La buena relación entre Slim y Botín abre la puerta a crear un nuevo gigante inmobiliario

"Nos remitimos al hecho relevante". "No hacemos comentarios". "Estamos valorando la oferta y decidiremos lo mejor para la compañía". Son las respuestas que este miércoles daban FCC, Santander y BBVA cuando se les preguntaba sobre la opa que el grupo de infraestructuras ha decidido lanzar sobre Metrovacesa, promotora controlada por los dos bancos y ahora en el punto de mira de Carlos Slim.

El empresario mexicano es un convencido del potencial del mercado inmobiliario español, como demostró en la pasada crisis, cuando se hizo con Realia y FCC; como refrendó hace dos años, cuando tomó posiciones en Quabit y Metrovacesa ante el baile de fusiones que se mascaba (y que terminó con la promotora alcarreña engullida por Neinor), y como ha rematado esta semana con el anuncio de una opa sobre la promotora dirigida por Jorge Pérez de Leza.

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"Slim entra para mandar. Aunque ahora la oferta esté limitada a hacerse con un 24%, da por hecho que terminará haciéndose con el control", afirma una fuente que conoce bien al empresario y para quien esta opa va dirigida, fundamentalmente, a adquirir el 18,5% en manos de minoritarios. A partir de ese momento, empezará el verdadero espectáculo.

Los 7,8 euros que FCC ha puesto sobre la mesa suponen una prima del 20% frente al precio de cotización al que cerró Metrovacesa el pasado lunes, última referencia antes de conocerse la oferta, pero está un 5% por debajo del precio al que BBVA tiene contabilizado su 20,85% y apenas llega a la mitad de los 14,5 euros en que valora Santander cada acción de su 49,36%.

Si Slim logra comprar ahora un 24%, como ya posee el 5,4%, se hará con el 29,4% de Metrovacesa y pasará a ser el segundo accionista, solo por detrás del banco presidido por Ana Botín, a quien conoce desde hace años y con la que tiene gran sintonía, según confirman varias fuentes consultadas. Esta buena relación es siempre un bálsamo para las grandes operaciones corporativas y Slim está acostumbrado a envidar a la grande.

Una partida cuya primera mano se juega con la propia filial que hace la oferta, FCC Inmobiliaria. Bajo este paraguas, Slim ha ido agrupando todo el ladrillo que ha ido adquiriendo desde que desembarcó en España hace una década: los activos inmobiliarios de FCC, las 400 sucursales que adquirió a CaixaBank y la inmobiliaria Realia, en la que controla el 87,86% del capital.

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Entre todas, suman activos por más de 2.000 millones de valoración, números suficientes para ser una sociedad independiente. Y, de hecho, la idea de escindir FCC Inmobiliaria lleva tiempo rondando la cabeza del empresario, que ahora, con la opa sobre Metrovacesa, gana una nueva plataforma sobre la que construir un gigante inmobiliario español.

Para conseguirlo, tiene dos caminos: con Santander o sin Santander. La posición dominante de la entidad en Metrovacesa hace imposible realizar ningún análisis sin situarla en el centro. Máxime, cuando la entidad necesita que alguien ofrezca el doble del valor en bolsa de la promotora para evitar anotarse pérdidas. O encontrar una alternativa que le permita salvar sus números.

Una opción, como apuntan observadores consultados, sería una integración de Metrovacesa y FCC Inmobiliaria, movimiento dirigido a que Slim se hiciera con el control del nuevo gigante, y el banco, con una ecuación de canje que le permitiera evitar las pérdidas.

Más fácil sería llegar a un acuerdo con BBVA, ya que además de contar con una participación mucho menor que la del eterno rival, tiene sus acciones valoradas solo un 5% por encima del precio de la opa, diferencia que abre la puerta tanto a mejoras de precio como a desinversiones rápidas para hacer liquidez.

A la espera de acontecimientos, y aunque todas las partes han asegurado haberse enterado de la oferta con el anuncio de este miércoles, tampoco pasa desapercibido el hecho de que esta propuesta llega apenas dos meses después de que Juan Béjar, expresidente de FCC, que tuvo serias diferencias con Slim, dimitiera como consejero independiente de la promotora por motivos profesionales.