La búsqueda de la eficiencia energética en los edificios no es nueva.
Aunque hoy es la protección del medioambiente lo que inspira buena parte de los proyectos en este sentido,
antes incluso de que la lucha contra el cambio climático fuera una emergencia, ya se
trabajaba en aportar a las construcciones sistemas capaces de mejorar su rendimiento ahorrando recursos.
Así surgió en 1983 Robot,
una empresa mallorquina que, al albor de la crisis energética de la época, concentró sus esfuerzos en buscar
una herramienta que permitiera a los hoteles gestionar su consumo energético obteniendo el máximo rendimiento al mínimo coste. Con los precios de la energía disparados, sus
primeros pasos se dieron en las salas de máquinas de las instalaciones hoteleras. Allí sus sistemas
permitían controlar, gestionar y automatizar la producción de energía “de forma que ajustaba la producción a la demanda que había en el edificio”, explica Jaume Simonet, director financiero de la compañía.
Casi 40 años después de aquellos primeros proyectos, la tecnología de Robot ya se utiliza en
cadenas hoteleras internacionales como las estadounidenses Hyatt y Hilton, así como
en hoteles tan reconocidos en España como Ushuaïa, Hard Rock, Meliá o Iberostar. Sus soluciones siguen siendo sinónimo de eficiencia y optimización. Sin
embargo, hoy suman a esa apuesta por el ahorro, herramientas que vienen a dar respuesta a las nuevas
necesidades de confort del sector y de los propios clientes. Desde el año 2000, no
solo cuentan con sistemas de automatización de grandes edificios o zonas comunes encaminados al ahorro.
Además, incorporan la domótica que permite que esa automatización se traslade al
funcionamiento de las instalaciones dentro de la habitación.
De esa combinación de confort y ahorro surgen, por ejemplo, herramientas que permiten poner a
funcionar la sala de máquinas cuando las necesidades de la habitación lo requieren. Pero también tecnología
capaz de apagar las luces que el cliente haya podido dejar encendidas en un descuido
o, incluso, regular la temperatura interior en una habitación para ahorrar en climatización. Y aún hay más:
permite crear lo que se conoce como escenas: “El cliente cada vez demanda más una serie de experiencias
nuevas que, en ocasiones, ya tiene en su casa y quiere ver cuando va al hotel; incluso, espera algo más”
añade Jaume.
Luces de lectura para propiciar un momento de relajación al final del
día o incluso de discoteca para animar el comienzo de las vacaciones; duchas electrónicas que te avisan
cuando está preparado el baño a la temperatura ideal… Ni siquiera es necesario
colgar el mítico cartel de ‘No molestar’ en la puerta. Con un sencillo toque sobre el ‘display’ de la
habitación es posible informar al personal de que la habitación está ocupada.
“El cliente cada vez demanda más una serie de experiencias nuevas que, en
ocasiones, ya tiene en su casa y quieres ver cuando va al hotel”
“Lo que ofrecemos a nuestros clientes es un producto tecnológico avanzado de gran calidad
y prestaciones (...). Podemos llegar a disponer de sistemas adaptados a cada
cliente en función de las demandas que nos puedan hacer llegar”, apunta Simonet. Y es que sus
herramientas son, en buena medida, el resultado del control de toda la cadena de valor: desde el diseño
de los sistemas hasta su instalación, pasando por la puesta en marcha y el mantenimiento de los mismos.
Pero no solo eso. Más allá de la inversión en I+D+i, seña de
identidad de la compañía, es importante el capital humano. Su apuesta por el talento se materializa, entre
otras, en su colaboración con la Universitat de les Illes Balears, a través de la
cual ofrecen anualmente una beca para el desarrollo de un máster: “Pensamos que es
muy importante colaborar con la universidad para que las personas que terminan sus estudios tengan un sitio
aquí en Mallorca, en Baleares, donde puedan venir a trabajar y desarrollar su formación. Que no tengan que
irse a la península o al extranjero a buscar trabajo”.
En esa apuesta por el talento autóctono —no solo en términos de capital humano, sino también
de tejido empresarial— echan en falta que “el caldo de cultivo sea más grande”, que existan compañías tecnológicas con las que establecer sinergias y que se den las condiciones
adecuadas para que suceda. Para Simonet, “es esencial que haya muchas empresas, que de las facultades salga
gente preparada para trabajar en ellas y que las instituciones las apoyen a todas”.
Un impulso a la tecnología mallorquina
Aunque la pandemia supuso un freno a los planes de expansión de la compañía, que en 2020
planeaba alcanzar cifras récord, poco a poco van recuperando el pulso. Con delegaciones permanentes en
República Dominicana y Cancún —buena parte de su negocio se concentra en hoteles del Caribe—, el director
financiero augura una próxima expansión en el sureste asiático. No obstante, tampoco
descartan aperturas de delegaciones propias en destinos nacionales como Madrid, Canarias o
Andalucía.
Con todo, el esfuerzo de Robot por mantener la plantilla, así como su apuesta por la
innovación y la internacionalización en una época complicada, llevaban a la compañía a convertirse el pasado
mes de junio en Premio Pyme del Año Illes Balears 2021, un galardón concedido por
Banco Santander y la Cámara de Comercio. “Es un reconocimiento muy importante no solo a nivel del
archipiélago, sino de la península, e incluso en el extranjero. Nos ayuda a seguir
demostrando que somos una empresa que en el campo tecnológico destinamos muchos recursos y esfuerzo para
hacer crecer nuestra actividad”.
Con más de 700 instalaciones realizadas —de las cuales más del 90% corresponde a clientes del
sector hotelero—, uno de los principales orgullos de la empresa es que “muchos clientes con
los que trabajamos repiten. Se sienten contentos, satisfechos con nuestro producto y nuestro
servicio; cuentan con nosotros cada vez que tienen que hacer una inversión en un nuevo hotel o reforma de
uno antiguo. Para nosotros esta fidelización es nuestra mayor satisfacción”.