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¿Podríamos volver a sufrir una crisis financiera como la de 2012?
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DIEZ AÑOS DEL RESCATE

¿Podríamos volver a sufrir una crisis financiera como la de 2012?

El covid y la guerra de Ucrania suponen cataclismos a los que muchos bancos podrían no haber sobrevivido en 2012. Pero hoy están mejor preparados, supervisados y capitalizados

Foto: Protesta contra Bankia por las preferentes en 2013. (Getty/Pablo Blázquez Domínguez)
Protesta contra Bankia por las preferentes en 2013. (Getty/Pablo Blázquez Domínguez)
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Las crisis bancarias han existido, existen y existirán. Este es uno de los grandes temores a los que se enfrentan gobiernos y supervisores de todos los países, y al que España miró cara a cara hace justo diez años con la debacle de Bankia. Por impopulares que sean, este tipo de crisis exigen rescates para evitar que el sistema circulatorio de la economía colapse. Crisis de sectores como el industrial o el de servicios tienen graves repercusiones para la economía, pero acotadas. En cambio, una debacle financiera se extiende a todo el sistema.

Esto explica que gobiernos, reguladores y entidades hayan estado trabajando sin descanso desde hace una década para evitar nuevos colapsos bancarios y asegurarse de que si estas llegan, no tengan coste para los contribuyentes, como ocurrió con Banco Popular. Aunque no existe el riesgo cero, los expertos creen que los esfuerzos han dado un buen resultado, refrendado por las recientes crisis del covid y la guerra de Ucrania.

"Los bancos están mejor preparados para afrontar situaciones de crisis, tal y como lo ha demostrado la reciente pandemia, donde la banca ha tenido un papel esencial a la hora no solo de movilizar las ayudas, sino de implementar nuevas medidas de manera voluntaria", expone Juan Pérez de Ayala, socio director del Sector Financiero de Deloitte.

Foto: El exministro de Economía, Luis de Guindos (i), y los expresidentes de Bankia, Rodrigo Rato (c) y José Ignacio Goirigolzarri (d). (EC)

Como explica este experto, los bancos españoles han superado con buena nota los dos últimos años, aumentando las provisiones (para una morosidad que todavía no ha llegado), elevando su tasa de capital y sin dar pérdidas en ningún momento. Aun así, esta evolución ha ido muy ligada a todos los esfuerzos fiscales que los gobiernos han hecho para sostener la economía, con un gran coste para las finanzas públicas. Uno de los grandes riesgos que se vislumbran en el horizonte:

"La situación de deuda de España, el déficit público y el aumento de los tipos de interés impactarán negativamente en la situación del Estado y ello genera incertidumbres en la banca. A ello le tenemos que sumar el impacto de la crisis derivada de la guerra de Ucrania, con una inflación elevadísima, lo que disminuye la renta disponible de las familias", advierte Germán López Espinosa, director del Máster en Banca y Regulación Financiera de la Universidad de Navarra y Director Académico del CIF del IESE Business School.

La subida de tipos y la inflación suponen una amenaza para las familias

Este fantasma de la desaceleración combinado con un coste de la deuda pública al alza supone una de las mayores amenazas para los expertos, que recuerda a la situación de 2011, cuando la prima de riesgo se disparó y puso contra las cuerdas a la economía española. Y no solo por los bonos estatales, sino por "la combinación de una elevada inflación y la subida de los tipos de interés que podrían mermar la capacidad de pago de familias y empresas", afirma Fernando Gil, profesor del CES y experto en Derecho Bancario.

La gran diferencia frente a hace una década aes el control que se ha ejercido sobre las entidades, de las que se han quejado en ocasiones los banqueros. Fuentes del supervisor exponen que "las reformas legales que se pusieron en marcha en aquellos meses [posteriores al rescate] supusieron una transformación muy importante del marco legislativo del sector financiero, nuevos procedimientos y herramientas supervisoras".

placeholder El presidente de CaixaBank, José Ignacio Goirigolzarri (i), la presidenta del Banco Santander, Ana Botín (c) y el presidente del BBVA, Carlos Torres (d). (EFE/Mariscal)
El presidente de CaixaBank, José Ignacio Goirigolzarri (i), la presidenta del Banco Santander, Ana Botín (c) y el presidente del BBVA, Carlos Torres (d). (EFE/Mariscal)

De este modo, los riesgos actuales —covid, Ucrania y endeudamiento público— son similares a los que hubo hace algo más de una década, pero con la gran diferencia de la preparación que se ha realizado en los últimos años y la experiencia adquirida entonces.

"Hay dos grandes diferencias frente a entonces. La primera es que en 2012 había una gran desconfianza inversora que no dio margen para actuar, y ahora sí ha habido tiempo para implementar medidas como los ICO [avales del Instituto de Crédito Oficial] y las moratorias. La segunda es que hace una década la crisis y el coste público se explicitó desde el principio, y en este caso todavía no sabemos lo que pagaremos por los avales del ICO", expone Alberto Calles, socio responsable de la Unidad de Regulación Financiera y Riesgos de PwC España.

La incógnita de los ICO

Estos avales son una de las grandes incógnitas actuales. Los bancos tienen desplegados alrededor de 120.000 millones en créditos que se dieron en 2020 para impedir una crisis de liquidez de las pymes por la pandemia. De estos, el Estado pagará en torno a un 75% de las pérdidas. A pesar de ello, las entidades tienen un riesgo del doble de lo que afronta el ICO por otros préstamos ligados a estas empresas, por lo que su evolución será clave en los próximos meses. Algo que los bancos afrontan con optimismo por el crecimiento económico, a pesar de la guerra de Ucrania y sus consecuencias.

Foto: La vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño, y el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi. (EFE/Fernando Villar)

Incluso si sus cálculos fallaran, fuentes de la AEB (Asociación Española de Banca) recuerdan que "tenemos más capital y de más calidad, más liquidez, y menos apalancamiento. Tenemos una intensidad supervisora que analiza el capital, la liquidez, el modelo de negocio y el gobierno corporativo. No hay duda de que los bancos españoles están mejor preparados para afrontar una crisis".

En esta línea, todas las voces consultadas coinciden en que la banca está mejor hoy que hace diez años, y que las líneas de defensa con las que cuenta —capital y supervisión— están mejor construidas. Aun así, la banca es un sector que siempre puede sorprender para mal, por lo que todos se muestran cautos, como Carmelo Tajadura, ex alto directivo bancario y experto en análisis del sector: "Yo creo que otra crisis financiera sí que podría volver a ocurrir, pero es difícil que sea como la de 2012. En cualquier caso, el riesgo es consustancial a la actividad financiera".

Las crisis bancarias han existido, existen y existirán. Este es uno de los grandes temores a los que se enfrentan gobiernos y supervisores de todos los países, y al que España miró cara a cara hace justo diez años con la debacle de Bankia. Por impopulares que sean, este tipo de crisis exigen rescates para evitar que el sistema circulatorio de la economía colapse. Crisis de sectores como el industrial o el de servicios tienen graves repercusiones para la economía, pero acotadas. En cambio, una debacle financiera se extiende a todo el sistema.

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