calle ('high street', según la jerga del sector), en las mejores ubicaciones y con inquilinos de primer nivel.

La tienda de Chanel está en el número 22 de la calle Ortega y Gasset, la auténtica 'crème' de la milla de oro capitalina, un escaparate que hace esquina con la calle Lagasca y que tiene como vecinos al consulado de Portugal y a la embajada de Chile.

Revilla ha adquirido este local a un inversor privado en una operación asesorada por BNP Paribas, según afirman las fuentes consultadas, que cifran en unos 20 millones de euros el importe final al que se ha cerrado el acuerdo.

En el caso de la nueva sede de Azora, es la propia gestora la que ha vendido sus recién estrenadas oficinas mediante un proceso muy restringido organizado por TC Gabinete Inmobiliario en el que solamente presentaron oferta Antonio Revilla y un 'family office' catalán. En este caso, las fuentes consultadas elevan la compra al entorno de los 15 millones de euros. Ninguna de las partes afectadas por estas operaciones ha querido hacer comentarios.

Historia

La familia Revilla lleva casi cuatro décadas siendo protagonista destacada del mercado inmobiliario madrileño. Tras la venta de la industria cárnica familiar, en el año 1986 empezó a invertir los 9.000 millones de pesetas de la época (unos 54 millones de euros) obtenidos en hacerse con algunos de los mejores inmuebles de la capital.

El secuestro de Emiliano Revilla, padre de Antonio, dos años después a manos de la banda terrorista ETA, marcó la máxima discreción con la que se ha movido la saga durante todos estos años, en los que fue construyendo una de las sociedades patrimonialistas más importantes del país.

Hermanos Revilla está detrás de importantes edificios ubicados en algunas de las principales arterias de Madrid, como el paseo de la Castellana, la calle Goya o la calle María de Molina.

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A principios de los años noventa, la familia se alió con las hermanas Koplowitz, que a través de FCC adquirieron la mayoría de su imperio inmobiliario. Un matrimonio bien avenido hasta que Slim tomó el control del grupo de infraestructuras.

Los pactos de accionistas previos impedían al mexicano disponer libremente de estos edificios, hasta que el año pasado, las dos hermanas de Antonio apostaron por vender y arrastraron al empresario, que cerró el acuerdo en 189 millones de euros. Fortuna que, ahora, ha empezado a volver a invertir.