Bañuelos primero se cuela en el rescate de Nissan y ahora se vuelve la opción favorita

El financiero Enrique Bañuelos se ha colado en el rescate de Nissan en Barcelona por la puerta de atrás. Pero no solo eso. Su opción se ha puesto en cabeza de la Mesa de Reindustrialización de Nissan, una vez que se ha caído la alternativa favorita de las administraciones y los sindicatos y que eran los chinos de Great Wall Motors (GWM). La firma QEV Tech Holding lidera la opción denominada “el 'hub' de electromovilidad”, que plantea convertir la planta en un parque industrial dedicado al coche eléctrico que atraería a diversas empresas de actividad complementaria. De nuevo se repite la jugada. Cuando la Generalitat está desesperada, se encomienda a Bañuelos. Pasó con Eurovegas en 2014. Y está sucediendo ahora, cuando se juegan 3.000 empleos de trabajadores que el 31 de diciembre dejarán de cobrar de Nissan Motor Ibérica.

QEV Technologies apenas factura 12 millones de euros. Parece complicado que pueda mover una inversión de 2.400 millones de euros para encabezar una producción anual de 100.000 vehículos y la creación de más de 4.000 empleos directos y 10.000 indirectos antes del 2025.

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Además, la operación Bañuelos, como siempre, es compleja: Bañuelos ha comprado una firma sueca, Inzile, dedicada a la electromovilidad y esta firma a su vez comprará el 50% de QEV Technologies. Al final de la operación, eFashion Championship PTE LTD, empresa de Bañuelos, tendrá el 63% de la empresa resultante. Su participación es muy minoritaria, ya que QEV Technologies es un accionista más, y minoritario de Corporación DHUB tech, que será la propietaria del hub si al final gana, como parece en este momento.

Tampoco hay que echar de todo la culpa a Bañuelos. Hasta el pasado lunes, el plan estrella de la Generalitat y el Gobierno español para Nissan en Barcelona era convertirlo en la maquila de una empresa china, GWM, que en términos de calidad es el equivalente a Dacia, pero en versión china. No era realista, sobre todo con los niveles salariales de los trabajadores de Nissan, que tienen en este momento una horquilla de convenio entre los 24.000 y los 49.000 euros brutos anuales.

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La caída de los chinos no ha sido una sorpresa para nadie. Todos los chinos que han venido a Cataluña a hacer coches han hecho grandes anuncios que luego no se han materializado. Ahora, que la alternativa sea el 'hub' de electromovilidad, que defiende de manera entusiasta el Consorcio de la Zona Franca, propietario de los terrenos, tampoco tiene mucho sentido. Sobre todo, como primera opción. Se está pasando de un clavo ardiendo a otro clavo ardiendo.

Ayudas públicas en juego

Una parte del negocio está en la captación de ayudas públicas. La Generalitat y el Ministerio de Industria llegaron a ofrecer a los chinos de GWM la cantidad de 200 millones de fondos públicos, según desveló TV3. Un bocado muy apetitoso para Bañuelos, para sus socios y para cualquiera. Ahora, cualquiera no tiene el historial de Bañuelos en la quiebra de Astroc y su absoluto desconocimiento en temas industriales.

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La Mesa de Reindustrialización se ha conjurado a trabajar en Navidad para evitar que 3.000 personas se vayan al paro. Algunas de las instalaciones tiene un futuro más claro, como la planta de Sant Andreu de la Barca, que podría adjudicarse al fabricante de motos eléctrica Silence.

La alternativa logística

La variante logística en este momento es la gran olvidada. Hay ofertas sobre la mesa prometedoras, como la de Cilsa, en donde están implicados el puerto de Barcelona y la inmobiliaria Merlin Properties, y que plantean una inversión de 800 millones. Pero, en este momento, no son las favoritas de la administración, y tampoco de los sindicatos, también presentes en la Mesa; por temor a dos aspectos: que no se puedan conseguir los niveles de volumen de empleo Nissan —ellos plantean más de 4.000 puestos de trabajo— y que los salarios sean mucho menores para el personal recolocado. El sueldo medio en logística es de 36.000 y 19.000 euros, muy por debajo de lo que recibe la todavía plantilla de la multinacional nipona. Así, por ejemplo, se ha exigido a las ofertas de este sector desde la Mesa de Reindustrialización de Nissan que incrementen en un 20% los salarios que pagarán, algo que ha despertado recelos en las empresas implicadas.

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Otra oferta es la del grupo australiano Goodman, que presentó un plan de inversión para Zona Franca y Montcada i Reixach de 550 millones de euros, que permitiría la creación de 3.200 empleos directos. Concretamente en Zona Franca, la firma propone el desarrollo de oficinas y un centro de datos de más de 10 megavatios de potencia, lo que no implicaría muchos puestos de trabajo de manera continuada. Mientras se dirimen todas estas alternativas, la crisis industrial se sigue incubando.