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Iberia-Air Europa: un divorcio y una boda negociados en las playas de L. A. y el Caribe
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LA HISTORIA DE UNA RUPTURA

Iberia-Air Europa: un divorcio y una boda negociados en las playas de L. A. y el Caribe

Los principales directivos de IAG y Globalia han tratado de reconducir una compraventa tocada de muerte sin volar, explotando al máximo el teletrabajo desde zonas paradisiacas

Foto: Foto: Reuters/Archivo/Susana Vera.
Foto: Reuters/Archivo/Susana Vera.
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El teletrabajo funciona de maravilla, incluso cuando se trata de romper un acuerdo entre dos compañías aéreas que viven principalmente de vender billetes de avión a ejecutivos y turistas. Tras varias semanas de reuniones con turbulencias mareantes, incluidas palabras subidas de tono, los directivos de International Airlines Group (IAG) y Globalia confirmaron el miércoles a la Comisión Nacional del Mercado de Valores la suspensión temporal de la compraventa de Air Europa por parte de Iberia, como avanzaba El Confidencial a primera hora de la mañana.

Las dos compañías ratificaron que estaban "en una fase avanzada de las negociaciones para rescindir el acuerdo firmado el 4 de noviembre de 2019 y modificado el 20 de enero de 2021" por el que el grupo hispano-británico adquiría la aerolínea de la familia Hidalgo por 500 millones de euros. Ayer jueves ya rubricaron con otro hecho relevante todos los detalles desvelados por antelación por este medio. Lo curioso es que los ejecutivos de IAG, con sede social en Madrid, y los dueños de Air Europa, con sede social en Palma de Mallorca, estaban cada uno en una parte del mundo y ninguno de ellos en España.

Además de las turbulencias generadas por el covid, los recelos de Bruselas a una posición demasiado dominante en algunas rutas han acabado por hacer descarrilar la operación tal y como estaba concebida inicialmente. La decisión de romper el último pacto y de negociar uno nuevo para evitar el veto de la Comisión Europea la adoptaron Luis Gallego, consejero delegado de IAG, instalado hace meses en Londres, y Javier Hidalgo, que hace cerca de un mes se fue a Miami y posteriormente a Los Ángeles para quitarse de en medio de unas negociaciones en las que su padre, Pepe Hidalgo, había decidido intervenir a su manera.

Foto: EC

El patriarca de la familia acusó a Iberia de incumplimiento de contrato y les amenazó con una demanda millonaria si la compraventa no se llevaba a cabo en los términos firmados a principios de este año. El aún máximo accionista de Globalia no entendía cómo su hijo Javier había permitido cerrar un acuerdo sin recibir una cantidad por adelantado, como cuando alguien adquiere un piso, lo que le daba todo el poder al comprador, que tenía como máxima penalización el pago de 40 millones sobre una operación inicialmente tasada en 1.000.

Pepe Hidalgo dio un golpe en la mesa que descolocó a Gallego, un hombre tranquilo, hábil, racional, que se entendía perfectamente con Javier. Pero el pequeño de los Hidalgo, ante el enfado del padre, decidió tomar distancia e irse a Estados Unidos. Desaparecer. Así se lo comunicó a su homólogo de IAG, que recibió varias llamadas del fundador del grupo en tono tan elevado como exigente. El enfado del salmantino era tal que no dudó en contárselo a uno de los empresarios más relevantes del sector de la distribución en España tras asistir a un partido de la Champions.

Foto: Aviones de Iberia en el aeropuerto de Madrid-Barajas. (EFE)

Esas conversaciones y el temor más que fundado de que la Comisión Europea iba a emitir un dictamen contrario a la integración de las dos aerolíneas hicieron que Gallego plantease a la familia una solución amistosa, de continuidad, para empezar a hablar desde casi cero ante la imposibilidad de pagar los 500 millones pactados por una compañía con un patrimonio negativo de más de 700 millones cuando acabe 2021. El que fuera consejero delegado de Iberia y ahora primer ejecutivo del grupo hispano-británico propuso pagar casi el doble de la penalización incluida en el último pacto a cambio de que los Hidalgo no presentasen una demanda de más quilates en el juzgado y de que iniciasen negociaciones con otro rival, como Lufthansa.

Para limar asperezas y acercar posturas, Javier entró de nuevo en juego con la intención de negociar los detalles del nuevo acuerdo, de dejar una puerta abierta a una operación que, pese a las dificultades derivadas del covid, la mayoría de fuerzas vivas del Estado considera que es buena para España. El hijo —explosivo a ratos— le puso cordura a la negociación y tendió puentes con Gallego, en busca de una alternativa que contentase al padre y que pudiera ser aprobada por el consejo de administración de IAG.

Foto: Nadia Calviño en el Congreso. (EFE/Javier Lizón)

Cuando la oferta de los 75 millones llegó a Air Europa, Javier aún seguía en las playas de Santa Mónica, mientras que el padre había cogido el pasado viernes un avión para irse a República Dominicana, su segunda casa, donde tiene varios hoteles y muchos terrenos a su nombre particular, fuera del imperio Globalia, y donde pasa una buena parte del año disfrutando del sol y del golf. Dos lugares paradisiacos, pero a miles de kilómetros de España, mientras el futuro de la aerolínea pendía de un hilo.

Las últimas negociaciones, en las que se ha implicado directamente el Gobierno, así como la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales, el Instituto de Crédito Oficial y la banca acreedora, con el Santander al frente, han estado influidas por las diferencias horarias con la costa oeste de los Estados Unidos y con el Caribe. Más de siete horas de diferencia que han alterado la vida de los ejecutivos que sí operan desde España, así como los cuatro bufetes de abogados de ambas partes, y los miembros de los distintos organismos públicos involucrados en el trato.

El nuevo acuerdo estaba pendiente de hilar los pequeños y relevantes detalles sobre el reparto del capital y del mando en la gestión, si bien el nuevo esquema pasa porque IAG tomará un máximo del 49% del capital. Una fórmula para no consolidar la deuda de Air Europa. Unas negociaciones que van a continuar por teléfono y videoconferencia, porque ni el padre ni el hijo tienen pensado regresar a Madrid hasta pasadas las Navidades.

El teletrabajo funciona de maravilla, incluso cuando se trata de romper un acuerdo entre dos compañías aéreas que viven principalmente de vender billetes de avión a ejecutivos y turistas. Tras varias semanas de reuniones con turbulencias mareantes, incluidas palabras subidas de tono, los directivos de International Airlines Group (IAG) y Globalia confirmaron el miércoles a la Comisión Nacional del Mercado de Valores la suspensión temporal de la compraventa de Air Europa por parte de Iberia, como avanzaba El Confidencial a primera hora de la mañana.

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