Aranco es una pyme valenciana especializada en el embalaje de palets. Fabrican sus propias máquinas y ya están preparando el salto internacional
Algunos sectores y compañías parecen tener complicado incorporar la sostenibilidad al desarrollo de su actividad, excepto si la tecnología y la innovación forman parte de su ADN. Cuando esto sucede, lo que a priori podría ser un hándicap se convierte en un valor añadido. Es el caso de Aranco, una pyme familiar valenciana especializada en el embalaje de palets y fundada en la década de 1980 que, gracias a avances como el ‘IoT’, la inteligencia artificial o el ‘machine learning’, ha conseguido adelantarse a los tiempos hasta convertirse en un referente en el mercado ibérico.
Gaizka Lara, su director general, explica que la primera revolución de la compañía llegó en 2007 cuando dejaron de trabajar con tecnología externa y decidieron fabricar sus propias máquinas envolvedoras, de acuerdo a sus criterios de calidad. “Mientras la competencia buscaba productos asiáticos, nosotros apostamos por la durabilidad y resistencia que aportan los diseños y componentes españoles. Desde entonces, confeccionamos nuestros dispositivos aquí en Valencia”, destaca. Algo similar ocurre con el film utilizado: el responsable de la empresa confirma que “el 66% del total está procesado en nuestra planta de Massamagrell, mientras que el resto es adquirido a proveedores europeos. En todos los casos se trata de plástico 100% reciclable”, apunta.
Para continuar con esta tendencia hacia la eficiencia y optimización total de recursos, la pyme valenciana está reinventando los pilares de su modelo de negocio apostando por un cambio tecnológico. Hasta ahora, su estrategia se ha basado en ceder las máquinas envolvedoras y encargarse del mantenimiento de las mismas, de tal manera que el cliente paga por su uso y la cantidad de material de embalaje consumido. “En los próximos meses y años vamos a lanzar una serie de nuevas tecnologías desarrolladas en nuestro país para tener aparatos más inteligentes que autoaprendan y se anticipen a posibles fallos para disminuir todavía más sus paradas”. Gaizka adelanta que “una de las claves será el acceso total a los datos a través de una plataforma de interoperabilidad que permita a las máquinas hablar e intercambiar información entre sí, pero también lo hagan con el film, con nosotros y con el propio ‘partner’”.
Actualmente, todas sus envolvedoras están conectadas a sus instalaciones, lo que permite a la compañía resolver el 24% de sus averías en remoto. “Con esto evitamos tener que enviar técnicos a solucionar cada problema y, por lo tanto, reducimos la huella de carbono derivada del transporte, mientras disminuimos el tiempo de parada”. Gaizka matiza que “en los casos en que no se puede resolver la incidencia de forma telemática, sí se puede realizar el diagnóstico a distancia y, posteriormente, enviar a un profesional que lleve consigo únicamente la pieza que tenga que utilizar. “Gracias a un desarrollo de algoritmos que hemos llevado a cabo en colaboración con la Universidad de Valencia, podemos perfeccionar la ruta para que este desplazamiento sea más eficiente. Optimizando somos más rentables y menos contaminantes”.
Plantas solares y agua de lluvia para limpiar las instalaciones
Precisamente, otra de las obsesiones de la firma valenciana es la sostenibilidad propia y de sus ‘partners’ y clientes. “Estamos muy implicados con las tres erres —reducir, reutilizar y reciclar— y para ello hemos disminuido el número de gramos que necesitamos en el embalaje de cada palet”, aclara Gaizka. “Hay que perseguir el mal uso del plástico y fomentar la optimización de recursos disminuyendo los residuos y emisiones . Y pone un ejemplo real: “Según nuestros cálculos, gracias a nuestras iniciativas, en los últimos 25 años hemos conseguido retirar del mercado 60.000 toneladas de producto poco eficiente”.
Sin embargo, el director general concreta que la compañía también apuesta internamente por la economía circular y la reducción de la huella de carbono. “Aprovechamos el agua de lluvia para regar en nuestras instalaciones, producimos parte de nuestra energía mediante plantas solares y el resto la contratamos con certificado de origen renovable. Al mismo tiempo, estamos cambiando nuestra flota por vehículos híbridos y eléctricos”. Todo cuenta a la hora de garantizar un futuro verde y, en este sentido, Gaizka se muestra optimista: “Al igual que los seres humanos generamos problemas por el hecho de ser muchos en el planeta, igualmente confío en nuestra capacidad de reinventarnos y mejorar el uso de cualquier materia prima”.
Cinco contrataciones al año y salto internacional
Gaizka subraya que en las ocasiones que la empresa ha querido ir más allá ha contado con el apoyo de todo el equipo, así como de los proveedores y usuarios, además del entorno financiero. “Este último nos ha permitido continuar investigando, innovando y creciendo”, asegura. “Hemos acudido a varios instrumentos que ha puesto a nuestra disposición Banco Santander y nuestra relación con ellos ha ido aumentando”. El resultado se evidencia con el crecimiento de Aranco: “Al principio éramos solo tres personas, ahora somos 42 y se están incorporando entre dos y cinco profesionales al año”, precisa.
El otro gran proyecto en el que están inmersos es su internacionalización. Actualmente, la compañía sólo opera en España y Portugal, donde cuenta con 700 clientes a los que ha cedido alrededor de 1.700 máquinas envolvedoras. “Aunque somos líderes del embalaje industrial ibérico, queremos ampliar este modelo puntero a un mercado similar como es el continental. Se trata no sólo de exportar nuestro compromiso con la rentabilidad, la eficiencia energética y la optimización de recursos, sino también con nuestra adscripción a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas y el ‘Green Deal’ europeo”, remarca.
