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Las patatas gallegas de 'Parásitos' sextuplican sus beneficios en plena pandemia
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BONILLA A LA VISTA

Las patatas gallegas de 'Parásitos' sextuplican sus beneficios en plena pandemia

Un 10% de las ventas de esta compañía están dirigidas a Corea. Con el auge de la inflación, los productores de Bonilla a la Vista temen no ser capaces de pasar el precio al cliente

Foto: César Bonilla, propietario de las patatas Bonilla a la Vista. (Reuters/Nacho Doce)
César Bonilla, propietario de las patatas Bonilla a la Vista. (Reuters/Nacho Doce)

En 'Parásitos' hay un trocito de Galicia. En la famosa escena de la cena que comparte la familia protagonista en la casa de sus jefes, aparece en una esquina una lata de patatas fritas. En el dibujo del envase, se vislumbran las distintivas letras de la marca gallega: Bonilla a la Vista. Hoy, la película coreana tiene un Oscar, mientras que la compañía de patatas y churros ha sextuplicado su beneficio en la pandemia.

"No podremos saber si fue cosa de la película o si ha sido de la pandemia", explican desde la matriz de Bonilla a la Vista. "Creemos que seguramente haya tenido más que ver con el coronavirus, ya que durante el confinamiento el consumo de 'snacks' se disparó de forma generalizada", matizan. Epagal, filial a su vez de Bonilla e Hijos, apenas exporta un 20% de su producción de patatas fritas, pero la mitad de esta proporción es a Corea del Sur, un país que siente gran admiración por este producto 'gourmet'.

Foto: La catedral de Burgos el pasado julio. (EFE/ Santi Otero)

La empresa aterrizó en Corea en 2016. "Vendíamos nuestras patatas en locales de Barcelona, un destino muy popular entre los coreanos, y ahí empezaron a coger fama en el país", subrayan fuentes de la empresa. Allí, las patatas se venden en el formato de la lata, el envase original de la compañía fundada por Salvador Bonilla en 1932. Hoy, su hijo César es quien dirige esta empresa de unos 100 empleados, que también vende en EEUU y varios países de Europa, como Reino Unido, donde las patatas también tienen renombre. Desde la campaña de primavera-verano de 2014 de Balmain hasta un videoclip de la banda de K-pop TXT el verano pasado, las patatas Bonilla han hecho varios cameos notorios por todo el mundo.

Aunque en España están presentes en locales gourmets y algunos restaurantes de Barcelona y el norte, donde más se venden es en Galicia, tanto en bolsa como en lata. En 2020, la compañía cerró con una cifra de negocios de 5,6 millones de euros, es decir un 16% más que en 2019. Una aceleración notable en comparación con años anteriores, cuando la empresa estuvo creciendo entre un 2% y 4%.

placeholder Bonilla con sus patatas en Arteixo. (Reuters/Nacho Doce)
Bonilla con sus patatas en Arteixo. (Reuters/Nacho Doce)

Sin embargo, el mayor salto ha sido en beneficio, cuando Bonilla pasó en solo un año desde los 111.570 euros de ganancias hasta los 614.350 euros. "Más allá de las ventas, esto se debe también a dos cosas: por un lado, porque entraron en vigor unas inversiones en la producción que habíamos estado llevando a cabo en los dos años anteriores y, por el otro, porque retiramos un formato de patatas fritas más baratas que se vendían bien a hostelería, pero que no nos eran rentables", zanjan desde la empresa.

No en vano, la compañía se posiciona como un producto de calidad: sus patatas se fríen con aceite de oliva y en España cuestan desde 1 euro la bolsa de 50 gramos hasta 14 euros la lata de 500 gramos. La empresa expone sus ventas en locales 'gourmet', supermercados locales de Galicia y algunos restaurantes o bares. Según explican, su objetivo no es la masificación, sino que venderse como un producto selecto. Para Bonilla, el problema más importante ahora es la inflación.

"La forma de sortear los costes sería bajar calidad, pero eso no lo vamos a hacer"

"Nosotros tenemos un producto caro, que cuesta fabricar; no podemos hacer más que bajar la calidad, y eso no lo vamos a hacer", matizan desde la empresa. "Hasta ahora subíamos el precio y no pasaba nada, vendíamos igual; pero ahora tenemos miedo, porque creemos estar ya en el punto en el que la curva de oferta y demanda ya se han cruzado y si subimos precios se resentiría la cifra de negocios". De momento, al menos 2021 esperan que sea un ejercicio "bueno" en cifra de negocios y resultados. "Pero 2022 va a ser un año duro", avisan, detallando que ya hay algún supermercado que les ha dicho que son "patatas, no diamantes".

A esto hay que añadirle la popularidad de las patatas en regiones como Corea, sobre todo en un momento en el que el transporte sigue a un precio elevado. "Si nosotros les subimos el precio por la materia prima y encima a ellos les sube la mercancía, el producto se vuelve menos rentable", apuntan desde Bonilla. "Con el precio de los fletes, hay algunos clientes que están valorando llegar a enviar las patatas en aviones".

Los Bonilla también cuentan con un negocio de seis churrerías en A Coruña. Con la pandemia, cerraron todos los locales, por lo que la cifra de negocios de su sociedad Bonilla e Hijos se dividió a la mitad hasta los 1,8 millones de euros y la empresa entró en pérdidas (-108.971 euros). De hecho, las fábricas de patatas fritas de Bonilla también fabrican churros para estos locales y otros restaurantes de la zona, en el turno matutino. "Antes de la pandemia vendíamos 28.000 churros diarios, tras la pandemia bajamos a 18.000", describen desde Bonilla. La compañía está planeando llevar sus churros a Madrid, capital española con gran tradición churrera. Sin embargo, todavía no han sido capaces por un problema de conservación en el producto. "En cuanto solucionemos esta cuestión con la caducidad entraremos en Madrid", adelantan desde Bonilla.

En 'Parásitos' hay un trocito de Galicia. En la famosa escena de la cena que comparte la familia protagonista en la casa de sus jefes, aparece en una esquina una lata de patatas fritas. En el dibujo del envase, se vislumbran las distintivas letras de la marca gallega: Bonilla a la Vista. Hoy, la película coreana tiene un Oscar, mientras que la compañía de patatas y churros ha sextuplicado su beneficio en la pandemia.

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