Javier Botín busca 600 millones para salvar el plan de rescate de Nissan en Barcelona

QEV Tecnologies y Btech, los ganadores del proceso para reindustrializar las tres plantas que fueron de Nissan en Cataluña, se han puesto en manos de JB Capital Markets para conseguir la financiación necesaria con la que obtener los hasta 800 millones de euros comprometidos con el Gobierno español y la Generalitat. Según aseguran fuentes próximas a la operación, el banco propiedad de Javier Botín ha empezado los contactos con fondos de capital riesgo especializados en concesión de préstamos para estructurar un pool de inversores para resucitar la Zona Franca de Barcelona.

Fuentes próximas a la operación indican que QEV Tecnologies, la empresa de ingeniería catalana participada de forma minoritaria por Enrique Bañuelos, y Btech ya han firmado el contrato con JB Capital Markets para la búsqueda del dinero con el que formalizar el traspaso de las tres plantas (Zona Franca, Montcada i Reixac y Sant Andreu de la Barca) de Nissan de la Ciudad Condal y reiniciar la producción. Las dos compañías, que han creado un consorcio denominado D-Hub, han hecho entrega de la primera disposición en efectivo al bróker propiedad de Javier Botín, hermano de Ana Botín, presidenta del Banco Santander, y uno de los principales accionistas individuales.

El hijo de Emilio Botín, el que fuera presidente del primer banco español, tiene una división de financiación de deuda 'distressed' o para deuda para proyectos de alto riesgo, así como un área especializada en banca de inversión. Y, sobre todo, una buena relación en Cataluña. De hecho, fue contratado por la directiva del Fútbol Club Barcelona para levantar los 126 millones de euros que necesitaba Joan Laporta para presentar como aval y ser elegido presidente de la entidad deportiva. Un mandato que finalmente no llegó a cerrar porque, aunque consiguió la aportación de un fondo de inversión, que exigía un tipo de interés muy elevado, el abogado culé prefirió otra alternativa de última hora.

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Fuentes oficiales de JB Capital Markets han declinado hacer ningún comentario sobre este mandato y el proyecto de QEV y Btech, que recibirá entre 200 y 350 millones de euros procedentes de la Unión Europea para recapitalizar esta zona industrial de Cataluña. Los restantes entre 450 y 600 millones son los que tiene que buscar Javier Botín, que ya ha sondeado tanto a los bancos tradicionales, como CaixaBank, Sabadell y BBVA, los que más cuota de mercado tienen en la zona, como a fondos específicos en concesión de préstamos. KKR es uno de los interesados en participar en la estructuración, según fuentes financieras.

El problema es que QEV apenas factura 12 millones de euros, por lo que los potenciales acreedores pueden tener dudas sobre la capacidad de esta pequeña empresa en levantar una inversión de 800 millones, fabricar 100.000 vehículos anuales, según su plan estratégico, y crear 4.000 empleos directos y 10.000 indirectos antes de 2025. Por ellos, los financiadores pueden exigir un tipo de interés bastante alto, al considerar una operación de riesgo significativo.

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Pero lo cierto es que QEV y Btech fue la opción que se impuso en la subasta final frente a la alternativa del grupo chino GWM, la preferida por el Gobierno de España y la Generalitat de Cataluña. Y, por tanto, la única viable en estos momentos para salvar los 1.500 trabajadores de Nissan que están esperando para volver a trabajar --otros 1.000 se han acogido a las prejubilaciones a partir de los 53 años-- y que son un potencial conflicto social en el que caso de que finalmente no obtengan la financiación necesaria

Entre las medidas que pondrá en marcha D-Hub además de mantener la plantilla, destaca relanzar la marca Ebro, que en el pasado dio nombre a vehículos producidos por Motor Ibérica. Asimismo, el plan incluye la industrialización de nuevos vehículos, como los de la marca de superdeportivos eléctricos Hispano Suiza, así como el lanzamiento de una nueva marca comercial centrada en la comercialización de vehículos para el reparto de última milla.

El proyecto también contempla la producción de modelos eléctricos, incluidas las motos y las vans de última milla, los denominados Key-cars (microcoches), así como la implantación de un centro de homologación de baterías o la puesta en marcha de fabricación de pilas de hidrógeno y de intercambiadores de baterías para micromovilidad. En total, más de veinte proyectos con potenciales sinergias que irían acompañados de una operación logística para toda la zona.